Algo estaba pertubando su incomprendida cabeza, y parecía haber formado un tipo de capricho u obsesión con la presencia del joven de lentes, que ahora a penas se acercaba para pedirle la hora.
Desde el día que se atrevió a levantar su voz y hacer visibles sus quejas y preocupaciones, se encaró en contra de él, nació algo muy dentro del excéntrico compositor era una sensación excitante, emocionante y explosiva que hacía perder el rumbo de sus pensamientos.
Hoy se encontraba debajo de un árbol en el extenso jardín de la Otowakan, disfrutando de su soledad tranquilamente, había madrugado para meditar sobre qué ocurría por sus fugaces y extraños pensamientos, pues era incapaz de cerrar un ojo con el montón inexplicables cavilaciones.
Masajeó el puente de su nariz de manera frustrada, sin lograr su mero objetivo.
Por casualidad logró divisar a la distancia por la ventana de la gigantesca mansión el cuerpo del atormentado compositor, Schubert, ahora un "rapero" estrafalario que no le prestaba ni un poco de su atención, el corazón del enmarañado hombre saltó como si de un trampolín se tratase cuando captó que atrapó la atención del chico haciéndolo mirar hasta donde el mismo se encontraba, pero el alivio denoto en su cuerpo cuando notó que no traía sus gafas.
Cubrió su boca contrariado por sus sentimientos y corrió la mirada para disimular lo que acababa de pasar.
Sin embargo sus deseos le jugaron una mala pasada, como si fuese un pequeño niño volvió a mirarlo con anhelo tal vez deseando su adorable apoyo y compañía.No, se corrigió, la deseaba de verdad aunque el porqué aún no era claro para el hombre.
Resopló, quería volver a oír sus palabras llenas de admiración, de devoción que lo animaban sutilmente cada vez que estaba haciendo sus emblemáticas actividades.
- No hay otra opción.- Habló para sí mismo, levantándose determinado, si tanto anhelo residía en su ser para tener a aquel joven a su lado, lo traería de vuelta.De cualquier forma.
...
¿cómo era aquella palabra?
Oh, por supuesto: autosuficiente así es como Schubert se sentía por primera vez en décadas, y eso se le notaba con la ligereza de transmitir sus palabras a través de un Freestyle a cualquiera que se interpusiera frente suya.Sin embargo, aunque demostrase toda su rebeldía a través de aquellas palabras, eran totalmente vacías... si bien se sentía satisfecho con lo que era ahora, sabía que no era suficiente y que no encajaba con su perfil; seguía en busca profundamente de lo que llaman su yo verdadero.
Algo que producía un choque consigo mismo, llegando a deprimirse por no poder ser lo que realmente quisiera.Era exhausto discutir con el mismo, sabía que jamás iba a llegar a un acuerdo por más que lo deseara, pues esa era la esencia que el mismo percibía de su persona, que jamás estaría satisfecho con la acción que hiciera.
Dobló su pijamas para luego guardarlo, procuraba madrugar antes que cualquier otro para evitar un escenario donde fuese humillado por un malentendido.
Se sentó inconforme sobre el sofá donde habría estado durmiendo, sus propios pensamientos resonaban por su mente y le hacían preguntarse sí de verdad valía la pena el cambio que hizo aunque ya fuese un poco más autosuficiente con su persona, sin necesitar ayuda de nada, ni de nadie.
...sabía que eso no era cierto.
Resopló intentado quitarle peso a su propio asunto mientras llevaba la mano a su cabeza, pero bruscamente fue detenida por una mano ajena a la suya.
— Franz Schubert. —
Al oír aquella voz, sintió como sus vellos se erizaron, la sala hizo eco de su grave vozarrón.Volteó con desesperación para poder reencontrarse con el mayor quien lo miraba inexpresivo, típico de Beethoven se sintió intimidado.
Se preguntaba qué era lo que necesitaba, alzó una ceja.
Sin aviso ni nada, Ludwig tomó al menor de la ropa volteándolo desde el sofá, quedándose mirando al joven compositor sin palabras.
— Beethoven...— Suspiró el joven atónito con la actitud del mayor, estaba siendo demasiado brusco. — ¿Q-Qué necesita? — Volvió a hablarle de usted, sin duda parecía muy intimidante con sus penetrantes ojos esmeralda.
El nombrado lo soltó con frustración, no sabía cómo expresar sus sentimientos de forma sutil.
— Franz... ¿Porqué ya no me sigue? — No sabía si esas eran las palabras correctas pero era la única forma de aclarar las cosas.El rapero pestañeo confundido ¿ El hombre que admiraba preguntaba por su presencia? Percibió una oleada de emociones abatir con su cuerpo, con lo que enseguida su corazón no tardó en latir desenfrenado.
¿Esto era un sueño? Deseaba que no, por fin lo había notado.
Cubrió con sus temblorosas mano su boca, claramente conmovido.— Respondeme. — Volvió a mirar de forma directa al pelirrojo.— Porfavor.— Pidió.
Ahora el de lentes reaccionaba, era verdad, desde que se había convertido en un buscador de rimas ya no era dependiente de su maestro. Quizás porque necesitaba y quería demostrar que era lo suficientemente autónomo ante sus compañeros compositores, que no era ya un hombre con complejos de inferioridad, ya no más... aunque esto fuese totalmente una mentira.
Su inexistente autoestima era su gran fallo.
Schubert miró el suelo apenado, era una gran vergüenza comentarle sus temores al compositor de alto calibre.
— Sentía que... si ya no era dependiente de usted y de nadie más, notarían un cambio, me notarían a mí... no al perdedor que siempre esta llorando por su miserable vida y mala suerte.
Que sí me comportaba como un hombre hostil, orgulloso casi como el idiota de Mozart... no sería invisible. — Se desahogo. Y vaya que lo tenía muy guardado, pero sabía que con Beethoven podría confiarle sus secretos.
Franz sonrió tristemente.Mientras que Ludwig sintió como una parte de él se rompía y sentía la empatía por aquel hombrecillo, entendía su lamento y no era algo muy lejano para el reconocido compositor, sabía lo que la soledad podía hacerle a un hombre... en su pasado cuando pareció la sordera, sentía como cada vez más la desolación se convertía en su amiga. Pero eso ya era un pasado, y aprendió a no depender de la opinion ajena, cosa que al joven le faltaba.
— Si bien antes tenía amigos con quien poder consolarme, ahora... estoy completamente solo ni siquiera usted es algo mío. — Se sobo su nuca, esto era incómodo.
Beethoven se acercó al chico y posó su mano para transmitirle algo de seguridad.
— Franz... no se puede vivir del pasado, por lo más bonito que haya sido...
Y por lo de tu soledad..., sé que es complicado, vivir con personas excentricas, conmigo, es dificil... pero ahora que lo entiendo.— Extendió su mano al triste joven.— Puedo ofrecerte mi amistad.— Sonrió con suavidad. Y miró con ternura al chico.
Schubert sólo asintió, lloró y se tiró a los brazos del compositor.
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Ich weiß es nicht. [BetoSchu]
FanfictionÉl ya no era el mismo, pero Beethoven no tenía derecho a reclamarle cuando estaba a su lado lo único que hacía era ignorarle.