Asaltados y heridos ¿algo más?

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La ciudad era pequeña y Finn y Dylan vivían cerca así que todas las tardes se iban caminando juntos hasta el bosque, donde se encontraban con Haden.

Ese día, a las 7 de la tarde, Finn pasó por el departamento de Dylan, ella lo estaba esperando en la puerta y se fueron caminando. Cuando estaban solo a unas cuadras del entonces frondoso bosque escucharon un grito ronco y fuerte, pasmado de dolor. Detuvieron su caminata, ambos dedujeron su procedencia pero Dylan reaccionó primero.

―Haden ― dijo en tono bajo como diciéndoselo a ella misma.

Salió corriendo y Finn la siguió. Haden estaba tirado en el piso con apenas fuerzas para gritar, tres tipos que aparentaban un poco más de 20 le pegaban en las costillas, en la espalda y el estómago mientras Haden se retorcía de dolor en el piso y cada vez que él intentaba levantarse lo botaban de nuevo al piso con otra patada. La escena era horrible, los lentes rotos de Haden estaban por lo menos a tres metros de la acción y por lo que se alcanzaba a ver, él ya no tenía sus zapatos y su mochila la cargaba uno de los tipos.

Dylan corrió directo hacia uno de los tipos ignorando que era dos cabezas más baja que él y tenía por lo menos 5 años menos. Mientras él no la veía, distraído pegándole a Haden, empuñó su mano y le pegó directo en la nariz y mientras se tambaleaba dándose media vuelta le dio una patada en el pecho al otro. Finn que se había quedado horrorizado por la escena, fue junto a Dylan y dio un puñetazo en el estómago empleando sus grandes bíceps que obtuvo jugando futbol americano y sus clases de defensa personal. Con una mano le agarró la cabeza por atrás, la empujó hacia abajo y le dio con la rodilla en la cara. El tipo quedó tumbado de costado y Finn le dio una patada en las costillas, él gimió de dolor, no tenía muchas heridas y no parecía haberle hecho mucho daño, pero él no se levantó. Para Finn había sido fácil pero el tipo con el que Dylan se enfrentaba era grande, musculoso por todos lados y le sobrellevaba no una cabeza sino, por lo menos, dos. Finn fue a ayudarla pero antes de que alcanzara a tocar al tipo él lo agarró por el cuello de la camiseta, lo levantó y lo tiró 2 metros lejos, Finn cayó con todo su peso sobre el codo, gritó de dolor y vio que Dylan apenas se la podía con el gigante pero era impresionante hasta donde había llegado sin quedar como Finn o Haden.

Dylan puso una cara no de dolor, ni de angustia sino de enojo. Estaba tirada en el piso sin ninguna herida mayor mientras que el matón, asumiendo que había ganado, ayudaba a su compañero a levantarse. Mientras el grandulón se alejaba, Dylan se paró, corrió hacia los asaltantes, se apoyó con un pie y saltó, se dio media vuelta en el aire y le encajó un rodillazo, justo en la parte de atrás del cuello, al tipo más grande. A este se le dobló la cabeza hacia atrás tan violentamente que le sonaron unos cuantos huesos y cayó de boca en el pavimento, inconsciente y con el cuello torcido de una forma asquerosa tanto así que Finn tuvo que aguantarse las ganas de vomitar.

Llegaron los policías y se llevaron al grandulón que Dylan había dejado inconsciente (y que seguía inconsciente). Haden no podía pararse y Finn no se podía apoyar en su brazo izquierdo, le dolía mucho, le aparecía una mancha en vista cada vez que intentaba apoyar el brazo y cuando lo tocaba, donde debería estar el hueso del codo, solo había piel.

Dylan se limpió la sangre de la boca, miró a Finn y a Haden y salió corriendo en dirección al bosque dejándolos tirados.

Volvió a los 45 minutos corriendo, cargando mochila. Tenía toda la cara sudada y todavía tenía sangre. Se arrodilló al lado de Finn y le ayudó a sentarse. Pasó una venda alrededor de su brazo, pasando por su hombro, espalda y finalmente amarrando una punta de la venda con la otra, haciendo un cabestrillo improvisado pero bueno.

