Capítulo 3 ~ Where did you come from?

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Capítulo 3 ~ Where did you come from?

- Tenemos las aulas de ensayo por aquí – me señalan hacia la derecha. – Los despachos por aquí. – me indica a la izquierda.

- Más adelante están las zonas comunes, los lavabos... la verdad no mucho más.

- Ah – asiento, intentando recordarlo todo, aunque me conozco y sé que en cuanto se dé la vuelta voy a olvidarlo.

- Y por aquí... - torcemos hacia la derecha y después hacia la izquierda. – Está tu estudio.

Nos paramos delante de la puerta, mi estudio... el lugar en el que pasaré la mayor parte de mi estancia en Corea.

Por dios que esté bien.

El sitio que planeo que se convierta en mi refugio, mi paraíso.

Abro la puerta, con el corazón latiendo a mil por hora, y no puedo hacer otra cosa que quedarme en la puerta maravillada.

Es... asombroso.

La mesa de mezclas, el estudio de grabación detrás... y lejos de ser un espacio pequeño, es más grande de lo que me esperaba es... es genial.

- Que le parece? – me pregunta, sacándome de mi ensoñación.

- Me encanta.

- Me alegra mucho, todos estamos encantados con que haya decidido hacernos una visita prolongada – me comenta, con una sonrisa radiante.

Asiento con la cabeza, nerviosa y avergonzada.

No estoy acostumbrada a este trabajo, jamás nadie ha sabido mi verdadera identidad o profesión.

Es la primera vez que trato directamente con gente que conoce lo que hago... y que le gusta.

- La dejaré sola, supongo que querrá investigar un poco – se despide.

- Muchas gracias – le respondo mientras escucho como se cierra la puerta.

Dejo salir todo el aire que he estado conteniendo desde hace rato. Muevo los hombros intentando relajar el cuerpo mientras me aproximo a la mesa y le paso los dedos por encima, con veneración.

Y sonrío.

- Muy bien Ariel, hagamos algo de música. – me digo mientras me siento por primera vez en mi silla.

*

No puedo predecir con exactitud el tiempo que llevo metida en el estudio, mirando, cotilleando, probando todo lo que veo a mi paso; la mayoría de cosas ya las conozco por haberlas utilizado con anterioridad por mi cuenta pero hay cosas nuevas que solo el probarlas me deja maravillada por las expectativas futuras.

Hecho el cuerpo hacia atrás, apoyándome en el respaldo de la silla mientras hecho los brazos hacia arriba para estirarme del todo.

Miro hacia la puerta, indecisa.

Me han dicho que puedo moverme a mi antojo pero me siento un poco insegura con respecto a mi coreano.

Grr Grr

Pero no es necesario hablar para poder comer algo de una máquina expendedora.

Y justo he visto una en al final del primer piso.

Me asomo por la puerta, ojeando el pasillo desierto; cojo aire, abro del todo la puerta y salgo antes del perder el valor.

Tú puedes Ariel.

Necesito todo el ánimo que me pueda dar, es la primera vez que estoy tan expuesta y eso me hace insegura.

Hace ya mucho tiempo que estoy por mi cuenta.

Mientras voy reflexionando y animándome llego hasta el primer piso y diviso la ansiada maquina al final del pasillo.

Corro los últimos metros sin apenas despegar los pies del suelo, siendo lo más discreta y silenciosa posible y agachándome cada vez que paso por una puerta, a pesar de que están todas ellas cerradas.

Por fin, ante mí, tengo la tan ansiada comida.

Así que sin pensarlo mucho introduzco la moneda y presiono el botón para una bolsa de patatas.

Me agacho, con la vista a la altura de la del hueco por el que saldrá mientras escucho como la maquina se pone en movimiento.

Tengo tanta hambre que ya puedo hasta olerlas.

- Venid a mí, patatas.

- Venid a... - levanto la vista, extrañada porque aún no han caído cuando las veo inclinadas contra el cristal, sin moverse.

- No puede ser – murmuro.

Saco rápidamente las monedas que aún me quedaban en el bolsillo, quizás si compro la siguiente bolsa se caigan las dos.

No me llega.

Me agacho, mientras miro disimuladamente hacia detrás por el pasillo.

Despejado.

A situaciones desesperadas, medidas desesperadas.

No me queda otra que intentar meter la mano para agarrar la bolsa de patatas.

Tanteo con cuidado la entrada con la mano, no tengo el brazo muy grande pero me da miedo el que se me pueda quedar encajado y luego no pueda sacarlo.

Hace un par de años, a Clem le pasó, se le quedó atascado en una máquina expendedora de una funeraria, tuvieron que venir los bomberos para sacárselo; después acabó saliendo con dicho bombero... así que supongo que al final no fue una experiencia tan mala.

Consigo meter hasta la mitad del brazo cuando me asusto y lo saco.

No, de esta manera no.

Me levanto y vuelvo a mirar hacia atrás para asegurarme de que nadie pueda ver como se pelea una chica con una máquina.

Apoyo las dos manos contra la máquina y la sacudo; nada.

Lo vuelvo a intentar por segunda vez sin ningún resultado aparente.

Es a la tercera cuando ya desisto, y apoyo la frente en la máquina, mis ojos a la altura de la maldita bolsa de patatas que se ha negado a caer.

Me quedo unos minutos con la frente apoyada en el frio vidrio, gruñéndome las tripas y maldiciendo a mi suerte.

No pasa mucho hasta que escucho el ruido de unas monedas al ser introducidas en la ranura.

Abro los ojos sorprendida mientras me separo de la maquina a toda prisa, sin calcular y chocando con la persona.

Resultado, cabezazo e inminente chichón en camino.

- Lo siento mucho – le digo, con la cabeza gacha mientras me froto la cabeza.

Nos hemos pegado una buena.

- No, discúlpame por asustarla – me dice una voz desde arriba.

Quito la mano y levanto la mirada.

- Esa máquina siempre está así. – continúa.

Me he quedado muda, ante mi tengo a Jimin de Bts sonriéndome con su "eye smile"

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⏰ Última actualización: Dec 20, 2017 ⏰

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