Al borde del abismo.

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LAS VACACIONES...

Como cada año, fui a casa de mi abuela. Con ella me sentía libre, sentía que había alguien que confiaba en mi y por eso me dejaba salir, a demás ella vivía en un pequeño pueblo alejado de la ciudad, por lo que era mas seguro allí. Adoraba como cada vez que llegaba mi familia me recibía con tanta felicidad. Junto a mi abuela vivían tres primas mías, un primo y dos tías.  Aylen nació seis meses antes que yo, gracias a eso, eramos las mejores amigas, claro que con algunas peleas, pero nunca duraron mas de 1 a 2 minutos. 

Yo estaba en una lucha constante, sentía como la depresión se apoderaba cada vez mas de mi, me sentía fea, derrotada, que ya no tenía fuerzas. Aylen fumaba, así que eso no era nada nuevo para mi, pero un día yo lo probé. Ese fue mi gran error, así fue como yo, que lentamente caía a un pozo comencé a caer en picada sin ninguna intención de parar. Mi padre tenía serios problemas de salud gracias al tabaco, y ese era mi objetivo, MORIR. Odiaba todo, y veía el cigarrillo como una forma de castigo. Por cada pelea con mi mamá, por cada vez que sentía que hablaban mal de mi, por cada vez que me sentía fea, gorda, que no valía, por cada mal pensamiento, dos cigarrillos. Ni siquiera quería ir a la playa, no quería estar con nadie, veía en sus ojos el asco que daba.

Estábamos cerca de navidad y mis primas me invitaron  a una fiesta, no se como hicieron para convencerme, pero fui. Al fin y al cabo era una adolescente, y las fiestas no eran nada fuera de lo normal.  
Yo solo hacia lo que ellas hacían, era tonta, tímida y creía que esas chicas era mejores que yo por mucho.
Un vaso, dos, tres... el alcohol en mis venas y el humo en mis pulmones crearon la distracción perfecta para que lograra olvidar todos mis pesares. Y así volví a casa de mi abuela, si ningún problema en la mente, todo bello como antes.