Finn (con su brazo bueno) y Dylan llevaron a Haden al bosque. Estaba despierto pero le costaba estarlo, de vez en cuando se le cerraban los ojos. En cada movimiento brusco que Dylan y Finn hacían, Haden se tocaba el lado izquierdo de las costillas y lanzaba un gemido suave pero lleno de dolor.

Cuando llegaron al arroyo acostaron a Haden en el pasto sobre una manta. Finn le limpió la sangre de los cortes de la cara mientras que Dylan le tocaba suavemente las costillas. Cuando Finn terminó con los múltiples cortes de la cara, Dylan avisó que él tenía las costillas rotas.

―¿Cómo sabes? ― preguntó Finn.

Dylan le hizo un gesto para que se acercara, le tomó la mano y la guió hasta un lugar específico en las costillas de Haden.

―Presiona muy despacio ― le indicó Dylan soltando su mano.

Finn no sintió nada y ese era el problema. No sintió nada porque no había nada, la costilla estaba rota, fracturada por la mitad hacia adentro y lo único que había era piel. Finn evitó el impulso de vomitar por segunda vez en ese mismo día.

―¿Cuántas? ― preguntó.

―Según yo son dos ― afirmó Dylan ― dos... quebradas por la mitad... completamente.

Finn sacudió la cabeza. No podían estar fracturadas completamente eso no se daba normalmente, usualmente solo se fisuraban y si se quebraban solo pasaba con una sola. Pero eran dos, rotas, quebradas, fracturadas, partidas por la mitad. Cuánto tiempo estaría sin poder hacer nada, ¿dos meses? o más. Y según sus cálculos faltaba poco para que a Haden le faltara un año.

―Eh ¿y tú? ― dijo Dylan.

―Em ¿yo?... si estoy bien, no te preocupes ― dijo él mintiendo.

Dylan se acercó de todas maneras a Finn. Con extrema cautela le quitó la venda del brazo y lo apoyó en su regazo. Le tocó el codo, solo había piel. Encontró el hueso del codo separado del hueso del antebrazo o como sea que se llame pero no completamente, estaban unidos por un tendón. Finn intentó aparentar que se sentía bien e intentó apoyarse pero su brazo se lo impidió. Se le nubló la vista cuando sintió como sus dos huesos chocaban entre sí.

―Finn quédate quieto ― le sugirió Dylan ― ¿si?

Él asintió, en todo caso no se iba a mover de ahí.

―Creo que tienes desencajado el codo Finn ― Aseguró Dylan. Una de dos, o te llevo al médico con Haden o te encajo el brazo aquí mismo, ahora.

―¿Sabes encajar un brazo? ― preguntó Finn como si no se lo creyera.

―Sí, no preguntes ― explicó Dylan.

Finn eligió la segunda opción. Dylan ya le había vencido al tipo grande ella sola, había corrido de ida y vuelta hasta la cumbre en 15 minutos, había vendado a Finn y llevado a Haden al bosque y ahora tenía que llevar a los dos al hospital. Era injusto y si Finn podía ayudar, no cabía duda de que lo iba a hacer.

Dylan le agarró el brazo, con una mano en la muñeca y la otra en el bíceps. "Te va a doler" le había advertido ella pero ya no había vuelta atrás.

―¿Listo? ―preguntó Dylan

Él asintió, se mordió el labio y cerró los ojos mientras que sentía que Dylan le apretaba con más fuerza el brazo. Finn solo sintió cuando su brazo se movió, impulsado por Dylan que hacía una torsión. Escuchó que el hueso crujía tres veces y no abrió los ojos hasta que sintió cómo el dolor le subía hasta el brazo y aumentaba en forma alarmante. Dejó escapar un grito pero el dolor no duró mucho.

Dylan volvió a instalarle el cabestrillo improvisado y le advirtió que todavía no se apoyara o se le saldría el hueso de nuevo. Llevaron a Haden al hospital de turno más cercano, bueno, Dylan lo llevó, Finn no podía usar su brazo todavía.

Antes de morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora