C18: Regresar.

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—¿Qué hacías en esa casa rodante? — demanda saber Shepard en cuanto salgo a la calle y observo su expresión desconcertada mientras asoma la cabeza por la ventanilla del jeep—

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—¿Qué hacías en esa casa rodante? — demanda saber Shepard en cuanto salgo a la calle y observo su expresión desconcertada mientras asoma la cabeza por la ventanilla del jeep—. Vi tu bicicleta aquí y deduje que estabas dentro, ¿pero por qu...? —Sus palabras se desvanecen en sus labios en cuanto Blake llega a mi lado con las manos metidas en los bolsillos de sus jeans—. ¡¿Qué rayos hacías con Hensley en una casa con ruedas?!

—Le estaba mostrando mi hogar, coach —responde el muchacho a mi lado al notar que comienzo a tartamudear. No soy bueno mentirosa, soy como Malcom.

—Por tu propia integridad física espero que sea lo único que le estabas mostrando —amenaza entre dientes, con el ceño fruncido.

—¡Bill! —chillo sintiendo el rubor coloreando mis mejillas—. Deja de insinuar cosas y estaciona el jeep, tenemos muchas cebollas que pelar —ordeno antes de que el hombre refunfuñe y dé marcha atrás.

—¡Hensley tiene cebollas que pelar! —corrige en cuanto tiro de la manga de la camiseta de Blake hacia la casa—. Por tu propia seguridad mantente fuera del camino de Billy cuando esté en la cocina, nadie debe perturbarlo mientras hace su salsa especial —advierto en un susurro en cuanto abro la puerta.

—Creo que deberías advertirle a alguien más —repone observando con horror y cierta familiaridad la escena que toma lugar en el living.

—¡Te acabaste el papel higiénico! —acusa una furiosa Mei Ling lanzándole un cojín a Elvis.

—¡Tú te acabaste el yogurt y yo no te lancé un misil de objetos decorativos! —replica él agachándose tras el sofá y haciendo que el cojín se estampe contra la pared en lugar de su rostro.

—¡Es porque no tienes los testículos para lanzarme nada! —exclama la coreana antes de tomar un jarrón y lanzarlo. Elvis lo atrapa y lo abraza a su pecho como si acabara de lanzarle un bebé o una granada.

Tal vez un bebé granada.

—¡Casi rompes el jarrón que me regaló mamá, loca desquiciada! —la acusa—. ¡Y pregúntale a tu hermana si no tengo testícu...! —El jarrón se le resbala de las manos y sus ojos se amplían al escuchar a Shepard. Me encojo al oír la porcelana haciéndose añicos.

—¡¿Qué crees que estás haciendo, estúpido Preston?! —inquiere el corpulento fan de los Chiefs atravesando el umbral con las manos cargadas de bolsas del supermercado—. ¡¿Cómo te atreves a decirle eso a una mujer, zopenco maleducado?! —grita con regaño y desdén en su voz—. ¡Te haré correr hasta Mongolia si te oigo decir eso de nuevo!

—¡Ella ni siquiera es una mujer! —se defiende el muchacho indignado—. ¡Es un animal que empieza con Z!

—Espero que se esté refiriendo a una zarigüeya —susurra Blake cruzándose de brazos.

—O a un zopilote —añado obteniendo una mirada desconcertada de su parte.

Creo que tendré que mostrarle una fotografía del animal más tarde. Tengo una en mi habitación dado que hace unos años quería uno como mascota. Sin embargo, Malcom me dijo que no podía tener un buitre porque era ilegal, y Kansas añadió que de seguro iba a esperar a que me durmiese para comermerme.

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