Capítulo 2

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Sin hacer el más mínimo ruido cerró la ventana. Ya había escuchado demasiado. No podía

dejar que aquellas palabras le hicieran daño y estaba dispuesto a demostrarles que se equivocaban.

Iría a tomar una copa con ellas y esbozaría su mejor sonrisa fingida, aunque se muriera por dentro.

Se retocó el maquillaje, que era bastante natural, por que sí, los chicos tambien tienen derecho a maquillarse. La apariencia es lo más importante, y ellos esperaban a Jungkook perfecto de siempre.

Antes de salir se detuvo frente al jacinto blanco que adornaba su escritorio y aspiro su aroma.

Antes de salir se detuvo frente al jacinto blanco que adornaba su escritorio y aspiro su aroma

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(Jacinto blanco, por si alguien no sabía como es)


Era el unico objeto personal que ocupaba su escritorio, siempre ordenado y despejado.

Reanimado por aquel soplo de vida, levantó la barbilla y fingió que no le importaba en absoluto.

En cuanto llegó al bar, volvieron a flaquearle las fuerzas y, como siempre, terminó al lado de Max. En cuestión de segundos se enfrascaron en una acalorada discusión de asuntos de trabajo.

Las obras de remodelación del hotel empezaban el día siguiente y habían muchos temas pendientes , Max también lo veía como un adicto al trabajo. Él lo había contratado recién graduado y se había convertido en su mentor. Gracias a él había llegado tan lejos. Trabajando el día entero había conseguido estar a la altura del desafío.

Max le había vendido a una cadena especializada en hoteles temáticos de lujo.

Él ya estaba cerca de la jubilación y con ese trato se había asegurado unos buenos ingresos, pero también le había augurado (asegurado) un gran futuro a Jungkook. La cadena tenía hoteles en varías ciudades y si jugaban bien sus cartas podría elegir cualquiera de ellos.
El problema era que Jungkook no sabía si quería seguir adelante con ello.
Un hotel más grande. Más horas de trabajo. Había empezado a pensar que ya era hora de tomarse un descanso y disfrutar de la vida. Se había pasado mucho tiempo complaciendo los deseos de otros, y quizá no merecía la pena. Pero no podía decírselo a Max. Él le había dado su gran oportunidad y él no podía evitar querer complacerlo.

Miró hacia el grupo de mujeres. Con la copa en la mano reían y flirteaban con los camareros. Él, en cambio, seguía charlando de negocios con su jefe de sesenta y cinco años mientras se tomaba una limonada.

<<Qué aburrido...>>

Ellas tenían razón. Ya estaba empezando a deprimirse. Había trabajado muy duro, pero... ¿ Para qué? ¿ De quién era el sueño que perseguía?

Se disculpó y fue hacia el bar. Le pidió al camarero que echara un poco de ginebra en el vaso. Le dio un trago y miró hacia la barra. El bar todavía estaba medio vacío. Había algunos jefes sentados en la mesa y otros dos hombres estaban jugando al billar. No pudo evitar fijarse en uno de ellos. Estaba de espaldas a él y desde luego, tenía un buen trasero.

Aunque no entrara en el juego, Jungkook sabía apreciar lo bueno.

Aunque no entrara en el juego, Jungkook sabía apreciar lo bueno

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Una tentadora propuesta | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora