Capítulo 3 | Playa

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Desperté por el toque del timbre. Fui rápidamente a abrir la puerta, totalmente despeinada y con una cara para nada agradable. Al abrir me encontré con esos ojos marrones que me matan y quedé sorprendida, no esperaba encontrarlo acá. Estaba por decirme algo cuando la voz algo chillona de Malena se sintió por detrás. Al instante se me fue la ilusión de que Agustín había decidido venir hasta mi habitación para hablar conmigo. Malena se acercó y me saludó con muchas ganas, al parecer estaba emocionada por pasar tiempo conmigo, en realidad lo dudo pero es lo que aparenta.

No había preparado nada anoche, y ahora me sentía mal por ello. Los hice pasar, para que esperaran un rato mientras preparaba las cosas a las apuradas. Fui a buscar mi maya para cambiarme, mientras sentía que conversaban.

-Para mí no fue una buena idea invitarla, pero es tu decisión. -sentí al salir del baño, ya cambiada, la voz de Agustín.

-Hemos pasado muy poco tiempo juntas, por favor Agustín, entendelo. -contestó algo enojada.

-Y nosotros también, quería pasar más tiempo con vos. -Agustín se acercó y la besó, fui rápido a mi habitación, no podía soportar ver esto.

Preparé rápidamente mi bolso, los pobres llevaban mucho tiempo esperando. Preparé un sándwich rápido con algo de jugo y lo guardé en el bolso.

[. . .]

En el camino a la playa, que solo eran unas cuadras, Malena como siempre intentó sacar conversación, hablando de sus proyectos y lo difícil que era la facultad. Yo también conté algunas cosas mías. Agustín no había hablado en todo el camino, lo único que hizo fue observarnos mientras hablábamos.

Al llegar allá, lo primero que hicimos fue meternos al mar, hacía mucho calor y ninguno pudo aguantar. Dentro del agua tuve unos leves roces con Agustín, traté de ignorarlos. Al rato ellos se empezaron a besar y lo único que se me ocurrió en ese momento fue salir de allí.

Al cabo de unos minutos, ambos salieron con una sonrisa enorme, y no pude evitar sentirme algo mal, teniéndole cierta envidia a Malena por el chico que tiene al lado.

Deseaba tanto hablar con Agustín y aclarar las cosas, pero siempre estaba Malena de por medio y así era imposible, muy imposible.

A pesar de ese inconveniente, la pasé excelente la siguiente hora y media, hasta que decidí volver a meterme al mar, y para mi mala (o buena) suerte, Agustín también fue, pero sin Malena. Ella había decidido broncearse para que sus amigas al volver vieran como estaba y le tuvieran envidia por el color de su piel. La verdad yo no era de las personas que hacían eso, además de que me cocinaba del calor teniendo agua delante de mí, siempre quedaba como un tomate, nunca había quedado con un color más oscuro de mi piel, solo rojo, rojo y rojo.

Empecé a jugar con Agustín después de un rato de habernos metido, Malena estaba mirando hacia el lado contrario y dudaba mucho que siga despierta. De todas formas no era algo malo, pero quería evitar inconvenientes. Lamentablemente me tropecé, cerré los ojos esperando la caída, pero lo único que recibí fueron unos brazos fuertes sujetando mi cintura. Abrí los ojos lentamente, encontrándome con ese marrón fascinante. Estuvimos así por un rato, y deseaba que el tiempo se detuviera por siempre. Él se acercó y estábamos a punto de besarnos, pero nos dimos cuenta ambos al mismo tiempo del error que cometeríamos y sus consecuencias. Nos separamos y cada uno fue por su lado, yo con el corazón en la garganta de los nervios. No esperaba una escena como esta después de los inconvenientes sucedidos.

Malena al sentirnos llegar y acomodarnos, se despertó. Si esa hubiera sido yo, no me hubiera despertado ni con que me pusieran una trompeta en mi oído. Esta chica era muy perfecta.

Superando el pasado | AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora