01» Endeble

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C A P Í T U L O 1

"Endeble"

SAN FRANCISCO, ESTADOS UNIDOS

ACTUALIDAD



Las escasas gotas de lluvia golpeaban el cristal del BMW y algunas se colaban al interior de este por la abertura de la ventana.

El color obscuro del cielo se iluminaba con los relámpagos y el estruendoso sonido de los truenos azotaba mis oídos.

―Hemos llegado.

Despegué la mirada de la ventana al escuchar la voz de la tía Mel y la dirigí a sus grises ojos para descubrir que me miraba con una sonrisa, una sonrisa llena de dulzura como solo ella podía darlas. Quise devolverle el gesto pero mi rostro estaba paralizado mostrando solo una seria expresión.

Me puse la mochila y abrí la puerta del copiloto más no salí del auto. Me quedé en silencio. Quise darle las gracias, por cuidar de mí, por ser como una madre durante estos dos años pero las palabras se quedaban atoradas en mi garganta. Le dediqué una rápida mirada y bajé del auto.

Subí la capucha de mi sudadera y metí mis manos en mis bolsillos delanteros.

Caminé sin dejar de observar el Instituto.

Fruncí el ceño al notar que un grupo chicas me miraban con sonrisas ladinas en sus rostros. Negué con la cabeza cuando una de ellas tiró de su blusa mostrando su sostén.

― ¡Vamos Elisa, es lunes! Puedes ser una zorra mañana.

Todos estallaron en carcajadas mientras yo sentía mi cuerpo pesado al escuchar aquella voz. Esa que pensé no volver a escuchar.

― ¡Cállate! ―chilló.

Seguí la mirada de la tal Elisa desesperadamente para dar con la persona que había ocupado mis pensamientos por cientos de días y noches.

Ella estaba recargada en una lujosa camioneta negra de doble cabina. Luciendo hermosa con sus prendas oscuras y ajustadas. A su lado izquierdo estaban Gaunthier y Mike con sonrisas burlonas provocadas por la escena mientras que a su lado derecho estaba otro chico que desconocía.

Seguí observándola con la esperanza de que siquiera se percatara que estaba ahí.

― ¿Por qué no vienes a callarme? ―ella preguntó sin titubear para después dar un paso hacia el frente.

La chica llamada Elisa simplemente tomó sus cosas y se dispuso a entrar al Instituto pero antes de que su acción se viera realizada unas palabras frías y duras se colaron por sus oídos.

―Ve a buscar a tu próximo cliente por la noche, no aquí en la escuela ―Elisa escuchó pero no se giró, solo se quedó tiesa en su lugar ―Que pena me das.

Elisa camino hasta adentrarse en el Instituto así que pensé que todo había terminado y que podía acercarme a ella para hacerle ver que estaba aquí, que yo había regresado pero una vez más la debilidad abrumadora que me había atacado desde la muerte de mis padres y hermano se apoderó de mí.

Decidí que ni mi cuerpo ni mi corazón estaban en condiciones para hacerle frente a la chica que mi ser amaba sin conciencia así que me giré para emprender mi camino al interior de aquel Instituto.

Al contemplarlo me pregunté si yo estaba mentalmente estable para estar aquí.

Busqué recargarme en una pared para tomar aire y estabilizarme.

Todo está bien, todo está bien.

Después de eso mis ojos veían la situación como en cámara lenta.

―Oye, chico te estás perdiendo de la pelea.

Una pequeña chica rubia lucía emocionada y yo solo me sentí desconcertado.

―Anda, ¡vamos!

La rubia avanzó y yo la seguí pero era como si mis pies caminaran solos.

Una multitud de alumnos eufóricos tapaba los alrededores a donde se encontraba la camioneta negra.

Apresuré el paso y me abrí lugar entre ellos.

En el suelo estaba un chico con la nariz evidentemente rota y por esta no dejaba de brotar sangre.

Antes de que mi cerebro se preguntara quien lo había hecho mis ojos fueron a dar al puño derecho de Gaunthier que estaba bañado en sangre.

Al mismo tiempo que alcé la mirada todas mis defensas bajaron. Ella estaba frente a mí, mirándome. Al tenerla tan cerca pude apreciar lo gris de su cabello teñido.

Todos los gritos de aquellos estudiantes no entraban por mis oídos, lo único que podía escuchar era la voz de ella diciendo:

―Ya era hora de que regresaras. 

ROUND OF GAMEWhere stories live. Discover now