Al Ataque

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La figura de un Tigre de mediano tamaño, se estrelló con fuerza en el costado de la desagradable criatura quimérica, distrayéndola lo suficiente para evitar el ataque directo contra Kai. El Alboroto fue suficiente para que el tigre-león tratara de huir, pero ya estaba rodeado por los demás secuaces, en una alineación sin fugaz. Por lo que aunque no era de pensar de forma pesimista, sentía que solo había alargado lo inevitable, era imposible salir de ese embrollo, estaba bloqueado y lo odiaba.


El rugido furioso de Joon se convirtió en carcajadas, enfrentando a Seokjin, dejándoles a sus subordinados la pequeña molestia –Pero miren que tenemos aquí, ¿es esto a lo que llaman un dejavú? Que deliciosa sensación, volver a reflejarme en tus ojos llenos de miedo y determinación, pero ahora no es un León omega que protege a la pareja de su hijo mayor y a sus tres engendros. No, ahora es el hermoso tigre quien protege a los bastardos que él mismo abandono y negó. ¡De nuevo lo estás haciendo! Sacrificándolo todo por tus errores, déjalos morir Jin, evita más perdidas, por una vez en tu patética vida se fiel a tu verdadera manada- Rugió como si lo estuvieran matando, desagradable e hiriente, la maldición de la contaminación estaba menguando su vida cada vez más rápido, solo unas horas más.


-No puede ser- Llamó la atención Kai, aun en su forma semi-humana –Eres...tu...¿papá?- De todos los reencuentros que pudo imaginar, estar en una situación de muerte no era la ideal.


Seokjin no podía quitarle los ojos de encima a Joon, estaba en medio de la batalla, aunque sonara cruel, debía primero asegurar la supervivencia de su cachorro -¿No le responderás al chico?- Se burló cruelmente el Alfa –Bueno, igual no hay tiempo de emotivos abrazos, están rodeados y no hay nadie que pueda salvarlos- Se regocijo en su victoria, observando en las celdas del fondo, como su hermano, Hoseok, aunque batallaba, no era capaz de liberarse y auxiliar a su Omega –Es el momento de terminar lo que deje inconcluso 18 años atrás.


-Nam tenía razón, el problema no es el grupo sino sus líderes, tigres como tú, codiciosos, vengativos, que no respetan las sagradas reglas de convivencia, tratando de separar a una pareja marcada, atacando a un omega embarazado, corrompiendo el templo del bosque, aquí el único bastardo que debería morir eres tú- Aunque sonaba enojado, en la mente de Jin solo resonaba la palabra, tiempo, tenía que hacer tiempo, hasta que sus otros dos cachorros terminaran la trampa –Debí ser valiente, traer a mis cachorros donde pertenecían, ese ha sido mi más grande error, darle la espalda al regalo que me dio Shiba y lo pagare con mi vida si es necesario- Rugió con todas sus fuerzas a la par que efectuaba un ataque directo, incrustando sus garras en la cara de Joon.


Este se lo quito como si de un molesto mosquito se tratase, mandando a volar el cuerpo del Omega hasta que la pared detuvo de forma inmediata su trayecto, dejándolo débil y malherido en el suelo rocoso -¿Enserio? Eres más tonto de lo que pensé Jin, en este momento soy invencible, ningún mortal se me compara.


-No le hagas más daño- Lo retó Kai, quien tenía el campo de batalla lleno de sus clones, emanando de su cuerpo un aura negra, contaminada.


-Me pregunto qué cachorro heredo la inteligencia del León, porque tú eres igual en todos los sentidos a Jin. No hay forma de que me venzan, por lo que sus pequeños intentos de retraso solo los está poniendo en ridículo, como pequeñas ratas que corren desesperadas en una caja, totalmente a merced de su cazador- Pronto la magia de la que se alimentaba el don de Kai, sería muy pesada por la contaminación, no podría filtrarla en su cuerpo, colapsándolo, acabando con la patética tetra de los clones.


