El gran cambio de mi vida

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Ocurrió un día de verano en la ciudad de Eastbourne, la más cálida de todo el país.

Era su tercer y último año de intercambio allí y Cristina estaba en la playa, triste, pero no solo por eso; también estaba Pablo, aquel chico el de los ojos bonitos del color de la Coca-Cola. Él llevaba yendo con Cristina los tres años a Inglaterra y, durante aquel tiempo se habían hecho muy buenos amigos, pero en los últimos días de ese caluroso mes de agosto ella había empezado a sentir algo más por él, aunque tenía miedo de decírselo. Entre tanto pensar apareció él, el corazón le dio un vuelco, y encima, llevaba esa sudadera que tanto le favorecía  ¡Joder, que oportuno! ya bastante pillada estaba.

Cristina notó como se le subía el color a las mejillas cuando él se acercó y le dio un abrazo con esa preciosa sonrisa suya pintada en la cara, aunque en esa ocasión tenía un aire nostálgico. 

Empezaron a caminar recordando los buenos momentos que habían compartido en aquella playa dos meses al año durante los últimos tres años.

Durante uno de los ataques de risa que sufrieron, Pablo, de repente se paró en seco y cogió a Cristina de las manos. Estaban en las rocas donde hablaron por primera vez durante aquella excursión del instituto inglés.

Cristina no sabía ni dónde meterse de lo roja que debía de estar, el corazón se le iba a salir del pecho, atravesando antes las costillas y todo lo que se encontraba a su alcance para meter más ruido y que él se enterase, claro está. Pero antes de que pudiera decir nada Pablo empezó a hablar:

-Sabes que desde que nos conocimos has sido una de mis mejores amigas, que siempre me quedaran los recuerdos y todo lo bueno, que este sitio siempre será nuestro pequeño secreto y que “Diamonds” será nuestra canción; me da mucha pena que estos últimos meses se hayan pasado tan rápido y que esto se acabe ya. Muchas gracias por todo fea, te quiero mucho.

Cristina tenía ganas de llorar, muchas, entonces Pablo le planto un beso en la mejilla y se dio la vuelta para irse, pero en ese momento pensando en que quizás no se volverían a ver, ella le agarro de la sudadera.

-Espera- le dijo,y le besó.

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