Wasted [Fontcest]

Capítulo 24

El camino a casa fue completamente silencioso, Papyrus en ningún momento soltó al más bajo, y este tan solo miraba al suelo según avanzaban.

— ¿Por qué trataste tan bien al niño?— preguntó Papyrus al llegar a casa, soltando a Ganz.

Ganz, con confusión ante la pregunta, se colocó la ropa bien y tras mirar unos segundos la casa miró a Papyrus, esperando que desenvolupase un poco más su cuestión.

— Ya viste como la madre lo alejó de ti, ¿Por qué serías bueno con quiénes no lo merecen? Simplemente te ha tratado como a la basura... Basura que eres— finalizó.

— No recuerdo que ese chaval me haya hecho algo malo como para ignorarlo y dejarle llorando, independientemente de lo que haya hecho su madre, ella tenía sus razones, pero el pequeño no es ella— respondió simplemente.

— Menuda estupidez— comentó el más alto.

— Esta estupidez la aprendí de ti hace ya tiempo— el silencio irrumpió entre los dos, conectando sus miradas.

Silencio. Los segundos pasaban mirándose el uno al otro sin dar ni un solo movimiento, sin ninguna intención de decir nada por el momento.

— ...— al minuto, parecía que Ganz iba a hablar, pero tan solo se retractó, acallándose sin más.

¿A que era este silencio? ¿Era incómodo? ¿Era cómodo?  ¿Era necesario decir algo? ¿En algún momento se iría alguno?

— Pues esa estupidez, continuar con una mentalidad tan estúpida, te hace débil

— ¿Quién te lo dice?

— Yo mismo

— Cambiaste de golpe

— Me cambiaste tú

— Yo no quería cambiarte

— ¿Seguro? Mi media alma no dice lo mismo

— ¿Sabes lo que me dice tu media alma?

— Sorprendeme

— Que me odias

— ¿Te extraña?— Sarcástico.

Ganz negó, con toda la paz del mundo, como si no tuviese prisa alguna.

— Debo suponer que el odio es mutuo

Ganz volvió a negar.

— Siempre te voy a querer, hermano, siempre

— Yo no soy tu hermano— sentenció Papyrus, yéndose a su cuarto y cerrando la puerta.

Tal vez eso debió dolerle más a Ganz, pero no fue así, el mayor ya tenía claro que el más alto no lo tenía como hermano, y que había perdido hace mucho su afecto y respeto hace mucho. En cambio, a quien si le dolió fue a Papyrus, en este tiempo había vuelto a encariñarse con él, aunque tan solo fuese mínimamente, y por ello le había dolido decir esas palabras mientras a la vez se detestaba por caer nuevamente en esos sentimientos, no permitiría que Ganz volviese a hacerle daño, detestaba haberlo perdonado y querer abrazarlo de vuelta, volver a ver esa sonrisa que ya nunca mostraba y esos estúpidos chistes que tanto odiaba, quería volver a tener a su hermano, no a un traidor.

Meditando en su cabeza Papyrus llegó a una conclusión, era claro que lo único que tenía por Ganz era una atracción física que se iría en cuanto lo follase, ¿O no? Ese debía ser el motivo por el que Mettaton no lo satisfacía, necesitaba hacerlo con otro esqueleto.

Al día siguiente, habiendo despertado ambos aún sin hablarse desde el día anterior, el más alto tomó al pequeño, llevándolo al cuarto y encerrándose ahí con él luego de una larga noche pensándoselo.

— ¿Qué pasa?— Ganz miró al menor, con indiferencia absoluta.

No hubo ni una palabra, Papyrus arrojó a su hermano a la cama y no tardó en desnudarlo mientras se colocaba encima suyo.

Las primeras reacciones de Ganz fueron forcejear y tratar de hablar con Papyrus para que se detuviese, cosa que no logró, seguido de juntar sus desnudas piernas tratando de cubrirse con las manos. Ninguna de estas acciones le sirvió.

Su hermanito lo estaba tocando. Lo estaba besando. Lo estaba marcando. Simplemente, lo estaba violando, mientras Ganz inútilmente trataba de separarse o utilizar su magia, algo que no lograba debido a las pastillas que Papyrus le hacía tomar cada mañana al despertar.

Para cuando todo terminó, Ganz tan solo aguantaba los sollozos y lágrimas, teniendo leves hipidos en algún que otro momento mientras trataba de mantener su rostro serio e indiferente. Mel, tan solo deseaba salir y matar a Papyrus, de forma lenta, torturarlo hasta que suplicase su muerte. Y Papyrus, él tan solo no reaccionó.

Papyrus se mantuvo sin reacción alguna, se vistió y salió del cuarto dejando a Ganz solo. Lentamente su mente recordaba lo que había hecho según caminaba hacia el bosque de Snowdin, y una vez ahí, reaccionó.

Los pecados y el arrepentimiento recorrían su espalda, se daba cuenta de que acababa de hacer algo horrible a su hermano, se daba cuenta de las expresiones y súplicas que este había dado. No aguantó más, Papyrus se echó a llorar sentándose en el mismo suelo del bosque, arrepintiéndose por lo que acababa de hacer, maldiciendose a si mismo como si hubiese matado a su propio padre.

¿En qué momento se le había ido de control? No lo sabía, tan solo se había despertado con determinación a hacerlo, y no se dió cuenta del error que cometiste hasta terminarlo. Ahora lo hecho estaba hecho y nadie podría cambiarlo.

Ganz miraba la puerta del cuarto en shock, tan solo no se veía capaz de hacer nada. Las lágrimas salieron de sus cuencas en cuanto Papyrus salió del cuarto, haciendo el mismo recorrido que las marcas en su cara hasta caer en las sábanas. Oía a Mel diciendo de todo, pero tan solo no le prestaba atención, sentía incredulidad sobre lo que acababa de pasar, o más bien, no quería creer que había pasado.

Su cuerpo dolía, algunos de sus huesos presentaban muescas por los tientes de su hermano y de su parte, actualmente profanada, asomaba un líquido pegajoso que no se atrevía a mencionar.

— ¡No es un jodido sueño! ¡Deja de pensar que lo es! ¡Lo ha hecho, joder! ¡ese cabrón te ha...!— la impotencia de Mel era absoluta, tan solo siendo capaz de dar gritos mientras apretaba sus puños.

Tal vez, la relación de Mel con Ganz, no era la mejor, si peleaban a veces, discutían, se maldecían el uno al otro en silencio, pero de alguna forma lo quería, y lo único que ahora sentía, era furia. Furia, rabia, impotencia, odio. Queriendo consolar a Ganz pero sin palabras para hacerlo.

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Bueno... Dejaré esto aquí... Y me iré, Katzen~♥ bye.