*Un recuerdo más*

Final.

Oscuridad.
Lo único que logro ver es nada.

Unas leves voces invaden mi audición y poco a poco van tomando fuerza hasta lograr ser perceptibles.

Mis ojos comienzan a moverse en un intento forzado por abrirse, mis manos jalan con firmeza la delgada tela que se encuentra debajo de mí.

—Tranquila, tranquila.

Unas manos suaves me sujetan y me hacen regresar al estado donde me encontraba.

Con lentitud comienzo a abrir los ojos, la luz blanca lástima mis pupilas pero poco a poco va tomando forma todo a mi alrededor.

Y la veo, es una mujer aparentemente de unos 34 años, delgada y de cabello rizado. Me mira con una sonrisa y se incorpora frente a mí.

—Mi nombre es Amelie Casares, doctora y directora de el hospital CAUDRELIER.

Al momento de decir hospital mi mente da vueltas, André disparando, el autobús golpeándome, los gritos de las personas...

Miro a mi alrededor, todo es blanco a excepción de algunos tonos azules en las paredes.

—¿Cómo llegué aquí?

—Alguien te trajo, estabas gravemente herida, al parecer alguien te seguía y cuando escapabas tropezaste en la acera y un autobús te arrolló. Por suerte lograste vivir.

Temo en preguntar pero lo hago.
—¿Y él?

—Lo atraparon, la policía lo llevó detenido al notar que tenías heridas de bala.

Mi corazón late con fuerza, siento que es un sueño, mi secuestrador está preso.

Un gran suspiro sale de mi boca logrando así sentirme libre.
Podré estar viva y sana. Podré seguir con mi vida y mi familia.

—¿Y mi familia?

—Llegaste sin nada, ni una identificación para saber quién eras. Por ello no sabíamos a donde llamar.

—Entiendo. ¿Hace cuánto llegué aquí?

—Hace dos semanas.

Un leve quejido aparece entre mis labios.
Dos semanas que estoy aquí.
Dos semanas que mi familia no sabe de mí.

—¿Puede llamar a mi familia?

La doctora me mira y me dirige una delicada sonrisa.

—Claro que sí.

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Hace un par de días que la doctora Casares llamó a mi familia pero en ningún momento respondieron.

Cientos de preguntas inundan mi mente pero trato de evitarlas y creer que están bien y que pronto estaré a su lado.

El ruido de la puerta invaden mis pensamientos, no volteo.

Sigo mirando frente a mí, a un espejo que me deja ver lo mal que llego a verme.
La doctora me toma de las manos y se sienta a un lado de mí.

—Cariño, hemos contactado con alguien que te buscaba desesperado. Te llevará a casa en un par de horas.

Mi corazón comienza a latir con fuerza.
Al fin me iré.
Estaré con mi familia y podré seguir con mi vida.

—En un par de horas saldrás de aquí.

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El aire puro y frío me golpea el rostro, bajo por las blancas escaleras de la recepción y me encamino al jeep de mi padre.

La doctora Casares al darme de alta me informó que en el auto estaría un familiar esperándome.

Al principio me pareció extraño el que mis padres no quisieran ingresar al hospital, pero supuse que era porque no querían verme en una camilla de nuevo.

Llego al auto y abro la puerta al instante el color rojo resalta en mi visión encontrándome con muchas rosas.

Sonrío, me introduzco y cierro la puerta.
Jalo las rosas para abrazar a mi padre.

Y es entonces que mi corazón se detiene. El miedo se introduce formando un nudo en el estómago, el sonríe y sujeta mi rostro antes de poner un pañuelo en mi nariz.

—¿Creíste que escaparías?

El seguro de las puertas es puesto de inmediato y mi vista se comienza a nublar.

FIN

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💕GRACIAS A TODOS POR LEER. 💕

Quiero agradecer a las personas que me leyeron hasta el final y confiaron en mí.😉
Así como a PrimaveraInvernal por aceptarme y premiar está historia con el primer lugar. 😶
Espero que me den la oportunidad de seguir escribiendo ya que es una pasión que me encanta. 🙋

Hasta la próxima lectura...
Suya, Ivonne 💕