¿Ser ó No Ser?

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-Bien, último intento...
-Eso dijiste las diez veces pasadas Don
-¡Shh! -el de naranja suspiró recargando su mentón en la orilla del escritorio del morado mientras lo veía mezclar unos cuantos líquidos raros en un pequeño tubo -¿Por qué no te puedes quedar así? Ya lo habías decidido
-¡Shh! -el de naranja levantó su vista para observar el techo mientras soltaba otro suspiro ¡Rayos! Si seguía así moriría de aburrimiento
-¡Vamos Don! Sólo quiero jugar contigo amor ¿Eso es malo?
-¡Callate Mikey! ¿¡No ves que estoy ocupado? ¡Ve a molestar a alguien más! ¡HAY, que fastidioso eres! -el ninja de pecas se levantó de golpe tirando la silla haciendo exaltar al esbelto, este sólo lo observó un tanto sorprendido, el menor, por su parte, salió del laboratorio murmurando un par de cosas intendibles, Donatello suspiró y regresó su vista al experimento, lo observó un rato pensando en lo que le había dicho al menor -soy un idiota, Mikey no tiene la culpa -y era verdad, el menor no tenía la culpa de los arañazos y mordidas que el morado le había dado al sillón, o aquella vez que casi ataca de nuevo al sensei, era por eso que había decidido volver a tratar de crear el antídoto, cerró los ojos y dejó el experimento tapando su rostro frustrado, lanzó un gruñido y se levantó de su silla algo molesto con sigo mismo, miró la puerta de su laboratorio, tenía que disculparse, se dirigió a ella y la abrió de golpe topándose con el pecoso que al parecer se disponía a tocar, pues su puño estaba a la altura de su cara -Mikey... -estaba sorprendido, no esperaba encontrarlo ahí después lo que le había dicho
-Lo siento, sé que quieres volver a ser tú, no debí molestar -su mirada se encontraba fija en el suelo mientras que una pequeña sonrisa de lado aparecía en su rostro -soy un latoso
-¡Claro que no! -el grito de Don hizo que el pecoso diera un respingo y lo mirara con los ojos abiertos, a pesar de ser novios desde hace meses aún se ponía nervioso al estar con él y esa no era la excepción, pues el tener esos hermosos ojos azul cielo que tanto amaba observándolo justo ahora hizo que sus mejillas se tiñeran de carmesí intenso  y su habla se enredara -di...digo, no eres latoso, e...eres hiperactivo solamente, pero no debí gritarte eso lo... Lo siento -bajó sus orejas y cola, al haber pasado ya tres meses desde aquel accidente aprendió a controlar los movimientos de estos, o como Raph lo llamaba, chantaje
-Ya olvidalo Don -acarició su mejilla viendo como el esbelto restregaba la misma sobre su mano soltando unos cuantos ronroneos, soltó una risilla mientras tomaba aquel experimento sin que el otro se diera cuenta, dejó de darle mimos y besó su mejilla sonriéndole ampliamente después, el morado inclinó su cabeza un poco confundido por aquel repentino acto del menor hasta que en su cerebro algo pareció conectarse, volteó a la mesa dándose cuenta que el experimento no estaba
-¡Mikey dámelo!
-Quitámelo -se echó a correr por el laboratorio siendo seguido por un molesto Donatello, no pudo evitar sacar unas cuantas risas, le divertía la situación, se subió a una silla cerca de la puerta alzando alto su mano mientras que el genio trataba de quitárselo
-¡Miguel Angel dame eso! No sabes lo peligroso que puede ser
-Tal vez sí, tal vez no, no lo sabré hasta no probarlo -acercó aquel líquido a su boca como si fuera a beberlo, las pupilas de Donatello se contrajeron y su corazón latía rápido, no quería que nada le pasara a su pecosito
-¡Dámelo! -dió un brinco pegándole al tubo de ensayo el cual fue soltado por el menor a causa de la sorpresa del felino, ambos observaron el líquido en el aire como si fuera cayendo en cámara lenta, sentían sus corazones detenerse y el sudor recorrer fríamente sus rostros
-Chicos ya es tarde, deberían dor... -el habla del mayor fue callada al entrar al laboratorio y ser recibido por un líquido transparente encima suyo, ambos menores quedaron paralizados viendo a Leonardo quien sólo quitó el líquido de sus ojos y miró a sus hermanos -¿Qué rayos hacían?
-Amm... Bueno... Verás, él, yo... Nosotros... -ambos balbuceaban sin decir nada prácticamente, el ojiazúl levantó la mano haciéndolos callar y soltando un suspiro
-Ya es tarde, vallan a dormir, mañana limpian esto -salió del laboratorio yendo después al baño a limpiarse aquella sustancia comenzando a sentir demasiado sueño, lanzó un bostezo al haber terminado y salió del baño yendo directo a su cuarto topándose con el de rojo al abrir la puerta -¿Qué haces aquí? -frunció un poco el ceño y cerró la puerta caminando después a la cama
-¿Qué no puedo dormir con mí novio? -alzó la ceja viendo la pequeña sonrisa de Leo mientras se recostaba dándole el caparazón, desde el día en que Donatello casi los mataba se dió cuenta que no debía callar más lo que sentía por el líder y decidió decirle siendo correspondido, sonrió al recordarlo, se acercó al de azúl y besó su nuca escuchando suaves suspiros por parte del contrario, acarició su abdomen lentamente descendiendo de a poco
-Raph... No -sus ojos se encontraban cerrados mientras suspiraba lento -nhm
-Sólo un poco Leito -comenzó a acariciar su cola oyendo un gruñido por parte de Leo, sonrió de lado tocando y acariciando su entrepierna  mientras que el líder comenzaba a soltar leves jadeos que se convirtieron   en pequeños ronquidos desconcertandolo un poco -¿Leo? -asomó su cabeza por encima de la cama logrando ver al de azúl dormido -el entrenamiento extra con sensei acabó contigo ¿No? -besó su cabeza y acarició su mejilla acostándose a la vez que lo abrazaba quedando así muy juntos -descansa amor -y cerró los ojos durmiendo y sintiendo el calor del de azúl junto al suyo

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