Capítulo 6. Pequeños cristales.

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–Pero mi niña ¿De verdad que te encuentras bien?– juro que lleva como media hora preguntándome que me ocurría ayer y si estoy bien.

–Por..... Bueno da igual he perdido la cuenta, abuela estoy bien, enserio, solo se quedó en un simple dolor de barriga.

–Vale, vale como digas

–Anda me voy a correr, en un rato vuelvo– le doy un rápido besó en la cabeza y salgo por la puerta.

He pensado en salir a correr por el mismo sitio que el otro dia para ver si por suerte me lo encuentro y consigo que me aclare algunas cosas pero nada, no hay rastro del chico por ningún lado y lo peor de todo es que me es imposible localizarlo; ni siquiera se su nombre solo recuerdo que me dijo que lo solían llamar S, ¿Qué porque? Pues ni idea, otra pregunta más a la larga lista que ya tengo.

Siento como la mochilita de cuerdas que llevo a la espalda vibra ¿Un mensaje?

De: Mdm
Hoy es sábado, te veo en la discoteca y no me vayas a fallar, la cerveza espera por ti! 

Pues la verdad es que no me acordaba de esta chica ni de esa dichosa discoteca y la verdad es que tenía cero ganas de ir a un lugar lleno de adolescentes con las hormonas revolucionadas restregrandose unos con otros frenéticamente y bebiendo alcohol por doquier y dios sabe que otras cosas peeeeeeeero puede que el tal S vaya a aquel lugar y pueda hablar con él así que si, Camila irás a por esa cerveza.

Vuelvo a casa y el día sigue de lo más aburrido, me pasó la tarde en la cama sin hacer nada hasta que creo que ya es una hora considerable para comenzar ha arreglarme; me ducho, me peino con una cola alta y me maquillo, luego paso cómo 3 horas frente al armario pensando que cojones ponerme.

– ¿Querida, vas a salir?–esto huele a interrogatorio.

–Eh si ¿No te importa verdad?

–Sal mi niña y vive tu juventud pero ten cuidado

–Claro no te preocupes, chao abuela– me despido con la mano.

– Y Camila, usa protección– no puedo evitar incomodarme y que mis mejillas tomen un color más rojizo.

–¡María! ¿Pero qué dices por dios!– y me voy antes de que la cosa se ponga aún más incómoda para mí.

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Entro al local y está abarrotado de gente, Camila tranquila, no te agobies nadie te va a hacer daño. No puedo evitar ponerme muy muy nerviosa, tener tanta gente a mi alrededor hace que mis miedos vuelvan y no pueda evitar que crea que cualquiera me va hacer daño.

Busco con la mirada a la chica, la encuentro dentro de la barra sirviendo y decido acercarme.

–¡Hey hola! ¿Camila que tal, cómo andas?– tiene una sonrisa preciosa.

–Eh pues muy bien ¿y tú?

–¡Perfecta! Aunque estoy muy atareada, ¿Quieres esa cerveza?– he de comentar que soy 0 alcohol.

–oh vale, ¿Por qué no? Jaja

Me la sirve y vuelve a su trabajo, bebo un sorbo y buag... Definitivamente la cerveza no es lo mío pero no pienso hacerle el feo y me la bebo entera.

–Oye pero si te la bebiste en un segundo, ¿Qué te parece si nos tomamos unos chupito?– oh oh Camila cuidado, Camila control.

–¡Marchando!– vale, me estoy viniendo arriba.

Me bebo 3 chupitos y estoy algo mareada así que decido ir al baño y relajarme un poco.

Abro la primera puerta que veo y oh....

Yo si cumplo mis promesas pelirroja (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora