Prologó

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Horror, tragedia, destrucción.

Tres palabras describen mi entorno. Las personas correen de un lado a otro buscando alguna salida de este lugar que desconozco, todo se encuentra en llamas, todo se está cayendo, La gente grita. Miro hacia arriba y lo único que logro ver es una luz brillando justo encima de mí, una luz que nadie más logra ver.

Esa luz me trae paz, me trae tranquilidad, logro olvidar todo lo que está ocurriendo en el lugar. El tiempo pasa lento mientras sigo observando la luz, esta se empieza a acercar lentamente, alzo mi mano para poder agarrarla, cuando de repente en un parpadear se desvaneció.

Todo el lugar se volvió oscuro, lo único que lograba escuchar eran los gritos de la gente. No veía lo que sucedía, solo escuchaba, escuchaba como se rompían cristales, las pisadas. Pero de repente empiezo a sentir un tacto en mis hombres y en mis rodillas, siento como alguien me levanta de donde estoy y me coloca en un lugar cómodo, siento como me llevan de un lugar a otro rápidamente. Hasta que en un momento deje de sentir todo lo que sucedía y solo me desvanecí en mi conciencia.

Pitidos. Solo escucho eso.

Trato de moverme un poco, pero lo único que logro hasta el momento es mover los dedos de mis manos, poco a poco, voy agarrando fuerza en mi cuerpo, pero aun no abro los ojos ya que estos me pesan mucho para poder abrirlos, trato unas 5 veces hasta que por fin logro abrirlos, pero al momento de ver la luz, cierro los ojos, espero unos segundos y los vuelvo a abrir lentamente, mi vista se va adecuando al lugar, y al momento de por fin bien, lo único que logro ver son 3 paredes blancas y un ventanal que logra que pueda ver los grandes pinos de las montañas. Trato de fijarme más en las cosas de la habitación, pero al momento de levantarme para poder alcanzar a ver, no puedo hacerlo ya que mis manos se encuentran atadas a ambos extremos de la cama, sacudo mis manos para tratar de soltarme de las cuerdas, pero es inútil. Me vuelvo a acostar en la cama y solo espero que alguien entre a la habitación para ayudarme.

Pasan 30 minutos y nada, pasa 1 hora y nada y así hasta que pasan las horas y llegamos a la noche, mi habitación se encuentra a oscuras, no queda ni un rastro de claridad, solo hay una espesa oscuridad. De repente, suena una puerta abrirse, trato de acomodarme como si estuviera dormida, pero al parecer mi estrategia falla ya que esta persona habla.

-Sé que despertaste niña- habla una voz femenina, es una voz delicada pero a la vez intimidante. Me quedo quieta, espero unos segundos, pero no funciona- Ya muévete que tengo que prender las luces de este lugar para poder guiarte a un lugar más decente, pero antes déjame quitarte esto- me muevo un poco de mi lugar para lograr mirarla ya que mi vista se acostumbró a la oscuridad del lugar, pero solo logro ver una gran melena castaña, y un cuerpo alto pero fino. Esta saca una llave de un bolsillo y me empieza a quitar lo que yo pensaban eran cuerdas pero al parecer me engañaron, me remueve las dos cuerdas de las muñecas y estas me duelen, me levanto lentamente del lugar. Toco el piso y este se encuentra helado, trato de acostumbrarme a él, pero este pareciera hielo así que solo trato de olvidarme de él solo para no sentir su frio.

La chica se empieza a mover de aquí para allá buscando, hasta que por fin se detiene en el lugar y se escucha un "click", y de repente todo se ilumina, dejándome encandilada, mientras me adapto, siento que la chica se pone al frente de mí, abro y cierro los ojos para lograr por fin ver quien es, al lograrlo, miro todo el cuerpo de la chica que se encuentra para al frente de mí, era una chica con el cabello castaño claro, tenía el pelo corto, un poco por debajo de los oídos, era alta, y tenía un cuerpo entrenado, tenía unos ojos avellana que daban escalofríos tan solo verlos, así que aparte mi mirada de ella.

-¿Dónde estoy?- esa era la primera cosa que salió de mis labios desde que nos conocimos.

