42. The Sun is going down

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–Dime... Al, ¿hasta ahora te das cuenta de que va nuestra historia?

Tensé mi mandíbula, traté de que no saliera ninguna palabra ni pensamiento que colocará en peligro a mi hermana que colgaba inconsciente.

–Cada paso estaba determinado... Todo se entrelaza para que estuvieras con nosotros, ¿acaso no lo ves?

Sonreí nervioso.

–Lastimosamente, soy algo miope. Genética, señor Ludtke, espero que no sea un tema fuera de su entendimiento.

Sentí un fuerte latigazo en mi brazo derecho. Ahogue mi quejido y trate de concentrarme para salir de esta situación. Mire a Ludtke que sostenía su varita en alto con una sonrisa sádica.

–¡Por eso me encantas, Al! ¿Cómo puede bromear en esta situación? Bien, te la explicare mejor: Tu hermana esta con una maldición, puesta especialmente por mí, un movimiento en falso y la activare. ¿Recuerdas esa maldición que rasga los órganos? Es la misma. Además, tu tía se encuentra vigilada por una de los nuestros. Su secretaria de mayor confianza, una agitada de varita y ¡BUM!

Comencé a morderme con nerviosismo mi mejilla hasta que sentí como la carne cedía y comenzaba a sangrar.

–Entonces, ¿qué quieres? ¿dinero? o simplemente quieres demostrar el poder de una organización, dilo.

Ludtke hizo una extraña mueca de satisfacción y bajó su varita. Se acercó a mí y coloco su mano en mi hombro.

–¿Te acuerdas lo que te dije esa vez, en la mansión Malfoy? Vendrás con nosotros, por tus propios pies. Eso significa que traicionaras a tu familia. No te pedimos demasiado, una maldición menor que provoque dolor a cualquiera de tus pariente y listo. Luego te unirás con nosotros y prometemos no tocar un pelo de tu familia.

–¿Me crees tan tonto como para confiar en la palabra de un loco? Nada me constata de que cumplirás esa promesa, en cualquier momento atacaras a cualquier miembro de mi familia.

Se limitó a sonreír y levantó la varita. Luego escuche el grito desgarrador de mi hermana. La maldición había sido activada. Ludtke negó juguetón son su dedo índice.

–No, no. Debes decir 'claro', nada más –observo mi expresión al ver a mi hermana retorciéndose en el aire por el dolor, disfrutándola –Oh, tranquilo. No la matara, duele menos que un crucio... pero puedo hacer que la mate... lentamente. Así que... dime tu respuesta, Al.

–Maldito, si haces este tipo de cosas ¿crees que me iré mas fácilmente con un grupo de bastardos?

Ludtke soltó una risotada. Los gritos resonaban en el bosque y no me permitían pensar claramente. Sentía pánico. Quería salvar a mi hermana, sola, retorciéndose de dolor. Pidiendo entre quejidos algo de ayuda.

–Ya me estas molestando con tu terquedad... Mira, Al, te estoy dando dos opciones: vienes con nosotros o mato a tu hermana y a tu tía. No te mentiré, podría hacerlo más adelante, pero mantendré mi promesa mientras este junto a nosotros. ¡Ah! ¿Cómo olvidarme de tu padre? Sí, él... bueno, digamos que no debería confiar tan rápido en sus subalternos.

Sentía que estaba tomando decisiones al azar, desesperado por ayudar a mi hermana. Sintiendo como la bilis se acumulaba en mi garganta. Los ojos escociendo y un terrible peso en el pecho. Ella no podía hablar con claridad, la mordaza se lo impedía. Pero escuchaba con claridad sus gritos de dolor. Sabía que me estaban manipulando psicológicamente, pero no podía evitarlo. Solo quería salvar a mi hermana de ese sufrimiento.

–Sí... -me arrepentí de haberlo pronunciado, pero no podía simplemente dejar a mi hermana ahí -está bien. Acepto.

Ludtke aplaudió eufórico y mi hermana dejó de gritar. También la descendió suavemente y permitió que me moviera. No pude evitar que mi vista se nublara con lágrimas. Me acerque a ella, que aun jadeaba adolorida y parecía tan cansada. Coloque su cabeza suavemente en mis piernas y la acaricie tratando de disipar el dolor. Le susurre palabras tranquilizadoras y quite suavemente su mordaza.

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⏰ Última actualización: Dec 12, 2017 ⏰

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