Este es solo un relato corto, algo que escribí como una idea. No tiene continuación.
Sera el primero que suba, no se como me ira, ya veremos. No me gustan las adaptaciones, no de mis cosas por lo menos.
Es todo, aquí vamos...
***
Afuera llovía a cantaros, desde que amaneció hasta ese momento de la tarde que la lluvia no dejaba de caer, a veces escampando por ratos pero sin llegar a parar del todo. A ella parecía no importarle en lo absoluto, es mas, le gustaba de sobremanera escuchar la lluvia caer sobre el vidrio de su ventanal, ese simple sonido la relajaba.
Para ella era un día perfecto, se encontraba sentada en su mullido sillón de cuero negro disfrutando de ese clima frío y húmedo que tanto le gustaba, acompañada de humeantes tasas de café y un nuevo libro por leer. Estaba tan sumamente cómoda en su sillón que por poco no se percata del sonido del timbre ahogado por el caer de la lluvia. Se levanto con parsimonia y acomodo la larga bata que cubría su cuerpo, para luego salir de su estudio en dirección a la puerta principal, a mitad de las escaleras el timbre volvió a sonar, ahora un poco mas fuerte, siguió su camino y al llegar a la puerta se levanto en la punta de sus pies para alcanzar la mirilla y ver quien estaba fuera con esta gran tempestad.
Su sorpresa fue mucha al ver a aquel hombre que conoció en unas vacaciones por Europa y que se convirtió en su romance de verano. Abrió la puerta a toda prisa para encontrarse con Abraham, estaba completamente empapado y comenzaba a temblarle el labio debido al frío. Ella se quito de la puerta y el entro a la casa sin mediar palabra.
Se observaron mutuamente durante segundo, tal vez minutos, pero ninguno movió un solo musculo. El fue el primero en moverse y segundos después ella se encontraba entre sus brazos sin importarle lo mojado que el estuviera.
-Te prometí que te encontraría-Le dijo mientras repartía pequeños besos por su cabello -Y esta vez no pienso dejarte ir de nuevo.