A veces me imagino tu cara en la multitud.

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Imagino que te cruzo en calles que jamás estarías.

La escena está buena, apenas nos miramos, ninguno dice nada, vos vas en auto y yo caminando. Nos quedamos con la sensación de que no tiene nada que ver que nos hayamos visto, que vos no tenías que estar ahí pero justo pasaste, justo también yo, en ese momento; y a vos se te ocurrió mirar para el lado que a mí también.

La mejor parte, en realidad, es la escena siguiente: cada uno maquinando con lo que le generó, preguntándose por el destino, por las energías, por la casualidad, habiendo visto al otro más lindo o más feo, más gordo o más flaco, más feliz o más infeliz; sin saber qué nos alegra más de todas esas opciones.

Imagino, también, que te cruzo cerca de tu casa. Es raro: camino por ahí con esa sensación de "tranquilamente podríamos encontrarnos ahora mismo". Pero nunca pasa. Es tan factible, que no sucede. A veces termino pensando que hay más probabilidades de que te vea en otros lugares aunque ninguno de los dos vaya a ir nunca. Más de una vez forzamos encuentros "casuales" y terminaron sin darse. Supongo que nada de todas las cosas que pueden unirnos son suficientemente fuertes como para lograrlo.

No tenemos ganas, ya.

El destino parece decirnos a gritos que no tenemos nada que ver.

A la casualidad no se le ocurre, tampoco, ni siquiera como para marearnos un poco.

Ni siquiera nuestro instinto, lo más animal (que fue lo último que compartimos y lo primero que nos traicionó desde nuestro "Adios para siempre").

Imagino que te cruzo, supongo, porque me olvidé de vos no en el sentido típico "ya no te amo" si no que no me acuerdo tu manera de hablar, de moverte, de reirte, de enojarte. Y menos que menos tu modo de hablarme, moverme, hacerme reir y enojarte conmigo. No me preocupa, sólo me inquieta. Por eso imagino que te cruzo. Y porque me gustan las escenas de novela, aunque sean sólo en mi cabeza, en mi casa, y esté de segura de que si se dan en la realidad serían más lejanas a una telenovela que Garfield cortando una porción chiquita y comiendo todo el resto de la lasaña.

《y digo que ya no te necesito》

Cristales de Amor AmarilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora