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❝Siempre❞
En lo profundo de mi alma siempre vivirá una parte de ti porque no quiero que te vayas.
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−Te amo, papá.
Hikari se arrodilló sobre la tumba de su padre y dejó los girasoles sobre está. Neji amaba los girasoles, al igual que Tsuki e Hikari, era algo que tenían en común.
Tsuki observo a su hija. Aún no podía creer lo rápido que había pasado el tiempo y lo rapido que su pequeña habia crecido Hikari ya no era la misma pequeña que cargo en brazos ahora era una pequeña mujercita con su cabello largo y ondulado, el cual siempre lleva atado en dos coletas con unas cintas negras.
Todos pensaban que la hija de Tsuki Nakamura sería como ella; sentimental, leal, amigable, bromista, sonriente, buena chica, alocada y en ocasiones torpe pero era una persona diferente, como su padre; una persona seria, perspicaz, ingeniosa y muy competitiva. A pesar de que es ampliamente admirada en la Academia como una estudiante de honor, esto no es más que una fachada puesta por ella para evitar que otros se entrometieran en su vida. En privado, Hikari es notablemente como su madre ruidosa, sentimental, astuta, buena chica y mandona; siendo usualmente así con aquellos por los que se preocupa.
−Cariño. -Tsuki se arrodilló para abrazarla- No llores.
−Me hubiera gustado conocerlo. -susurró la pequeña con una débil sonrisa- Al menos verlo una vez, escuchar su voz.
−Puedes verlo, en lo más profundo de tu corazón, donde tus sueños y deseos se hacen realidad. -Tsuki le sonríe- El siempre estará contigo, tu eres su pequeña.
−Gracias mamá.
Hikari acarició la bufanda, que le había sido hecha por su padre y sonrió. Su madre le había contado todo, sabía exactamente cada detalle sobre el amor de sus padres, lo mucho que se habían amado y lo mucho que su madre había sufrido hasta que ella y Kakashi llegaron a su vida.
−Se que tienes mucho que decirle. -Hikari se puso de pie- Los dejaré solos.
−No me tardare, lo prometo.
La pequeña asintió y se alejó rápidamente de su madre. Tsuki acarició la lápida, para ser exactos donde se encontraba su nombre. Hyuga Neji. Beso el girasol que tenía en sus manos y lo puso al lado de los de su hija.
Algunos recuerdos volvieron a su memoria, como era costumbre cada vez que pensaba en el.
−Perdóname. -susurró- Debí detenerte, si lo hubiera hecho estarías aquí. -Tsuki suspira reteniendo algunas lágrimas- No podemos cambiar el pasado, pero te agradezco por ser parte de el porque gracias a ti tengo a la luz de mi vida y sin importar que ya no estés aquí, yo siempre te amaré Hyuga, siempre. Ahora... por fin eres libre, finalmente el ave enjaulada podra extender sus alas y volar.
La mujer se puso de pie, cerró los ojos y trato de sentirlo. Y eso hizo lo sintió una vez más. Sintió la mano de Neji en su mejilla, imagino su rostro y sus ojos. Pero fue sólo eso ¿no? una imaginación a causa del deseo de verlo nuevamente. Siguió hablando con Neji, le contó sobre su vida y de lo especial que Kakashi la hacia sentir.
−¿Mamá? -despues de un tiempo la voz de su hija llamo su atención- ¿Terminaste?
Tsuki se limpio las lágrimas con la palma de la mano.
−Si, cariño. -le sonríe- Terminé.
Tsuki se aleja de su hija. Se aleja de ese lugar en donde descansan los ninjas que dieron su vida por su aldea, las personas a las que ella llamaba héroes.
La mujer se encaminó hasta Ichiraku, había quedado en reunirse con todo el equipo 7 y Hinata. Tenía una noticia muy importante que darles a ellos y quería aprovechar el hecho de que Sasuke estaba de paso para hacerlo.
−¡Tsuki! -Sakura levanta su mano al verla.
La pelinegra se dirige hacia ellos y los abraza fuertemente a cada uno, en especial a Kakashi. Antes de tomar asiento y hacer su pedido.
−Me alegro de verte Sasuke, te extrañe.
−También te extrañe, Lunatica.
Tsuki ríe ante aquel apodo que le había puesto el Uchiha para molestarla debido al significado de su nombre cuando estaban en la Academia. Después de tantos años el seguía siendo el mismo, al parecer Sasuke nunca dejaría de ser Sasuke.
−Baka. -le dijo divertida.
−Tsuki-Chan, ¿Cuál era la noticia que tenías que darnos? -pregunta el Uzumaki
Kakashi Hatake acarició la mano de su esposa antes de besarla. Los jóvenes los miraban con suma atención esperando a que alguno de ellos hablará. Esta vez, nisiquiera Sakura sabía la noticia, mucho menos Hinata apesar de ser la mejor amiga de la chica.
Una enorme sonrisa se dibujó en el rostro de la chica, la mano del peliplata se posó sobre su vientre mientras sus ojos se achinaban a causa de la sonrisa bajo su máscara.
−Vamos a tener un bebé.
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