Joon no había descuidado los demás elementos del lugar, Hoseok y los cachorros estaban atrapados pero Chanmi y Darren, seguían correteando, escondiéndose, estaban tramando algo. Como si estuvieran sincronizados, en el mismo momento que Kai cayó y desaparecieron todos los cebos que mantenían ocupados a las Mantícoras, sus dos mellizos aparecieron, uno a cada extremo del calabozo.


-Quien diría que entregarían a su pequeño hermano como carnada, que malvados- Tomo de los cabellos el cuerpo inconsciente del omega –Tienen alguna forma de compensarlo o solo fue un intento fallido- Darren hervía en rabia, pero esperó paciente, empuñando sus manos hasta que los nudillos se volvieron blancos y sus palmas sangraron.


-...Cancerbero fue desterrado, todas sus criaturas sufrirán el mismo destino- Termino de recitar Chanmi en voz alta, al tiempo que todas las paredes del lugar empezaban a refulgir en una dorada luz, ardiendo con la flama más pura del mundo terrenal –¡Siente el verdadero poder del Chaman legitimo!- Rugió ordenándole a la luz expenderse, quemando los cuerpos impuros a su paso, arrancándoles asquerosos gemidos de agonía.


El hechizo de purificación era lo suficiente fuerte para crear quemaduras, que hicieron huir despavoridos a las Mantícoras y a su Líder, refugiándose en lo alto del calabozo, sin ningún lugar a donde más huir, todo bajo la potencia del genuino poder de la Leona, que manteniendo toda su concentración mantuvo la luz. Era el turno de Darren, corriendo por el blanco escenario, primero libero a Hoseok y sus cachorros, quienes agradecieron corrieron hacia Seokjin. Luego se apuró para auxiliar el cuerpo moribundo de su hermano –Lo siento pequeño, trate de ser más rápido pero era más importante que todas las runas fueran correctas- Se disculpó, totalmente afligido.


-¡Salgamos de aquí!- Le grito el Alfa mayor, en sus brazos reposaba su pareja mientras sus cachorros se aferraban a sus piernas y su hijo mayor sostenía al más pequeño. Darren le señalo la salida, por donde salieron todos -¿Y tu hermana?


-Tiene que quedarse, mantenerlos sellados en esa cámara hasta que consigamos ayuda- Se apresuró a explicar, sin detener sus pasos ni un solo momento, el tiempo era limitado. No era fácil dejar a su hermana, pero ella podría mantenerse por una hora, era el tiempo necesario para ir por ayuda, él era rápido, podía hacerlo, era su turno de defender a sus hermanos.


Aunque las escaleras eran empinadas, no tardaron mucho en llegar al piso superior del templo, donde los cuerpos de quienes no fueron convertidos en Mantícoras, reposaban envueltos en una aura negra y corrosiva. Hoseok maldijo, observando la tétrica escena, todos estaban muertos ¿Ese sería el fin de los tigres del bosque? –Soy el peor Alfa que pudo tener esta manada- Murmuro mirando el rostro pálido de Jin, sin saber que debería hacer, dándole la razón a su familia, él no tenía madera para dirigir a los tigres.


-Lo siento, luego puedes lamentarte tanto como quieras- lo interrumpió Darren, dejando enfrente el cuerpo de su hermano- Debo correr y buscar ayuda de los Leones, por favor, cuide a mis hermanos- Le pidió, mirándolo con aquella intensa mirada, tan similar a la del León negro, un Líder diferente a Hoseok, decidido y feroz, a quien seguramente no le hubiera pasado esto.


-Ve niño, puedo vigilar a los heridos, busca a los verdaderos guerreros- Tomó cerca el cuerpo de Kai.


-Muchas gracias y no se preocupe, creó que en estas situaciones solo debe actuar, no se quede lamentándose- Se despidió formal, trasmutando completamente en su animal, tan grande como un León, con una abundante melena negra al igual que todo su cuerpo, surcado por hermosas franjas anaranjadas, un tigre-león en todo su esplendor, un verdadero Líder en toda la regla. 


CONTINUARA


El Rugido Salvaje[1] /Kookmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora