EL VECINO

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Aura vivía en un pequeño pueblo donde habitaban pocas personas.

Vivía en una casa frente a otras dos. Entre las casas pasaba una carretera poco transitada.

Un día, mientras Aura se vestía para irse a la universidad del pueblo de al lado, vio que la casa de delante tenía todas las luces encendidas; cuando ya salía de su casa e iba caminando para coger el coche, se dio cuenta de que en esa casa hacía años que no vivía nadie.

En un principio pensó que alguien podría haber comprado la casa pero ella no había visto a nadie durante todos esos días. Cuando volvió de la universidad era tarde y se fue directamente a su casa.

A la mañana del día siguiente Aura se levantó temprano, desayunó, se vistió y preparó unas ricas galletas para darle la bienvenida a sus nuevos vecinos. Cuando salió, cruzó la carretera y llamó a la puerta de la casa de enfrente. Silencio. Nadie abrió la puerta. Llamó por segunda vez y parecía que no había nadie allí.

Como nadie contestaba fue a hablar con los vecinos que vivían en la otra casa. Ellos le dijeron que no habían visto a nadie entrar en todos esos días (igual que ella) y que por la noche escuchaban ruidos extraños.

Aura decidió mudarse a un pueblo nuevo donde encontró una magnífica casa que estaba muy cerca de la universidad donde iba.

Al cabo de pocos días de vivir en su nueva casa, empezó a escuchar ruidos extraños en la casa de al lado y recibía continuas llamadas sin escuchar nada al otro lado.

Comenzaba a estar harta de todo este asunto y fue cuando decidió ir a investigar sobre la casa que estaba a su lado.

Sábado por la mañana. Se levantó y se preparó para entrar en aquella misteriosa casa. Salió a la calle y se dirigió hasta allí. Llamó a la puerta y como nadie contestó, entró.

Al principio, cuando Aura entró todo le parecía normal, una casa que parecía deshabitada, sin muebles, llena de polvo...

Cuando acabó de echar un vistazo a la primera planta y ya estaba subiendo las escaleras para ir a la segunda, empezó a escuchar ruidos muy raros que provenían del sótano. Inspeccionó el segundo piso rápidamente y se dirigió al sótano, pero lo que ella no sabía es que había dejado por mirar en una de las habitaciones.

En el sótano, frente a las escaleras, había una pared donde había una palabra escrita. "¿Morirás?" se preguntó ella al ver esa pared de ladrillo con la palabra escrita.

Llena de curiosidad se acercó a la pared, pero al recordar esas palabras que una vez le dijo su madre, subió rápidamente las escaleras y se dirigió a su casa. "La curiosidad mató al gato" recordaba Aura una y otra vez.

Al día siguiente, no se atrevía a salir a la calle, así que se quedó todo el domingo en su hermosa casa (la cual era muy rara a la vez, porque con lo grande que era, Aura la compró por muy bajo precio.)

El lunes no hizo nada especial, solo fue a la universidad donde ella iba a estudiar. Pero el martes...

El martes por la mañana tenía una sensación muy rara en el cuerpo, desde la última vez que fue a esa casa, la curiosidad de saber qué sucedía allí la mataba por dentro. Así que decidió ir otra vez.

Preparó una mochila con todas las cosas que pensaba que necesitaría si algo inesperado pasaba y se dirigió a esa misteriosa casa.

Inspeccionó el primer piso otra vez y subió al segundo (como el día anterior). Arriba se podía ver una luz amarillenta que salía de una de las habitaciones. Miró en todas las habitaciones y nada extraño había, pero se dio cuenta de que el otro día le faltó por mirar en una.

Entonces entró y se dio cuenta de que allí una lámpara vieja estaba encendida y que en la pared había escrita la misma palabra que en la pared del sótano: "morirás".

Muerta de pavor se dirigió al sótano donde no había luz, solo entraba un poco por una pequeña ventana.

Aura se acercó al muro donde estaba escrita la misteriosa palabra y de pronto unas manos la atraparon. Ella, muerta de miedo, corrió hacia las escaleras pero no podía, estaba atrapada de pies y manos. Con el corazón a mil intentó deshacerse de esas manos que parecían de espíritus pero no pudo. Esos espíritus que la retenían la sujetaban más y más fuerte, hasta que al final cayó rendida y las manos se la llevaron hacia el interior del muro.

En la casa sonó una alarma inexistente que se escuchaba muy lejos. Entonces vino la policía, que estudió el caso muy profundamente.

"La chica estaba loca, pobrecita" decía el jefe de los policías. Pero el más joven no estaba convencido de que esa fuese la razón.

Al poco tiempo, Jeff (el policía más joven) se mudó a la antigua casa de Aura para investigar y saber qué pasó en realidad.

Pero chicos y chicas, "la curiosidad mató al gato".



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