A ti, amor mío

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Hola mi amor, el tiempo ya ha pasado

El tiempo se ha extinto en tu suave caminar de reloj

Solo han quedado mis cartas quemadas y el recuerdo de un adiós ya lejano.

Dios me maldijo al poder quererte, pero es blasfemia no poder creerte

En tus miradas tortuosas, y en aquellos labios que me contaban cosas que no sentías

Tu labial vino que tan estético te quedaba, hoy solo es un fotograma en una nota pegada

Pegada en el cuadro que solías mirar, y que yo, que yo no entendía.

Mi mirar ahora se dirige a la botella de vino del 71 que solíamos tomar

Junto a la risa de los niños en el patio, jugando en el arroyo que llegaste a diseñar en tu mente

Pero ahora ya no esta ni la risa, ni el arroyo

Solo estoy yo con la botella en mis manos, y con un corte en los labios

Corte que no se compara con el que hoy llevo en mi corazón.

Hice trazos en mi libreta para poder retratar, encontraba los ángulos donde podía encajar

Tus bellas facciones de dama francesa, pero de francesa solo tenías aquel gracioso acento

Acento que hoy suelo escuchar en las grabaciones, y en los vídeos

Hice trazos en mi libreta, pero ella, ella esta enterrada junto a mis mañanas y atardeceres.

Solía escuchar música romántica con aroma a barroco, junto a tu risa en un casette

Bajo la pintura de un Cristo crucificado, porque al igual que él 

Yo también llevaba una tortura, y la música sonaba cada vez más azul y triste

Porque yo, yo también estaba triste.

Hoy me parte el alma verte camina por aquel parte, porque estabas en todos lados y en ninguno

Pero en aquel parque siempre estabas, con aquella graciosa forma de mirar

Pero nadie sabía que me iba a terminar de enamorar

De aquella dama que llevaba una camisa a cuadrados y una suave voz al hablar.

Pero desde que te fuiste, ya no soy más que un simple cuadro más 

Apilado entre los adioses y llantos lejanos, y esperando que alguien me lleve

Me lleve para poder acompañar, acompañar en tu felicidad

Porque aún así tu felicidad sea rosa carmesí, en ti encontré el morado de mi azul vivir.

Ahora las fotos están quemadas en aquel lugar vacío de nuestra habitación

La pinte negra y blanca, negra porque odiaba quererte y blanca porque soñaba en no odiar.

Tengo la cajetilla de cigarros americana y las gafas de sol con las que me conociste

Y sería descortés decirte que me canse de escribirte

Porque respuesta alguna de ti ya no tengo

Es que no fuiste a los brazos de aquel chico nuevo que tanto me nombraste

Te fuiste a la gloria de un creador inexistente, y yo sigo aquí, soñando con que regreses.

Los niños no existieron, nuestra casa de cartón 

Nuestra casa de cartón era la casa de muñecas que solías adornar

Junto a tu lavabo que decías que era un arroyo el cuál algún día te hubiera gustado visitar

Y hoy solo me queda mirar, mirar y soñar.

Mi tinta se apaga, mis versos se esfuman junto a los cigarrillos de esta caja

Espero algún día poder irte a visitar, porque el cielo tiene un no se que, que me llega a aterrar

Es porque no creo en Dios, y tu te fuiste con aquel crucifijo de plata

Que un día rechacé, y hoy solo quiero añorar.

Espero secarme pronto con lo viejo que estoy, y así volver a cantar

junto a tus vinilos, y a mis atardecer con vino o champagne

Y entre los ángeles celosos

Una vez más volverte a amar.

Adiós amor mío

Que el infierno aveces es un lugar más cálido que el gélido cielo.

Canciones de una alma desesperadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora