Clara quiere que lo diga

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Al siguiente día era sábado, así que podía ir a visitar a Alana con más calma.

Cuando llegué a su habitación la saludé, platique con ella, pero me desesperaba que no me dijera nada respecto a su regalo, así que le pregunté:

—¿Qué te pareció?

—¿De qué hablas?

—De tu sorpresa, Ayer vine, pero como estabas dormida te dejé una nota con un libro y unas flores.

—Pués yo no recibí nada, pero no te preocupes, seguro la enfermera las sacó para limpiar mi habitación y olvidó traerlas de nuevo, solo ve a pedírselas amor.

Estaba bastante molesto con la enfermera, había arruinado mi sorpresa por completo.

Cuando salí, justamente estaba cerca del pasillo, así que me acerqué a ella y le dije:

—Disculpe, no le voy a robar mucho tiempo.

—Claro jovencito, ¿En qué te puedo ayudar?

—Verá, ayer le traje un presente a mi novia y ella dice no haberlo recibido y me pregunto si usted lo había sacado de la habitación.

—No, jovencito, tenemos prohibido sacar las pertenencias de los pacientes. Quien saco su regalo fue la otra visita de la señorita Castellón y vi que lo tiro a la basura, ¡Es una lástima!, era un arreglo precioso—Dijo la anciana enfermera.

En ese momento la sangre me hirvió, tuve que tomarme un momento para respirar y finalmente dije:

Muchas gracias señora, es usted muy amable.

Me dirigí hacia la cafetería donde a lo lejos vi a Clara, estaba sola, así que me acerqué amablemente hacia su mesa, me senté en frente de ella, le sonreí y le dije:

—Hola cuñadita.

—Largo, por favor— E intentó ponerse de pie.

Tomé su brazo con fuerza y la hice sentarse de nuevo.

—Solo quiero hacerte una pregunta—Dije.

—¿Qué quieres?

—¿Qué te pareció el regalo que le di a Lana ayer?

—Patético, como tú.

—Mira Clara, en veces es difícil decir nuestros secretos, lo entiendo porque lo sé y estoy agradecido de que confíes en mí para ser yo quien le cuente tu secreto a Lana.

Su rostro se tornó pálido y me dijo: ¿Cómo te diste cuenta?

Y con una sonrisa le respondí: Esta es la última vez que te permito meterte en mi relación, vas a subir, le vas a decir a Lana lo que hiciste con su regalo o de aquí a la tarde te hare el favor de contarle a Lana y a tus padres tu secretito.

Me miró con un odio brutal.

Hasta luego cuñadita, le dije dándole un beso en la mejilla, mientras me llevé el café que se estaba tomando en esa cafetería.

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