2. Noche ocupah'

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Un sonido desesperante me sacó de la inconciencia, mis parpados pesaban y mi boca estaba seca.

Solté un bostezo y estire todos mis músculos aun dentro de mis cobijas, joder, el frio empezaba a manifestarse. Estire mi mano hacia la pequeña mesa de noche que se encontraba a un lado de mi cama y presione el pequeño teléfono verde que se mostraba en la pantalla de mi móvil.

-Álo –mi voz salió ronca y apagada.

-Mangel, ¿ehtas bien tio? –la vocecilla de Cheeto contestó al otro lado de la línea.

-¡Cheeto!, sí, si me encuentro bien.

-Pueh eho' ehpero, porque no quieroh hacerla de nana ehte fin de semana –sonreí por su forma de decirme que se preocupaba.

-Tranquilo, tío. Sólo que pase una noche compliah' y no pude dormih, de hecho apenah acabo de dehpetar.

-¿Así que una noche compliah'? ¡¡¡Eeehhh!!! –su tono burlón me dejo claro lo que él entendió.

-No, gilipollas, no eh lo que piensah. Ehtube toda la noche pensando gilipolleceh y no pude dormih hasta ehta mañana.

-Pero tío, puedeh pensar cuando tengah ochenta años, ahora eh pa' dihfrutar la vida y esas cosas.

-Ya, de acuerdoh.

-Ya, que tampoco hablo para regañarte. Ehta noche nos vamoh a juntar en el departamentoh de Rubiuh, queriamoh pasar una noche de amigoh y que mejor que hoy sabado.

-¿En el departamentoh de Rubiuh? –mi voz salió un poco desesperada y trate de fingir un poco –Digo, lo que pasa eh que la última veh fue en el dapartamentoh de Alexby.

-Que sí, tío. Va a seh en el departamentoh del pohte. Te ehperamoh a las seis, gilipollah. Sólo va a ehtar Alex, Rubiuh, tú y yo, tampocoh eh que vaya a ir media España.

-De acuerdoh, los veo allá.

-Vale.

Colgué el móvil y me levante perezosamente dirigiéndome a la cocina donde llene el tazón de comida de Johnny.

Me senté un rato en el sillón para ver cualquier programa que me llamara la atención, al cambiar de canal pude fijarme en la hora "5:32"

Joder, me levante de sopetón y me dirigí a cambiar mi pijama por algo mejor. No voy a mentir, me encontraba nervioso por el simple hecho de ver a Rubius. Con tan sólo pensar en él los vellitos de mi nuca se ponían de puntita y un cosquilleo inundaba mi pecho. Parezco una chiquilla enamorada.

Busque y busque en mi armario y nada me parecía apropiado, quería que Rubius pensara que era... no sé, ¿Guapo? ¿Lindo?

Maldita sea, lancé un bufido desesperado y me avente a mi cama cerrando mis ojos frustrado.

No sabía que ese gilipollas podría ponerme así sin pensarlo. 

Estrellas Latentes (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora