Un poco adulta para estas cosas

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El tono insistente del timbre la despertó. Tenía la chimenea encendida, pero un frío mortal corrió por sus venas al notar que era medianoche. Contestó al rato, armada con el palo de una escoba, y la nariz del reno seguía sobre el botón cuando salió. Iba a cerrar de nuevo, lívida, cuando sintió el ruido sobre el tejado. Alguien intentaba entrar. Corrió al exterior, sin creerlo. Allí encontró el trineo. Los demás renos empujaban al gordo de rojo, en vano.    

El fantasma en mi tintero - Pequeñas historiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora