🎄 Besos y un muérdago 🎄

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🍙 Notas al pie de página 🍙

🎄🎄🎄🎄

— Hey, Lu, ya despierta. — Aquella voz somnolienta le hizo sonreir, pero aún así le ignoró pues su cama le era realmente cómoda, pero aquel momento satisfactorio se vió interrumpido por una sensación  de haber olvidado algo muy  importante; se levantó de golpe y tomó su celular, que estaba a su costado, prendió la pantalla con el rostro aterrado, viendo que faltaban tan sólo 30 minutos para la entrada a su trabajo que era a las 7:00 am. En ese momento, Luffy sintió el verdadero terror, pues llegar tarde significaba el despido.
     — ¡Maldição! (Maldición). — Se paró con velocidad y empezó a vestirse con la ropa que había preparado la noche anterior.
     — No hables con ese idioma, sabes que no te entiendo. — Dijo enojado el peliverde, viendo las acciones de su novio desde la puerta de su cuarto.
     — Si no te gusta es mejor que aprendas. — Terminó de vestirse y se dirigió al baño. — ¿Y por qué sigues aquí?, ¿no deberías de estar en el trabajo? — Empezó a lavarse los dientes mientras esperaba la respuesta de aquel chico que buscaba una mentira en el aire con tal de no decirle que le habían despedido justo hace una semana.
     — Me dieron el día libre... Después de todo es navidad ¿no? — Fue al otro lado del cuarto, donde apenas cruzabas la puerta y enseguida estaba la sala, una pequeña cocina y la puerta principal.
     — Lo sé, me han dejado el día libre, pero si trabajo hoy, me pagarán el doble de lo que me dan cada quincena. — Enjuagó su boca varias veces y fue corriendo a la sala, donde su mochila lo esperaba. — Después de todo, necesitamos el dinero para pagar el juuminzei.*— El de ojos miel empezó a sentirse preocupado, si no encontraba trabajo pronto, Luffy y él terminarían con deudas que pagarían sus hijos... Si es que adoptaban en un futuro demasiado lejano si es que seguían con esa economía tan baja.
     — Llega temprano. — Zoro se acercó al azabache con un bento rojo en una mano y un yogurt de durazno en la otra.
     — Trataré de hacerlo. — Se acercó a Zoro, dándole un beso en los labios y tomando sus cosas  para irse del, extremo, pequeño departamento.

Zoro bufó, decidió ir a la habitación a vestirse y ver en qué trabajaba ese día, algo provisional, pues no había comprado un regalo para Luffy, no tenía nada en su bolsillo o en aquella cartera vieja y gastada que siempre tenía en la bolsa trasera de su pantalón. Después de tomar una manzana y su mochila azul marino, tomó sus llaves que estaban al lado de las de Luffy. Se quedó un momento viendo los dos juegos de llaves y rodó los ojos con pesadez.
     — Ese idiota, ahora tendré que llegar más temprano. — Agarró sus llaves, que tenían el dije de un monito y dejó al lado las de Luffy, que tenía el dije de un tiburón.

Me gusta ese, pues representa perfectamente a Zoro.

Aquellas palabras todavía calaban en el corazón de aquel chico gruñón y lo hacían sonreí mientras viajaba en tren o simplemente cuando su mente le recompensaba un duro día de trabajo.

Se cubrió bien con la bufanda y empezó a caminar por restaurantes, tiendas y plazas, preguntando con amabilidad si le darían trabajo, aunque fuese aquel día y siempre recibía la misma respuesta.

Lo sentimos, pero necesitamos a alguien más... Estético.

Claro que le era un problema aquellas cicatrices, en esos momentos se arrepentía de haber hecho tantas cosas que le estaban afectando ahora, y es que en su país natal nadie quería a los chicos con cara de maleantes. Japón a veces se guiaba mucho por la apariencia.

Habían pasado dos horas, en esos momentos estaba pensando si era mejor meterse a uno de esos lugares de streepers, pues mal cuerpo no tiene. Y cuando lo pensó quitó aquella idea de su mente, no quería serle infiel a Luffy, menos en unas fechas como estas.

Besos y un muérdago.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora