¡Te lo Prometí Milk! Pero... ¿Qué te Prometí?

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     Día en un planeta minúsculo.

     Verdes los patos, el cielo morado, era el planeta, del norteño kaio.

  —Kaah-meee...

     El dios, va para su pared de almohadas, a refugiarse del ataque...

  —Haa-meeee...

     Bubbles, Gregory y Kaio, esperaron temiendo a que otro fragmento del planeta despareciera en...

  —¡HAAAAAA!

     Sí, Goku, el esposo saiyajin andaba, en otro planeta!, cuando la navidad YA estaba  presente en su hogar.

     Mientras tanto, fuera del (pobrecito) planeta:

  —A poco y creíste que no nevaría.

  —Sí...! Que linda nieve mamá!— le decía el niño a la madre, compartiendo en la ventana la visión de un paisaje medianamente nevado, ya en lo moderado, hermoso— y haremos muñecos de nieve?!—pregunta ansioso.

  —Claro que sí hijo, pero espera a que llegué el día de la víspera, además la nieve que a caído aún es escasa.

  —*Gimoteo*.

  —Unos días Goten, además, apúrate con tu desayuno, o no podremos ir de compras a la ciudad como te prometí.

  —Ay... no ¡no!, me apuro!— y ambos, fueron a desayunar, unos instantes más.

     Y, así pasaron los minutos, de las últimas horas antes de la navidad!

  —Entonces dices que nieva por esta época?— interroga, en una conversación, Kaio...

  —Pues sí— comía, y comía, acabando el penúltimo plato de arroz.

  —¿Hacen algo con la nieve?— interroga Gregory.

  —Emn, sim... algo así como muñecosm de... delicioso kaio Sama!

  —Oh, gracias, ese es el fruto de mucha experiencia.

  —Pero... extraño la comida de Milk.

     Se pausa, como para recordar a Milk, al delicioso sazón de Milk.

  —Por cierto Kaio Sama, en qué fecha estamos?

  —Déjame ver— saca una agenda de su bolsillo —Veamos...

  —Y... son... la fecha, puedo decirte que llevas a la fecha, tres semanas aquí.

  —A la fecha... ¡Estupendo! tres semanas desde que llegué es poco tiempo!

  —Sí, supongo, pero en algún momento debes volver.

  —Claro!, será urgente que regrese para cuando Bills vuelva! sólo tres semanas! treees... semanas...?

     En la ciudad:

  —No te quejes, sólo son bolsas— mujer de pelo azul, regañando a su esposo por sus rabietas.
 
     Era un centro comercial muy concurrido que, como el festivo panorama urbano, ostentaba bellos ornamentos navideños, enredados primorosamente con foquillos de colores.

  —Eh mamá— el hijo jaló de su vestido —que la de allá no es la señora Milk?

  —Uh...?— miró al sitio... su esposo también (activa visión busca insectos).

  —Pero si es Milk ¡HOLA!— va a recibirla:

     La mujer parecía distraída en sus pensamientos e impaciencia: hacía fila detrás de varias decenas de personas... y lidiaba con su inquieto niño, no se esperó tales circunstancias...

GOCHI: Bajo el MuérdagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora