Druida [Crepusculo]

Due

Seguimos a la pandilla de Uley por el bosque, en ese momento agradecía lo sigilosos que podíamos ser mi primo y yo.

En el orfanato, éramos los mejores jugando a las escondidas, nunca nos encontraban, aun si estuviéramos atrás de ellos. Por un tiempo, incluso "entrenamos" para ser espías.

Aunque, por primera vez nuestra sigiles fallaba porque no llevábamos ni un metro cuando ya nos habían encontrado.

-Salgan- escuchamos la voz del líder de la pandilla por primera vez haciendo que nos detuviéramos en seco.

Me asome por un costado del árbol para notar como siete chicos y una mujer clavaban su mirada en mí.

-No viene sola- un chico alto y musculoso con cara de estar oliendo mierda se acercó amenazante hacía mi persona haciendo que mi primo saltase a defenderme enseguida.

-Wow wow wow, alto ahí amigo- de cierta forma daba risa, mi primo con sus uno setenta y ocho de estatura enfrentándose a alguien con más de un metro ochenta y cinco- si no me equivoco la reserva es libre y mi prima y yo podemos andar por donde se nos dé la gana, más tomando en cuenta que pagamos por estar aquí.

El que reconocimos como Sam Uley se acercó a nosotros- Ellos tienen toda la razón Paul, aun así, déjenme advertirles que este es terreno peligroso y no es recomendable que anden cerca.

-Bien, bien, nos iremos, no se preocupen- Arthur los calmo mientras trataba de ponerme atrás suyo- pero, no sin que antes mi prima busque la razón por la que vinimos ¿cierto?

Asentí con rapidez, no habíamos venido a buscar nada, solo andábamos de chismosos, pero era mejor inventar algo de una vez, teníamos suerte de que ambos fuéramos excelentes mentirosos.

-Estoy buscando esta flor- explique mientras mostraba mi libro de botánica- me dijeron que la habían visto por estos lares.

-Conozco esa flor- una chica con cara de "odio al mundo" se acercó a nosotros por primera vez- está cerca del río. Por el norte.

Al ver a la hermosa chica, mi primo activo sus dotes de galán y fue a tratar de coquetearle.

-Estaremos encanados de tener una guía- se apresuró a decir mi primo- no nos hemos presentado aún, soy Arthur y ella es mi prima Coraline.

La chica al fin dirigió su mirada a un desesperado Arthur dispuesta a decir su nombre.

Y cayo de rodillas con la mirada puesta en Arthur.

Al caer la chica, me acerque enseguida a socorrerla.

- ¡Dios! ¿Estás bien?, Arthur, ven a ayudarme- pero cuando voltee hacía mi primo, este tenía la mirada fija en la chica mientras temblaba.

Lo más raro de todo, es que jure que por un momento sus ojos se volvieron azul eléctrico. Aunque me preocupaba la chica, mi primo era más importante así que deje a la chica en donde estaba y empecé a llamarlo con desesperación.

-Demonios ¿Vieron sus ojos? - susurraba un chico de aproximadamente nuestra edad.

- ¿Qué son ustedes dos? Huelen extraño- la pregunta de Uley me desencajo, sabía que mi primo era asqueroso de vez en cuando, pero me asegure de que hoy estuviese presentable además de echarnos mucho perfume.

- ¿De qué hablas? Deberían estar ayudando a su amiga- respondí con desesperación mientras le pasaba al único adolescente de la pandilla mi bolso- ahí hay alcohol, ya me encargare yo de mi primo, le ha pasado antes.

Y le di un puñetazo.

Arthur cayó al suelo quejándose, excelente, seguía vivo. Claro que no me esperaba un gruñido feroz viniendo de atrás mío.

Voltee con el horror impregnado en mi cara, un lobo grande y gris claro se encontraba a punto de atacarme.

Me hubiera destrozado de no ser porque mi primo salto sobre mí y nos echó a ambos fuera del camino.

- ¡Demonios, Leah! ¡Cálmate! - un chico bajo trataba de detener al lobo.

-Seth- al Uley decir eso, el adolescente que ahora sabíamos era Seth estaba nuestro lado- llévalos lejos.

El tal Seth nos cargó a ambos en brazos mientras se transformaba en otro lobo gigante color café pero más grande que el anterior.

Y ahí estábamos, huyendo de un lobo gigante en el lomo de uno aún peor.

Estupendo, ¿Qué mierdas está pasando?