Capítulo dieciséis.

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—No vengo en mala —admitió la menor—. Quiero hablar contigo, prometo comportarme.

— ¿Por qué debería confiar en ti cuando me haz tratado como la mierda? —Las sucias palabras salieron de la boca de Abby. Sus amigas aún no se acostumbraban a esta versión de ella; ruda y rebelde.

—Vamos, sé que te mueres de ganas por saber lo que voy a decirte. Seré buena —intentaba con todas sus fuerzas ser amable.

—Puedes llevarte a nuestra chica si una de nosotras está presente —Courtney quería esta ahí para asegurarse de que la muñeca estará bien.

—Bien, pero tiene que ser en la que más confíe —ella ponía a prueba al grupo—. Te he visto con Court más que con el resto, así que puede ir ella —la rubia respiró sin darse cuenta de que sostuvo el aire en sus pulmones por un largo rato.

Se miraron cómplices y justas fueron detrás de Careen. Abby no podía ni imaginarse lo que hablarían pero ella parecía seria y decidida en decirle aquello. Los nervios se apoderaban del cuerpo de la castaña, esperaba que no le dijera nuevamente que se alejara de su hermano y que era una rompe una familia.

Cerca de la salida, detrás de un árbol pararon. La muñeca quiso comenzar la conversación pero no sabía que decir porque estaba totalmente desinformada sobre el tema.

—Iré al grano —las manos de la chica se agitaron—. Quiero ser tu amiga, mi hermano ha estado feliz desde que llegó y me di cuenta de que no gano ni pierdo molestándote. Lo que más me importa en la vida es él, si tu eres su felicidad, que así sea. Ignora las cosas que te dije sobre mi familia porque no puedo ser yo quién decida su futuro. Te dije que venía en son de paz y sé que no tendremos confianza de un día a otro pero si, quiero conocerte.

— ¿Y cómo aseguramos que no le harás daño? —Courtney desde el primer segundo estuvo a la defensiva—. Pondremos algunas reglas —Abby rió ante las reacciones de su amiga—. La primera, hasta que confiemos en ti, Abbu no estará contigo a solas. Segunda; no podrás comprarnos con regalos así que anda olvidándolos de inmediato y por último, no intentarás arruinar lo que sea que mi amiga y tu hermano estén teniendo. Si lo haces pagarás caro.

—Dios, Courtney ¿nunca te han dicho que hablas demasiado? —Se aburrió.

—Te daremos una oportunidad —Abby habló—, pero tomaré en cuenta lo que dijo ella —apuntó a Court.

—Entonces que así sea —sonrió en grande y extendió su mano a la muñeca.

Juntas volvieron al comedor. Nadie le explicó al resto lo que pasó afuera pero sospecharon y sacaron diferentes conclusiones. La menor de los Bieber hablaba animada con el grupo, seguía siendo incómodo tenerla ahí. Intentaron lo más posible en incluirla porque a pesar de que no les caía del todo bien, sus corazones se ablandaron un poco. La castaña quería preguntar sobre Justin; ayer fue el último mensaje que compartieron y realmente se conmovió con el fin de semanas que pasaron juntos, le dieron muchas ganas de seguir hablando con él y le llamaba la atención que fuera tan persistente con sus metas; en este caso, tenerla a ella.

Al parecer las malas noticias estaban presentes aún; al llegar a casa el olor a alcohol fue insoportable, se dirigió a la cocina con temor. Allí estaba la señora Bauers cocinando pero el olor fue peor, la mujer estuvo bebiendo quizá por cuanto tiempo. La chica se acercó, tocó el hombro de su madre pero se arrepintió al segundo; Doris la abrazó diciéndole lo orgullosa que se sentía de tener una hija ejemplar, que lo único que le faltaba era un chico con dinero que se case con ella y la mantenga el resto de su vida.

Sentimientos de una muñeca © j.b.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora