No sé decir adiós.

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XXIV

No sé decir adiós

Y me gusta Bukowski porque es la poesía desnuda

Y sin alma,

Palabras con doble de Whisky

Que te entran

Raspando por la garganta

Y emborrachan a las larvas

Del esternón.

Si yo supiese que van a convertirse en mariposas...

No sé decirte adiós

Porque he decidido que soy yo la que se va

Cuando te marchas

Castigando al asfalto con esas

Zapatillas de andar por trenes.

Soy un caracol

Cobarde

Expuesto al sol

Y soles son todos iguales.

Prefiero a los monstruos de la noche,

Más vivaces

Al ritmo de la coca,

Jugándose el amor en los casinos,

Dejándose vencer por el blues blanco,

Barato y nostálgico de síncopas.

No sé decirte adiós.

Es complicado si me miras

Y en mis manos se entierran

Las lombrices,

Que son un animal sin corazón

Que bombea sangre

Gracias a una suerte de

Movimientos peristálticos,

Peripléjicos,

Periarduos

Mojados

Y no laten, no saben.

Si me estudiase

La teoría filosófica de cómo despedirse

Encontraría demasiadas paradojas

Y contradicciones

Falsamente lógicas.

-Di adiós con los ojos

-Di adiós con los labios

-Guarda tus espinas y da un abrazo

-Déjate extrañar

A mí me sobra el silencio

Y me es asquerosamente

Insuficiente en esta habitación

Minúscula

Repleta de ventanas

Que dan a un patio infinito

De rosales

Al que caen los gorriones

De los nidos

Para romperse las alas,

El pico,

El corazón,

Aunque tengan padres que revolotean

Sobre sus cadáveres

Piando insomnes.

Y nadie los escucha...

Nadie los escucha

Como me ignoran a mí

Cuando te grito adiós

Y te acaricio en todo lo que toco

De camino a casa.

Si supiese cómo decirte hola

Qué fácil sería largarme para siempre.

El invierno de las ratas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora