Estaba lloviendo agresivamente, la luz de la vela era lo único que iluminaba el libro en el que escribía, la pluma temblaba mientras se deslizaba hacia arriba y hacia abajo, horizontalmente, con nerviosismo y desesperación, el trueno retumbó por toda la casa, era como un aullido sostenido por décadas, salpicó tinta a mi mano el miedo que corroía el ruido de mi cabeza, ahora sentía el silencio de la lluvia, arrasar la confianza que tenía en el vacío del lugar que habitaba temporalmente, estaba solo, y sentía que habría algo a mis espaldas, observándome, tenía la mirada clavada en mi nuca y lo percibía, esa sed de muerte y de dolor que se alzaba ante mi, solo tenía que voltear para verificar que no había nada allí, pero el terror me paralizó y solo seguí moviendo la mano, palabra tras palabra los segundos se hacían más largos y tenebrosos, la tensión subía a cada momento en el que tenía que llenar la punta de la pluma con tinta nueva, comenzaba a sentir que sudaba, pero tenía pánico a cualquier movimiento que hiciera, si movía el brazo izquierdo, podría cortarlo con solo un movimiento, podría arrancarme la cabeza si la giraba aunque fuese un poco, escribía a toda prisa mientras mis pesadillas acechaban mi tiempo nocturno, palabra tras palabra, los segundos se hacían más largos.
Sentí que nunca se acabaría la noche, pero volví a entrar en el trance de tranquilidad y en el que mi mente solo visualizaba lo que escribía, pero el sudor corría por mi cara y cuando cayó a la hoja, volví a escuchar un trueno, iluminó la habitación para desplegar mi sombra por la pared, estaba respirando difícilmente, aún sentía la mirada clavada en mi espalda, pero ahora estaba más cerca, mientras más pensaba en ello, más se acercaría, su respiración en mi oreja izquierda era cada vez más fuerte, pero no podía voltear y hacerle frente, tenía que terminar de escribir, tenía que terminar de escribir, tenía que terminar de escribir, tenía que terminar de escribir, tenía que terminar de escribir, tenía que terminar de escribir.
El punto final se hizo presente, la lluvia caía fuertemente contra la ventana y el frío se colaba por los agujeros de las paredes, tenía puesto mi chaleco a mano que cubría hasta mis tobillos, pasé mi mano derecha por mi cabello lentamente peinándome hacia atrás, tenía el cabello parcialmente corto, no llegaba hasta mis hombros pero si cubría mi cuello, estaba húmedo por la lluvia y el sudor que tuve durante esas horas, sentía que iba a vomitar tanto de hambre como de miedo, no soportaba estar tan solo, menos aún un día así, menos aún en esa situación. Pasaron varios minutos para que me diera la valentía de voltear, cuando lo hice, un trueno sacó lo peor de mi y lo pintó en la muralla, el espanto duro un momento hasta que mi piel dejó de erizarse, mi corazón latía tan fuerte que lo sentía por encima de la tormenta, me levanté lentamente, inhalé, suspiré, inhalé, suspiré, tomé el libro y salí rápidamente por la puerta de la habitación del segundo piso, bajé las escaleras, había un bar vacío en el primer piso, no había nadie más en todo el edificio, no sabía que hora era, pero sentía que era el última alma viva de la ciudad.
La calle estaba completamente vacía excepto por el agua que caía del cielo y yo, la lluvia golpeaba fuertemente mi espalda mientras avanzaba lo más rápido que podía en medio de la calle peor hecha del mundo, las baldosas eran completamente irregulares, y había hoyos cada dos pasos, escuché un trueno y todo se iluminó momentáneamente, vi mucha sombras de los postes y mi misma sombra que se pintaba frente a mi en el piso, y junto a ella una inmensa sombra tres veces mi tamaño, no voltee, solamente eché a correr, corrí, corrí, corrí, corrí, corrí, corrí, corrí, grité, grité, grité, grité, grité.
Golpee la puerta fuertemente, como si quisiera tumbarla, y probablemente eso quería, mi garganta estaba destrozada y no podía llamar, solo vi que se abrió un pequeño hoyo en la puerta a la altura de mis ojos y se cerró con la misma velocidad, una cadena al otro lado se movía para abrir la puerta, y un hombre robusto y con mirada vacía asomó la mitad de su cara, tenía una nariz larga y orejas puntiagudas, labios pequeños y hacia afuera, tenía calvicie excepto en los costados donde había un escaso pelo plateado, llevaba pequeños lentes y solo extendió la mano, saqué el libro de un bolsillo interno de mi chaleco, lo puse en su palma y luego de abrirlo y estudiarlo unos momentos, me dejó pasar.
Estuve poco tiempo antes de que me diera un paño para secarme la cara, estaba chorreando todo el lugar pero no parecía importarle, su mirada lo dijo todo, "vete", todo era tan frío, como si me dejaran de lado, como si solo tenía que entregar ese libro y luego debía desaparecer o vivir como un ser vacío y sin propósito el resto de mi vida, me levanté, observé la puerta lentamente, con una mirada perdida en mi desesperación y depresión, eso, estaba ahí fuera, no volvería allí, estaba cayendo lentamente en una locura momentánea mientras mis ojos cambiaban de expresión, de miedo a odio, de odio a desesperación, desesperación a tristeza, tristeza a locura, todo se juntó, y apuñale al hombre, una vez, dos veces, una tercera vez porque se sentía bien el cuchillo que había guardado antes de salir del bar, una cuarta vez porque se sentía aún mejor usarlo para atravesar carne, una décima vez para volver a sentirlo, luego perdí la cuenta, el piso estaba lleno de sangre pero simplemente se sentía bien, se sentía bien, se sentía muy bien, apuñalar, enterrar, acuchillar, entra, sale, entra, sale, hasta que se quedó sin sangre.
estaba sentado en medio de la habitación donde todo estaba roto, los muebles, los adornos, la loza, excepto yo y mi sillón para uno, observaba la puerta, un ojo se me cerraba sin yo quererlo y movía los dedos esperando algo, ladeaba la cabeza hacia la izquierda porque me aburría, hacia la derecha porque me estaba desesperando, mi pie derecho comenzaba a saltar solo y mi hombro del mismo lado bajaba, ladeaba la cabeza a la izquierda porque tenía hambre, hacia la derecha por la inmensa sombra frente a mí, sonreía con sus brillantes dientes y oscura cara frente a mí, tocaba mi pierna y luego la arrancaba frente a mí, hundía sus filosas manos en mi estomago frente a mí, me destripaba frente a mí, me quitaba mi brazo derecho frente a mí, estaba vivo frente a mí, frente a mí, frente a mi moría, frente a mi sentía placer, frente a mí, frente a mi llovía, frente a mi había sangre, frente a mí, frente a mí, frente a mí, frente a mí, la vela se apagaba.
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Fear
HorrorLa vela danzaba lentamente, movía las caderas sensualmente, te susurraba poemas al oído y te hacía sentir un cosquilleo, intenté tocarla solo para quemarme, mi amor prohibido me llevó a esto.