Capitulo 1: Día Triste.

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Terminaba de leer el penultimo párrafo del decimocuarto capítulo de mi libro favorito con una sonrisa nostálgica, sabía lo que iba a pasar después y no quería encariñarme demaciado con Gus -el protagonista- como lo haría cualquier lectora que lo lee por primera vez, pero no caería en el enamoramiento al personaje literario sabiendo que en pocos capítulos después me dejará con un hueco en el corazón imposible de llenar. "John Green mina en lo más profundo de tu corazón con metáforas que te llegan al alma y luego desprevenidamente explota una bomba que te destroza por dentro causando una muerte involuntaria de tu alma" Era una de mis frases que me planteaba antes de comenzar a leerlo otra vez, era una advertencia "No te enamores de él, te romperá el corazón"

Hoy era un mal día, no era porque hubiese sacado una mala calificación -lo que si había ocurrido en matemáticas, materia la cual amo-, ni que un novio imaginario amante de desconcertrarme en los peores momentos metiéndose en mi cerebro como el idiota de la clase que se para en frente del proyector cuando vemos una película sobre la reproducción de las aves playeras de Alaska para desconcentrar a los demás, me haya cortado. No. Simplemente era un día para estar triste.

Muchos dicen que la vida debes vivirla feliz, pero, ¿Porqué? En mi opinión hay demasiadas campañas contra la discriminación de personas, no es lo único que discriminamos.

En mi corta vida aprendí que las preferencias son inevitables, las tenemos desde que nacemos y hasta que morimos. Tenemos preferencias no sólo a la hora de emparejarnos que elegimos como los animales a un espécimen que nos parezca a cada uno casi la perfección, debe ser atlético, moderno, tranquilo, entre otras cualidades que difícilmente conseguimos y terminamos viviendo con alguien al que podemos amar, pero simplemente siempre habrá algo que falte; preferimos que asiento en el bus tomar ¿Porque discriminas al asiento que tiene la cubierta un poco rota? ¿A caso es su culpa? Deberiamos darle también la posibilidad de ayudarnos a que estemos cómodos en el movil; y finalmente, discriminamos las emociones.

Llorar es tan placentero como reír, el dolor es un sensación hermosa, un tiempo de reflexión, un momento para ver la vida desde el ángulo 'malo' como dirían los que discriminadores de emociones, los cuales odio. Yo no lo hago, me gusta pensar que cada emoción es un momento extremadamente distinto al otro y que hay que disfrutar todos y cada uno de ellos, porque, cuando mueras y tu alma sea una nada flotando en el espacio infinito desearás haber disfrutado de todas las emociones plenamente, aunque es una contradicción decir que vas a extrañar las emociones si sientes una que es la nostalgia, pero el mensaje es lindo.

Acomodé mi gorro rosa pastel de mi cabeza ya que hacía frío en esta época del año y estaba lloviendo afuera, antes de bajar del bus con un brinco como de costumbre sin importarme ese milisegundo en el que mi falda corta escolar salía de su lugar para dejar a la vista mis patimedias. Pero había algo mal. 'Costumbre', esa palabra me había hecho dar cuenta de que era algo diario, asustada de que las costumbres comenzarán a llenar mi vida como era mi gran terror y la pesadilla constante en mis momentos intensos de reflexión sobre el futuro; posé mi mano en la puerta corediza del bus antes de que este arrancara y volví a subirme bajo la mirada desconcertada del conductor al que intenté sonreír y baje según mi estado de ánimo, lenta y pacíficamente.

En el camino de piedrecitas grises que había tomado para llegar a mi casa según las reglas de horario de mi mamá, observaba a la tierna y suave lluvia que caía sobre el pasto verde manzana que hacia una hermosa combinación con los árboles con troncos marrones mojados llenos del moho verde agua que los decoraba y me tomé un tiempo para no pensar, y sólo respirar, lo que se me dificultó al pensar en la respiración que me llevó por un camino de ideas hasta llegar a cómo se hacía el oxígeno lo que me llevó a lo de siempre, la vida y su origen. Meta no cumplida.

Llegué a mi casa unos minutos después de que mi mamá se haya ido a su trabajo de maestra de kinder, conecté mis auriculares al IPone y escuché las melodías de Cold Play divagando en mis pensamientos hasta caer en un pozo negro del sueño.

Al despertarme por mi perro labrador chocolate lamiendo mi mejilla izquierda me doy cuenta de que no había almorzado y preparo una simple ensalada. La como mientras hago la tarea del colegio y termino de estudiar para después ver un poco de 'Los Simpson' cosa que hago desde que nací y es la única costumbre que me tengo permitida realizar.

Dos horas después mi mamá llega del trabajo, cocina lasagna, comida que amo; nos sentamos a comer viendo capítulos grabados de The Nanny y al terminar la sección de preguntas diarias de ¿Cómo estuvo tu día? ¿Algo interesante? y contestarle explicando mi estado de humor de hoy a lo que respondió con una sonrisa comprensiva y un 'Te amo, eres la adolescente más inteligente que conozco' lo cuál discrepé ya que seguro en otra parte del mundo alguien como yo seguramente ya es licenciado en filosofía; me fui a mi cama donde antes de dormir dibujé otro boceto más de un hada sufriente del bosque que había imaginado con el recuerdo de la lluvia, el árbol y el pasto.

No me enojaría por tener un día tan aburrido, simplemente lo disfruté, no puedes esperar a que cada día sea excepcionalmente más grandioso que el anterior, todos lo días, sean como sean, son parte de la vida y todos hay que disfrutarlos.

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⏰ Última actualización: May 20, 2014 ⏰

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Emily BrookeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora