V

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¿Qué no era su amigo de la infancia? ¿Qué no se conocían lo suficiente? ¿Quién mierda era Izuku para él?

Un completo idiota tratando de negar algo tan obvio.

Izuku, Midoriya Izuku era más de lo que él quería creer, de lo que él quería sentir. Tal vez es su sentido de alfa cegándolo de esa forma tan estúpida ante la constante presencia de un Omega como él. Después de todo, así es. Todo es un constante cambio, todo el tiempo, a toda hora y de una forma tan lenta e impredecible. Agobiante ¿Katsuki está confundiendo lo invertible con la excusa de los cambios? Una pregunta que no se podía responder tan fácilmente. Detestable.

Aunque reafirmara que esos golpes eran algo obvios y que los quejidos eran escuchados por él, aun así, quería creer que ese niño estaba en óptimas condiciones. Tal y como siempre.

Su actitud distorsionada, su ligera diferencia al andar era quizá posible de disimular, pero su ansiedad, su maldito nerviosismo ¡Esos no eran cambios únicos y propios de esa etapa! Eso... no era buena señal. No, jamás lo era.

Es muy simple saber cuándo alguien se siente intimidado, cuando alguien realmente se siente aislado. ¿Midoriya podía llegar a sentirse de ese modo? ¿Quién era él para poder ayudarlo? Solo era un imbécil más que se aprovechaba de ese niño y lo molía a golpes cada que quería. Eso es algo que él no podía cambiar, y era algo con lo que iba a vivir.

Así pues, después de aquella pelea en la que Midoriya soltó algo de su pesar, para después empujar al contrario con ambas manos y salir, tomando su mochila por una de sus sujetadores, casi arrastrándola; es desde cuando aquellos muchachos ya no podían cruzar miradas otra vez.

Midoriya tiene un problema que mantiene lo más lejos que puede de sí mismo. Aunque no quiera gritarlo, en algún punto lo hará.

Sin más, aún más días lentos y pasajeros pasaron frente a los ojos de ambos chicos que se distanciaron tratando de calmarse. Bakugo sentía algo que ni él sabía que era. "Él me importa una mierda" se repetía una y otra vez, de tal forma como si fuera una religión en la que debía de creer.

Pero, incluso con eso en mente, tenía cierta parte de sí mismo observando a ese niño. Cada paso, cada palabra. Podía mirarlo, lentamente, como cada cosa lo hacía con desgane. Como levantarse de esa silla era algo cansado. Como hablar y mantener una plática con la típica muchacha que más parecía apreciarle comenzó a ser más cortas.

Esa chica iba por ahí, tan interesada por sus amigos como nadie más. Ella mantenía la vista en cada uno y, parecía no tardar demasiado en notar el estado de Midoriya.

Las pocas cosas que sabía de aquella muchacha era que postularía para la Academia Ketsubutsu. Lo decía con ánimos, aunque afirmaba estar demasiado aterrada por dentro... Katsuki, todos sabían que él iba a postular a la Academia Yuuei. ¿Y el pecoso? No eran amigos, eran compañeros y no se llevaban bien, pero la cercanía le permitía saber la mayoría de las cosas de ese niño, de la misma forma que él antes que todos pudo enterarse de lo silencioso que era aquel niño respecto a sus problemas personales. Con la actual distancia invisible que mantenían entre si después de aquella pelea es que él aun no sabía que depararía el futuro para ese Omega. Oh, vamos. Él le importa una mierda ¿Verdad? No debía preguntar, entonces.

Y casi lograría creerse dicho mantra si no fuese porque se levantó de su asiento y buscó a aquella muchacha entre los pasillos. Parecía correr entre el ajetreo, necesitaba encontrarla. Algo resonaba exigiéndole que preguntara directamente, sin rodeos como bien sabía hacer, pero, no podía. Y no iba a hacerlo.

A unos pasos, pudo visualizar su figura pequeña, contenta y muy entusiasmada.

—Oye. —Habló mientras se acercaba a la muchacha, a pasos tranquilos y firmes. — ¿Qué sabes del estúpido de Deku, eh?

La muchacha interrumpió su plática vespertina en la última hora con aquellos compañeros de clase, mirándolo con cierto nerviosismo en sus ojos, aún más notable en sus manos.

— ¿A-a qué te refieres?—Le preguntó.

—Deku. ¿Sabes a donde va a postular? —Hace nada que le alcanzó lo suficiente para tener tan solo un metro de distancia.

—Eh...—Llevó su mano a su mejilla, la cual rascó pensando sobre si su respuesta era la adecuada. —Yo...

— ¡Habla, maldita sea!

—Él, quiero decir, I-Izuku postulará para la Academia Yuuei. —Los bellos de los brazos se le erizaron ante el grito. ¿Cómo demonios es que Izuku podía soportarlo, aún más, mirarlo sin tenerle temor? Él de verdad estaba convirtiéndose en un alfa, tal y como cualquiera esperaría. Una beta como ella aun así podía sentirlo. —

Bakugo, sorprendido por aquello retuvo la respiración un momento. ¿Deku? El estúpido de Deku postulará... ¿A la misma Academia que él? No, sólo él podía postular, solo él y se lo iba a dar a entender, por las malas, como siempre.

Necesitaba encontrar a ese niño. Hacía bastante que no le seguía el paso, pero aun así, cuando lo tenía al frente solía observarlo. ¿Dónde mierda esta?

Con pisadas pesadas y con la furia creciendo en sí mismo corrió buscando a aquel pecoso que parecía tener la culpa indudable hasta de sus pesadillas. La muchacha, por el contrario, suspiro al ver alejarse velozmente, temiendo por el problema que acababa de ocasionarle a ese, quien podía considerar un amigo. Aunque... ese niño comenzaba a actuar algo raro ¿No?


¡Nos vemos mañana! [KatsuDeku] |OMEGAVERSE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora