Capítulo 17: convierte a tu enemigo.

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La hechicera Paulina se encontraba en el bar, a la espera de Oscar. Lucecita había mandado la invitación al espectro del hechicero y éste le informó a su guardián.
  Mientras tanto, la Titán Aveline permaneció en meditación completa en su habitación, aún no podía asimilar lo que hizo la maga.
El resto del equipo seguía en entrenamientos, esperando la orden de Cayde y Eris para seguir el rastro del rey.

El Guardián Oscar llegó minutos tarde de lo citado, al entrar al bar inmediatamente vió a la hechicera, que permanecía sin su armadura. --Veo que no eres tan puntual de lo que pareces —habló al verle llegar—. Toma asiento, por favor.

—Espectro. Armadura —ordenó. Su espectro desmaterializó la armadura del guardián para guardarla seguido de tomar asiento frente a la hechicera —. Muy bien, aquí esto. ¿De qué quieres hablar?

—De muchas cosas —tomó su trago y colocó el vaso sobre la mesa—, pero por ahora sólo quiero hacerte una invitación de clan a tu equipo y a tí.

  El hechicero la miró con confusión, no estaba enterado al tanto de ocurrido en la escuadra de la hechicera. Paulina le sirvió un trago. —¿Clan? Suena interesante pero... ¿Qué te hace pensar que yo aceptaré?

—Imaginé que dirías eso —la hechicera sonrió. Llevó su mano derecha hasta su cadera para tomar y colocar su revólver sobre la mesa—. Dejemos que mi Última palabra lo decida.

La hechicera logró obtener un arma excepcional, creada a base del plano de una mítica arma. La Última palabra, arma del cazador fallecido: Jared Ward; pero heredada a su discípulo: Shin Malpur.
La armería de la Torre otorgaba el arma a los Guardianes honorables y capaces de una agilidad.

Paulina colocó una bala en el cargador y lo giró. —Sí hay bala, aceptas. Sí no hay bala, niegas. ¿De acuerdo?

—Ver la Última palabra con una hechicera me sorprende —habló al apreciar el arma—. Me sorprendes, Paulina. Acepto tu reto.

El Guardián se puso de pie y tomó el revólver. Supo que su peso era ligeramente mayor al de otro revólver, miró a los ojos de la hechicera y volvió colocarlo sobre la mesa para girarlo. La boca señaló a la hechicera. —La última palabra la tendrás tú —sonrió. La hechicera tomó el arma cargada—, y no exactamente me refiero al arma.

La Guardiana apuntó el revólver a su cabeza para accionar el gatillo, su agilidad y habilidad de manejo rápidamente cambió de dirección hacia la botella del vino que bebían; la bala le hizo estallar. Eso indicaba que el equipo del hechicero estaban dentro del clan.

—La invitación llegará a tu habitación dentro de unos días —enfundó su arma nuevamente—, suerte en tus misiones, y no preocupes por la botella: ya la había pagado.

La hechicera abandonó el lugar, dejando al Guardián junto a su espectro y demás Guardianes que convivían en el sitio, y que también observaron el suceso.

—Oscar —su espectro salió a la vista—, esa Guardiana es tan... Íntimidante. No me sorprende que le tengas algo de respeto —recibió un mensaje de reunión con Cayde—. Oh... Ahora Cayde te requiere en la sala.

Los encomendados de la misión ordenada por Cayde habían regresado con los códigos de ocultación, habían vuelto con vida después de enfrentarse a poseídos dentro del búnker. Los poseídos se habían apoderado del cosmódromo en cuestión de horas, cuando los Caídos les costó meses.

Los mentores y Eris permanecían en la sala, acompañados del resto del equipo. Los códigos fueron traídos, y con esto podrían volver invisible a un guardián, el dilema era quién sería el infiltrado en el ritual de Crota.

Destiny: Guardianes.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora