Capítulo VI: Duelos decisivos - Parte 2.

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El suceso ocurrió tan rápido. Agata yacía con una mano en su mejilla izquierda, desconcertada, intentando cubrir la clara herida superficial con gotas carmesí sin apartar la vista de su contrincante, ahora con una espada de tonalidades grisáceas e negras con un grabado extraño, la empuñadura con un discreto topacio e, por supuesto, una enorme sonrisa en el rostro de su portadora.

ED: -( Lo que me temía...)-.

AS: -Tch... ¿qué clase de trapo sucio es ese Firelight?- apuntándome con su lanza en un claro gesto de furia, además de bocas abiertas en la multitud que observaba, excepto la del joven Dimmitri, donde nuevamente sus labios inexpresivos reflejaban... ¿nada?.

AF: -Solo observaste lo que tu ego te permit- ¡tch! (Apuntó a mi arteria principal... esto... no es una práctica nadamás...) ¿q-qué pretendes Serendeen?-.

AS: -Solo me tomaste con la guardia baja; los alumnos de la Academia Jeon no decepcionan nunca ¿eh? -en un tono burlón y alegre exclamó, mientras ejercía fuerza contra la espada de la peli-negra, donde se encontraba peligrosamente como un péndulo, la punta electrificada de su arma, que si tuviese conciencia, probablemente estaría ansiosa de rozar el cuello frente a esta.

DG: Recargado sobre una mano en su asiento, sin mutarse, en un tono frío pero serio, ocultaba su ahora presente preocupación ante el camino que estaba tomando el dichoso duelo. - Señorita Serendeen, creo que está demás siendo quien es, el que deba recordarle las reglas establecidas antes de iniciar el duelo; no quiero llevarla en su primer día de clases a la dirección.

AS: -Descuide profesor, no está en mis planes ser sancionada y menos por mi contricante- con completo desdén, ejerció aún más fuerza, pero comenzaba a tener la sensación que lentamente su arma aumentaba de temperatura. -¿qué tramas eh? No me digas que tú...-.

AF:- ¿También desperté mi elemento antes que el promedio? -con una ligera sonrisa ladina, alejando de una patada al estómago a su contrincante, ésta última tose levemente seguido de un intercambio de filos entre ambas.

AS: -Como dije, los de Jeon no decepcionan-.

AF: -Lo tomaré como un halago-.

FT: ¡Am, cuidado!

Antes que Fleur terminara ya me encontraba en el suelo. Aturdida, solo lograba escuchar gritos a lo lejos, a mi compañera de cuarto mover los labios pronunciando cosas que no comprendía, mas mi atención se enfocaba principalmente en tres cosas: en el dolor que recorría cada parte de mi cuerpo ante la descarga eléctrica; en las llamas de tonalidades azules y verduzcas cual fuego fatuo que recubrían mi espada, y en cómo yo me levantaría de ese suelo sabor a derrota.

DG: -¡Serendeen, a la torre del reloj ahora!- exclamó lleno de furia el profesor con un expresivo gesto hacia el centro del salón, mas el verme levantarme con rapidez e una clara mirada de desdén, ira, y sed de venganza con espada en mano dispuesta a atacar, le detuvo unos segundos más antes de aproximarse. - (No puede ser...).

AF: -Gracias por la descarga, chispita.- con una amplia sonrisa que, si se prestaba suficiente atención, se notaba un ligero cambio en el color de sus ojos, una curiosa combinación entre azul y anaranjado. -Pero... definitivamente me dolió. Y eso... no puedo dejarlo pasar.- acercándose paso a paso hasta que, sin previo aviso, su andar se detuvo, la tonalidad habitual de sus ojos una vez más se hizo presente, cerrando éstos últimos hacia una oscuridad desconocida, con su cuerpo en el suelo y las miradas de terror, inclusive de la contrincante, en un infinito silencio.

ZD: -¿Era necesario que hicieras eso? Digo, al menos le hubieras puesto una almohada para la caída, ¿no crees?- mencionó el joven zorro de hebras plateadas sentado en una rama del árbol milenario en el centro del bosque, observando cada paso que imitaba la sombra a la persona que cuestionaba, bajo la luz de la luna.

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