Durante el mes; Ashley se negó a cumplir con su papel en la oficina, incumpliendo así con su horario de juntas corporativas para aportar una nueva idea creativa para el partido, llegando al punto de cancelar una gira publicitaria por las pequeñas ciudades de Detroit.
¿Por qué? Bueno, Ashley se encontraba demasiado ocupada investigando nuevas especies de flores para lograr conquistar el noble y frágil corazón de Rebecca Quin.
- No me gusta. - Proclamó con frustración, mirándose fijamente en el grandísimo espejo de su habitación. Era lo mismo, había estado probando al rededor de doscientos vestidos para su cumpleaños. - Tal vez puedo usar un traje... Hazme un espacio en la agenda, Alicia.
- Lo dudo mucho, señorita. - La rubia frunció el ceño a su nueva y primera asistente - impuesta por Thomas - en busca de una respuesta. - Hoy llegará su madre para acordar los preparativos de su cumpleaños.
- ¿Dana? Oww, es un gesto dulce por parte de ella. - Murmuró quitándose el vestido de un solo jalón, Alicia interrumpió su acto con un sonido molesto.
- No, hablamos de su verdadera madre, señorita.
- ¿Mi mamá? - Se quedó sin aliento al formular esa pregunta, jamás había dicho esa frase en alto, traía malos recuerdos y un trago amargo a su vida. - No... Debe ser una equivocación, un error de dedo o algo por el estilo.
- No lo es, ¿Su nombre es Elizabeth? - Ashley asistió con confusión, ni ella recordaba el nombre de aquella mujer que la abandonó a temprana edad, no quería hablarle, no quería oírla y sobre todo no quería verla.
[Diez años atrás]
Charlotte lo vio sin dejar de sentirse desesperada y nerviosa, su padre caminaba lentamente con sus manos escondidas en la espalda.
- Me ha enviado una carta, Char. - Fueron palabras mágicas que cayeron a su estómago aliviando, tomó un gran respiro y expendio las manos, su padre, aún joven y áspero soltó la carta en sus manos, aquello fue suficiente para salir corriendo por toda la nueva mansión.
La leyó, día y noche durante una semana entera, recordando cada palabra que decía, deseando su reencuentro por primera vez en ocho años, también el último.
Ocurrió en una cafetería, pequeña y sencilla, tal como pedía en la carta, Charlotte se sentó en un lugar apartado, la fama de su padre crecía como la espuma en ese tiempo y se negaba a darles motivo a la prensa para hablar de su familia.
No fue emocionante, tampoco resultó emotivo, ni mucho menos sintió algún sentimiento de desespero al verla llegar al local; rubia, alta, ojos océanos, era su vivo reflejo de ella en veinte años más, lo único malo y que logró quitarle la esperanza de volver a su lado, había alguien atrás.
- Espero que no te moleste, dulzura. - Su voz la obligó a quitarle la mirada de encima a la pequeña rubia que tenía a su lado, podría jurar que tenían la misma edad. - Es mi hija... Tu hermanastra.
Cual escena dramática de telenovela, arrugó la servilleta y alzó el brazo para pedir la cuenta.
- Espero que no te moleste pero me tengo que ir...
[...]
Al recordarlo no pudo evitarse sentir avergonzada de su decisión, fueron los celos y la rabia que aquella niña gozaba de una unida familia (claro, también de su madre)
- No quiero verla, padre. - Cruzó los brazos, sentándose en el sillón de enfrente al escritorio. - Tengo cero tolerancia a ella.
- ¿Crees que yo la quiero en tu fiesta, Ashley? - Cuestionó Richard observando unos cuantos papeles. - Ni siquiera merece verte, cielo... Pero es una decisión que no tomo yo.
- Papá, por favor. - Suplicó, llegando casi a temblar de lo desesperada que se encontraba.
- Será solo una hora, Ash.
- Podrán saber nuestro secreto, no podemos arriesgarnos.
- Thomas lo tiene cubierto. - Ahí, justo en medio de todo ese lío se dio cuenta de algo; su padre aún no lo sabía. - Saldrá bien o si no te sientes segura puedes invitar a tu amiga Rebecca.
¡Oh, Rebecca! Su dulce caramelo para superar el amargado y horrible día que tenía, aunque tenía unas ligeras ganas de besara ahora más que nunca necesitaba su personalidad para alguien tan fría como su madre, Elizabeth.
[...]
Miles de preguntas rodaban por su cabeza, sin respuesta alguna al parecer, caminaba de un lado a otro en la pequeña sala de estar.
- Ha estado así durante una hora, señorita, no se que hacer para lograr calmarla. - Al oír eso, Ashley intentó con todas sus fuerzas reincorporarse para recibir a Rebecca en un aspecto rígido y fuerte pero le resultó imposible no tirarse en sus brazos al verla.
- ¿Qué sucede, cariño? - Pero no hubo respuesta alguna, Ashley la abrazaba con firmeza y delicadeza, escuchó sus ligeros sollozos mientras las lágrimas caían en su hombro, su corazón se encogió.
- La quiero, no puedo odiarla por abandonarme... Tiene un lugar en mi corazón incluso después de romperlo.
- Tienes que calmarte, Charly. No puedes dejar que te vea en ese estado, debe verte fuerte para que vea lo que perdió a tu lado... Estará arrepentida.
- Necesita dinero, Becky... No me quiere a mi, oh, créeme daría todo el dinero de mi padre para que me quisiera.
- Yo te amo. - Fue un mal momento para confesar su sentimiento pero tenía que hacerlo, sentirla tan destrozada y vulnerable en sus brazos la hacían sentir peor. - Tú padre te ama, es lo único que debes saber.
- Becks... Hay algo que tengo que decirte. - Musitó Ashley separándose lentamente de ella y limpiando sus lágrimas.
- ¡Señorita, su madre ha llegado!
- En otro momento, Ash. - Por pura necesidad busco la mano de la irlandesa, exigía su delicado y placentero contacto, cuando por fin la entrelazó se fueron todos sus sentidos, imposible de sentir que se avecinaba una nueva tormenta, intensa y llena de desgracia.
N/A.
Empiezo disculpándome por mi ausencia durante estos días pero no he tenido suficiente inspiración para completar los capítulos restantes, pido paciencia y comprensión, prometo compensarlos con más capítulos.
Y perdón por un capítulo tan flojo e sencillo.
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Man Killer |CHARLYNCH|
FanfictionElla es una asesina de hombres y muere por una mujer.