Anika miraba con atención por encima de los libros que estaba acomodando, no era la primera vez que ese joven iba a la librería pero, como que hoy estaba diferente...tenia un semblante triste.
—¿Puedo ayudarte en algo? —le preguntó con amabilidad la chica.
—¿Disculpe? —contestó con suma confusión el chico desconocido.
—Soy una de las encargadas de la librería y pude ver que está buscando algo ¿necesita ayuda? —repitió con toda la paciencia que pudo reunir.
Él pareció meditarlo hasta que finalmente respondió.
—¿Sabe en donde están los libros para niños? Llevo un rato buscando y no encuentro nada.
—Es que está en la sección equivocada —dijo entre risas Anika— la sección de niños está del otro lado, permítame acompañarlo.
El susodicho asintió y se dejó guiar por la desconocida.
—Aquí está —sonrió— ¿Tiene alguna edad en especial?
—¿Mi edad? —pregunta confundido el chico.
—No —vuelve a reír Anika— La del niño a quien le va a regalar el libro.
—Ahh, tiene cinco años.
La chica estaba entusiasmada por hablar con él, desde la primera vez que ese enigmático personaje había visitado la librería donde ella trabajaba, había capturado su atención.
—¿Primo, sobrino? —continuó preguntado ella con una sonrisa.
—Es mi hijo —pronunció por fin.
—¡¿Qué?! —gritó pero después se tapó la boca— ¿Cuantos años tienes?
—Veinticinco —murmuro incómodo, no tenia nada que contarle a esa dependienta chismosa.
Anika se sorprendió pero volvió a sonreír, aunque con un matiz diferente.
—Seguro estos libros serán de su agrado, son bastante educativos, estoy a sus órdenes —le dijo de manera menos efusiva para después retirarse.
(...)
—Así que intentaste ligar con un cliente y te salió el tiro por la culata —comentó como si nada, Roberta, otra dependienta.
—¡Yo no sabía que estaba casado! —gritó espantada Anika.
—Quizá es padre soltero —murmuro como quien no quiere la cosa la otra joven— de todos modos ni conoces su nombre.
Anika suspiró rendida.
—Tienes razón, pero —sonrió— con suerte vendrá de nuevo.
—Eres una romántica amiga.
—Creo que la buena suerte, Robe y si es que la tengo, ese hombre regresará.
Roberta negó con la cabeza.
—Solo no vuelvas a meter la pata.
Anika le saco la lengua.
—¿Qué pasa? —preguntó Joshua, el jefe de ambas chicas, al verlas tan efusivas.
—Nada jefazo —rió Roberta para seguir haciendo sus labores—, solo no deje que Ani se acerque a más hombres o nos quedaremos sin clientela.
—¡Vamos Robe! ¿Qué son esos ánimos? Estamos en la mejor época, un buen libro siempre resulta ser un excelente regalo de navidad —exclamó Joshua.
—Habla por ti Josh, los "niños" de ahora solo quieren esos videojuegos de muerte y destrucción —se quejó Anika— difícilmente quieren un libro.
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Un regalo para esta navidad
RomanceAnika lleva mucho tiempo observado al chico misterioso que ronda por la tienda donde trabaja. Pero, justo cuando se atreve a hablarle, mete la pata de una manera garrafal. ¿Podrá un pequeño travieso mejorar las cosas? ¿O solo las empeorará? Portad...