Capitulo 1

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Mudanza.

Mis padres se habían separado por varias complicaciones de la vida, tuve que mudarme obligada de mi casa para ir a vivir con mi madre la aburrida a otra ciudad que posiblemente sea aburrida como ella, mi vida estaba hecha un desastre con este cambio tan repentino que me afectaba demasiado emocionalmente.
Simplemente mi vida estaba al borde de una pendiente y a unos cortos pasos yo ya estaba a punto de caer.
Donde yo vivía era muy a gusto, no tenia amigos en abundancia pero si a los mas queridos que se han llevado toda mi confianza en mi largo tiempo de secundaria, me decían que era algo rara, por el hecho de que tuve dos enamorados en mi época de secundaria y ambos han llegado a formar gran parte en mi vida sentimental, pero nunca llegue a sentir ese amor profundo que todos sienten normalmente.

  - ¡PAULA! ... ¡PAULA!

Oh no, era la ogra de mi madre que me pegaba sus gritos desde la planta baja de la casa.

  - Si mamá, dígame...

  - ¡YA ESTAS EMPACANDO LAS MALETAS PARA IRNOS DE UNA VEZ!?

  - Si mamá ya estaba guardando lo ultimo.

Solo con recordármelo me hacia poner triste, y la depresión, difícil pero no imposible de controlar. Una vez que ya había empacado todas mis prendas y cosas importantes solo era cuestión de esperar lo inevitable.
Partimos de mi casa en la madrugada, no hubo ni tiempo para que mis amigas vengan a despedirse, mamá pensaba que seria lo mejor, así evitábamos momentos tristes y sentimentales, pero a mi eso ya no me importaba porque la tristeza me ataco desde que subí al camión.
En el camino todo estaba tan en silencio, mi madre no hablaba nada al respecto de la mudanza ya que lo único que ella quería era irse lejos de nuestra casa y de seguro si le preguntaba me iba a responder con lo de siempre diciéndome que es lo mejor.
Hasta que se rompió el silencio.

  - Estas muy callada, ¿te encuentras bien?

  - Claro mamá, como si me importara alejarme de todos mis amigos y familiares cércanos de años. No puedo creer que me estes haciendo esto.

  - No lo tomes así, míralo como una oportunidad de comenzar de nuevo con tu vida.

  - Mama tengo 17 años viviendo en la misma ciudad que me hacia sentir tan conforme con mi vida, no necesitaba nada mas, ¿que te hace pensar que quería dejar todo eso ?

- Acostúmbrate, esta será nuestra vida desde ahora en adelante.

- Eres lo peor, me hubiese quedado con papá.

- No pienses que te iba a dejar con ese irresponsable que duras a penas puede manejar su miserable vida. Ya no me lo recuerdes.

No respondí, deje que todo muriera en el silencio con solo el sonido del viento mientras iba chocando con el parabrisas.
Me sentía tan vacía en ese momento, sabia que al momento de llegar a la nueva casa iba a entrar en la peor depresión de todas.

  - Mamá, ya no dire nada, respeto tu decisión, le dije con una voz algo rencorosa.

  - Es por nuestro propio bien Paula, ten en mente eso siempre.

Ya no sabia que mas hacer, solo dejar que la vida continue y dejarme llevar por esas enormes olas llamadas vida.
Pasaban horas y horas mientras que el silencio se volvía mas incomodo decidí acostarme a dormir y esperar lo peor.

Tres horas mas tarde...

  - ¡Paula! ... ¡Paula! ¡Despierta! Ya llegamos a la casa. 

Creí que estaba en alguna especie de pesadilla que se trataba de un cambio repentino de habitad, esperaba que todo fuera así mientras estaba en mi subconsciente, hasta que de lejos escuchaba la voz de ogra que tenia mama, en ella me decía palabras como que me despierte que ya habíamos llegado... huao no podía contenerme de tanta emoción (Sarcasmo).
Habíamos llegado a la tierra prometida apartados de quien sabe que, al hechar un vistazo a mi carcel note que era un departamento color azul con tejado blanco, rodeado de mas departamentos... ni siquiera algo de naturaleza al rededor, al menos unas cuantas plantas, no había.

  -¿ Que te perece? Dijo mi mama           después de haber cargado sus pulmones de bastante aire por la alegría.

  - Normal... iré a bajar mis maletas si no te importa. 

  - No para nada nena, anda y siéntete a gusto con las casa. 

Me dirigía al camión a recoger mis maletas, pero de pronto una chica aparece de la nada con una gran sonrisa en el rostro.

  - Hola, tu debes ser mi nueva vecina, me llamo Karen y vivo frente de tu casa, note tremendo camión que venia desde lejos asi que me apresure y te hice algo de beber. Apuesto a que estas cansada. -comento-

Como puede saber que estoy cansada, eso no se nota a simple vista.

  - Estoy bien gracias, en este momento no estoy para comenzar a conocer gente.

  - Te entiendo. -Volvió a sonreír-.  - De todas maneras si cambias de opinión las dejare aquí encima, vendré por ellas mas tarde.

Se dio media vuelta sonriendo nuevamente agitando su largo cabello rubio y se fue recto para su casa.
Yo volví a lo mío, entre y me quede impacta por una enorme escalera que se dirigía hacia la segunda planta donde estaban seguramente las habitaciones. La gente ha de decir que tal vez exagero pero vaya... eran enormes para una chiquita como yo.
"Después de largas horas de subir las enormes escaleras" llegue a un pasillo lleno de puertas, mas aya se encontraba un pequeño balcón, buen sitio por si quiero tirarme algún día...
Me decidí en ir a buscar mi celda y fui abrir la tercera puerta, y... maldición, era el baño. Creo que el día no podría ir mejor pero al parecer esta iba hacer mi vida desde ahora en adelante, llena de un posible suicidio misterioso e inexplicable, comencé a desempacar mis cosas en el baño mi nuevo dormitorio desde ahora.

- Paula no seas dramática y sale del baño. 

Me levante y le cerré la puerta en la cara a mi madre.

Mi nueva vida...

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