-En el mejor lugar del mundo- dice con sarcasmo- ahora has silencio y sígueme- esta se empieza a mover, duro unos instantes parada hasta que reacciono y empiezo a seguirla, cuando salgo de la blanca, y lo primero que logro ver es un hermoso ventanal que enseña los altos e impotentes pinos, nunca había visto algo tan hermoso. Me quedo hipnotizada por los pinos, perdiendo la noción del tiempo.- Hey, niña. Vamos, Peyton espera por ti.- dice la castaña, despego mí vista poco a poco de los pinos y miro al pasillo blanco. Mientras caminamos, logro ver cuadros de la guerra, en ella se reflejan muertes y armas, todas estas eran tan crudas que hasta algunas aterraban. Llegamos al final del pasillo, en el hay una gran puerta de roble que me recuerda a mi antigua casa.

La castaña toca la puerta, se logra escuchar un "adelante", esta abre la puerta, pero antes de que entre la castaña me detiene.

-Él te dirá todo lo que sucede, solo... prepárate- entro y la puerta se cierra tras de mí, al frente mío, se encuentra un hombre sentado en una silla, mirándome fijamente, este se podría decir que es un chico de tan solo 20 años, era rubio con unos hermosos ojos verdes, verdes como la pradera, tenía una cara perfilada, era guapo a decir verdad.

-Zahara, mucho gusto, lo siento no poder a verte conocido en mejores circunstancias- el chico se levanta y por fin logro ver su cuerpo, mejor dicho su gran cuerpo, este se podría decir que mide cerca de los 2 metros, este luce impotente mientras se acerca hacia mí- mi nombre es Peyton, y supongo debes tener dudas de lo que haces aquí, pero para eso necesito que te sientes.- nos dirigimos a hacia el escritorio, el me ofrece el asiento al frente del suyo, me siento y empiezo a pensar en las cosas que están pasando en este extraño lugar, ¿Por qué no tengo miedo de estar aquí?- ¿Con que quieres empezar?

-Quiero saber que hago aquí- hablo con toda la seriedad que pueda tener en mi interior.

-Bueno como empezar, el quinto día de primavera, todo circulaba como tenía que ser, todo era muy normal, hasta que de repente, toda la belleza que daba la primavera, desapareció como por arte de magia, y en lugar de un cielo color azul apareció un cielo obscuro como si algún momento la más grande tormenta fuera a empezar, así era, pero no era cualquier tormenta, era la tormenta de la guerra, era aquella que destruiría ciudades enteras para convertirlas en cenizas, esas armas venían de un lugar desconocido, un gran número de personas murieron al tratar de salvar a la gente de las bombas, de las balas, de las armas... a ti te encontramos tirada en una iglesia en la ciudad de New Orleands, estabas a punto de morir, estabas sola, todas las personas que habían en el lugar solo gritaban y lloraban porque esos eran sus momentos finales, las personas trataban de salir de esa iglesia en llamas pero simplemente no podían. Todas las personas que estaban en ese lugar murieron excepto por ti, tu saliste ilesa de ese lugar, saliste sin una sola quemadura, sin un solo raspón. Pero igual estabas débil de trasladamos de ese lugar rápidamente y te llevamos a este lugar oculto, llamado Odreen.-ya para ese momento solo lloraba, no me acordaba de ninguno de esos acontecimientos, no me acordaba de nada- te preguntaras que les abra pasado a tus padres y a tus hermanos, lamento decirte que ninguno sobrevivió a estos acontecimientos, tus hermanos murieron en el momento por una explosión y tus padres fueron ejecutados...

-¿Cómo es que sabes todo eso?- lo cortó, tenía un dolor horrible en la garganta por aguantar las lágrimas, necesitaba la respuesta a ello.

-A todas las personas que están aquí averiguamos de sus familiares y de su pasado, averiguamos todo de ellos para saber que estamos fuera de peligro. Tú eres alguien importante aquí Zahara, tú tienes algo no todos tienen, tú tienes un don que solo 5% de la población tiene, tú tienes lo que nos podría salvar de la guerra...

Así es como empieza todo, así es como empieza lo que será mi paso, lo que será mi cruzada a salvarnos de la completa destrucción.

Tan solo ella puede salvar a la humanidad de la exterminación total, tan solo ella puede volver a hacer del mundo lo que era antes, pero ella lo único que quiere es venganza.

Zahara, solo piensa en como lograra vengarse por las muertes de sus familiares, que es el don que ella tiene que la hace tan especial. Ella es una chica de lo más común, iba a la escuela como alguien normal, no era la más linda, ni la más inteligente, era demasiado ordinaria, por poder ser alguien con un poder que tan pocas personas poseían y del cual ella todavía no sabe nada.

A Zahara solo pensaba en cómo era su don, en las cosas que podía hacer y en eliminar a las asquerosas ratas que mataron a su familia.

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⏰ Última actualización: Dec 19, 2017 ⏰

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