Número uno: no decir nada estúpido, sobretodo conociendo la bocota que te cargas.
Número dos: no actuar extraño (me refiero a nada fuera de lo normal, tu actúas extraño por naturaleza)
Número tres: no seas muy obvio, las personas no son tan ciegas como lo pintan en las novelas.
Número cuatro: por favor, POR FAVOR, controla los celos, (aunque existe la alternativa de que digas "son celos de amigos")
Número cinco y la más importante: NO-LA-VAYAS-A-CAGAR.
Mangel repasaba en su mente una lista de supervivencia para poder estar en paz en el departamento de su castaño amigo. Se encontraba justo frente a la puerta, pero todo signo de valor parecía haber abandonado cada fibra de su cuerpo, dejando sólo un manojo de nervios.
Mangel trago en seco y elevo su brazo a la altura del timbre, su dedo anular presionó el pequeño botón blanco y sintió como si aquel objeto pesara toneladas.
Cinco segundos, sólo cinco segundos tuvo para poder controlarse.
Uno.
No decir nada estúpido.
Dos.
No actúes fuera de lo normal.
Tres.
No seas demasiado obvio.
Cuatro.
No seas un maldito celoso.
Cinco.
La puerta fue abierta, dejando ver al culpable de toda esta historia. Rubén mostro esa linda sonrisa y el pelinegro sintió desfallecer.
NO-LA-VAYAS-A-CAGAR
Miguel observó a su amigo, unos cascos adornaban su cabeza que estaba inundada de aquellas hebras achocolatadas, una camisa grande cubría la parte inferior de su cuerpo y unos pequeños pantaloncillos negros la parte baja.
Mangel pudo comentar algo sobre el clima gélido que devoraba las calles de la ciudad, pudo comentar sobre su ausencia en aquel departamento, hasta pudo comentar sobre el obeso gato que se encontraba maullando en una de las habitaciones, pero no. Cuando uno está enamorado, el cerebro y la boca automáticamente se desconectan.
-Bonita camisa –Mangel susurró y en ese momento quiso que la tierra lo tragara y lo escupiera en los brazos de su madre.
El castaño sólo levanto una ceja y negó divertido, y no era para tanto. No es muy común alagar la camisa de alguien cuando esta es blanca, grande, sucia, vieja, y lo peor.
Que sea tuya.
Quizá la regla número uno no era tan necesaria en esta ocasión.
Rubén coloco su cuerpo detrás de la puerta, invitando a su extraño compañero a irrumpir en su morada. Miguel camino despacio, sintiéndose como si estuviera entrando a la boca del lobo, sus pasos vacilaban y sus manos temblaban, su mirada no dejaba de recorrer el lugar, como si fuese la primera vez que se encontraba ahí. Rubén al notar su actitud se preocupó realmente, extendió su brazo y coloco su mano en el hombro de su compañero, provocando que este detuviera su andar.
Miguel sentía como su piel quemaba en esa zona, aquel simple roce logró alertar a todo su organismo. Se removió incomodo, tratando de aligerar los nervios crecientes en sus entrañas.
El castaño logró cerrar la puerta con la mano libre, para que después esta se colocara en el hombro desocupado del pelinegro, dejándolo sin salida. Mangel comenzó a titubear, su corazón golpeaba furiosamente su caja torácica y sus pulmones reclamaban más oxigeno del acostumbrado.
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Estrellas Latentes (Rubelangel)
Fanfiction"Sentía como el corazón le palpitaba lentamente. Con las yemas de sus dedos acarició las ojeras que adornaban su cansado rostro: una caricia sutil, una caricia débil, una caricia suplicante y demandante. Besó delicadamente sus cienes, tan delicado q...