Si tú vas, yo también

Capítulo 29

 MIÉRCOLES EN LA MAÑANA

El silencioso e incómodo ambiente dentro del jeep hizo que Iván maldijera en voz baja; Isaac ya no llevaba las agujas en su brazo, de eso se había encargado Silvia. El muchacho se quejó varias veces mientras ella intentaba quitárselas, al final Isaac cesó y se comportó como <<un buen paciente>> puntualizó Silvia.

- Quiero saber algo- soltó de repente Fernando-¿Cómo funcionaba el intercomunicador? me refiero a cómo sabías que ellos nos escuchaban.

- ¡Oh, claro! Tienen derecho a saber. Las personas de afuera, de quien recibo órdenes, tienen una especie de control donde pueden controlar el encendido y el apagado del aparato. La cuestión es que no había estado encendido en ningún momento y eso se los aseguro, quizás la señal se distorsiona en ciertas áreas y por eso no se habían podido comunica... Hasta ayer, por eso comencé a hacer tantas preguntas. Ellos me pidieron que lo hiciera, y bueno... necesitaba hacerlo para que creyeran en mí.

- Aun así nos advertiste. ¿Por qué?

- No se me hace justo lo que les hicieron. O los planes que tenían. Si ellos conocían de la existencia de vida humana en La Zona y no hicieron nada para sacarlos de aquí, no se merecen mi servicio.

- ¿Entonces prefieres que nos atrapen y experimenten con nosotros? – intervino Iván.

- No, ¡Claro que no! Prefiero que los revisen, que los atiendan y los dejen en libertad. Aunque sé que eso no va a pasar. Si alguno de ellos llega a verlos, estarán muertos porque tendrán una vida dentro de un laboratorio. De cualquier forma ellos creen que me mataron, quizás eso nos traiga ventajas. Ahora no existo.

Dejaron un basto camino atrás e Iván reparó en algo: no habían cargado gasolina para nada desde el día anterior, cuando encontraron a Chris.

- Christina- dijo el joven rompiendo el silencio- ¿Con que funciona el auto? Por que tendría un tanque muy grande si fuera por gasolina-.La Capitana dio una risotada negando con la cabeza.

- No, ni con gasolina ni con electricidad.

- También lo pensé. Un auto eléctrico. Pero si no lo es...

- Es solar. Energía solar. Tiene unas sendas que absorben la energía todo el día y se almacena. Por eso no se acaba nunca, podríamos viajar en este jeep toda la vida y no ocuparíamos más que las ganas-. Cris volvió a reír y se detuvo al pensar que las personas que estaba llevando no conocían todos los avances de la ciencia, medicina, ingeniería o cualquier cosa. Ellos no tenían idea de lo que pasaba afuera del Muro, en el mundo.

- Autos impulsados con energía solar. ¡Dios mío!- gritó Iván en la parte trasera, esa idea le pareció increíble.

- Sí, bueno... los primeros prototipos fueron buenos pero ahora, ¡uff! Los primeros autos que sacaron que funcionaban con energía solar, tenían un límite. Ahm- Chris se tomó un tiempo para poder explicarlo-. Sí usaban la energía solar pero llegaba un momento en que el auto hacía un cambio y funcionaba con gasolina hasta ser recargado de nuevo. Las celdas solares que utilizaban fueron evolucionando hasta que se logró que el auto funcionara únicamente con la energía solar que capta a todas horas, así recibe la energía y la convierte para impulsar el coche...

Estaban atónitos. Lo que la ciencia y la tecnología podían hacer era inimaginable. Iván era el más emocionado. <<¡Qué clase de artefactos habría en la actualidad!>> se preguntó y dejó que su imaginación volara.

El grupo seguía en busca de Ana. Gritaban su nombre cada dos o tres minutos y revisaban detrás de los gruesos arbustos, por si se escondía en ellos. Por más cuidadosos que fueran, encontrar a Ana en aquel bosquecillo crecido sería como encontrar una aguja en un pajar.