Miro mis manos. Antes llenas de la esencia creadora de un artesano, un artista, aquél que a través de sus dedos deja escapar todos sus sentimientos y los hace incorruptibles, o por siempre corruptos. Antes manos de un creador, de alguien que tenía la virtud de disfrutar cada cosa que creara, fuera grande o pequeña. Ahora, están llenas de sangre.
Un rápido análisis de mi alrededor se basa en percibir primero un tono de negro, luego otro y luego tonos más grises, marrones, verdosos muy oscuros y rojos como el cielo al atardecer. Azules oscuros, como los de la ropa. Beige, como la piel. Marrón, como el color de sus iris. Gris, como el color de sus cejas. Pero también veía algo que no era un color, era más bien un estado. Era lo que esa persona desde la otra punta de la habitación había encontrado, no pudiendo hacer más que mantener su expresión inerte y dejar varios torrentes de sangre fluir por su cuello.
No se movía.
Y yo tampoco. Quizás hasta quería que cuando la mismísima muerte se acercara a tomarle me tomara por otro muerto y me llevara a mí también. No era mi sangre, pero estoy segurx de que entre el cadáver y yo no había mayor diferencia que esa.
¿Qué hacía yo en una escena del crimen? O mejor dicho, ¿qué hacía yo delante de un espejo?

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Manos
Short StoryHistoria corta. Al principio no sabía cómo comenzarla y después me ha dado lástima acabarla tan pronto, pero había dicho justo lo que quería decir de la manera más condensada posible sin perder la emoción. Disfrutad de la lectura, y de lo que vuestr...