Troy

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"Pensé que salir con una chica podía ayudarme a dejar mi pasado atrás y como consecuencia por ese deseo desesperado Hanna se alejó de mi" reflexionaba mientras salía del cine hacia mi casa.

Cuando llegue, me fui a mi cuarto y lleno de ira lance mis cosas contra las paredes, en medio del acto encontré una pequeña foto arrugada de mi familia y detrás de esta tenía escrito:

" Entiendo tu odio, pero por lo que más quieras, no permitas que el rencor y las malas enseñanzas de tu padre te perjudiquen en tu vida.

Espero que encuentres el amor como yo lo encontré hace ya años atrás.

Atte: Tu abuela "

Terminando de leer esas palabras, sentí como repentinamente venían todos aquellos recuerdos nocivos de mi familia quebrada por la angustia y el engaño de mi padre y mi enfermo hermano.

"Bien lo aceptaré, soy un fracasado y un inepto, como pude pensar que si amando exacerbadamente a alguien esa persona también sería así conmigo, debería ir a disculparme con Hanna por sobrepasar me " Me decía mientras levantaba mis pertenencias del suelo, agarre mi abrigo y salí a la calle en la dirección que se había ido ella.

Después de un rato caminando en la calle escucho un grito, no entendí lo que decía pero corrí hacia ella y me encontré a aquella mujer que antes había visto con su vestido beige en el piso. Me le acerqué despacio y le dije

" Hanna que dicha que te encuentro, de verdad perdoname" espero un rato y sigo " Dejame ayudarte ..."

" No Troy ya hiciste suficiente " responde molesta y hastiada de mis palabras, y sigue: " Solo alejate de mi no quiero verte más en mi vida "

Al oír sus palabras mi corazón se entristeció y dije amargamente mientras me alejaba: " Lamento mucho haberte obligado a algo que realmente no querías conmigo ", así me fui nuevamente a mi hogar frío en medio de la nada. Caminando hacia ahí pensé en el verdadero fracaso que soy aunque mi orgullo lo niegue.

Casi llegando a mi hogar, me senté en una banca a admirar el paisaje congelado del bosque, luego de un rato, logro ver un siervo malherido a recostado a un ciprés, y me decía mientras corría hacia él:
"¿Como puede existir seres tan malvados para herir a un animal y dejar que sufra en ves de terminar su amarga existencia?"

No pude evitar ver su cuerpo, estaba perforado por una escopeta y su rostro era muy triste pero a la ves imploraba la muerte, saque mi cuchilla y aunque mi corazón me impedía mover mi mano hacia el cuello del siervo, mi cerebro me obligó a cumplir los deseos de aquel animal, cortando de lado a lado su cuello.

Me sentí mal por haber matado a ese pobre animal y desearía no haberlo hecho.


Ramas del amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora