Última promesa.

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Se lavó las manos con mucho cuidado antes de tomar las verduras de la bolsa de papel que descansaba en la pequeña encimera de la cocina. El agua fría le hizo tiritar ligeramente, tomó el jabón y lavó hasta que las consideró lo suficientemente limpias para comenzar a hacer ese caldito de pollo que había prometido.

Se acercó a las papas y las zanahorias, las miró a través de los cristales de sus gafas y eligió solo las mejores antes de colocarlas sobre la tablita de madera que utilizaba para cortar. Era verdad que el trabajo era mucho más sencillo si utilizaba un poco de magia, pero Harry lo prefería así y Draco siempre agradecía una buena comida hecha a mano.

No era que Harry fuese un cocinero experto, de hecho, no lo era ni por poco. En tiempos anteriores, Harry habría preferido salir y comprar algo ya preparado; sushi tal vez, o comida francesa, la favorita del rubio, pero ahora ya habiéndose olvidado de las extravagancias, ambos habían aprendido a valorar aquellos pequeños detalles que se regalaban mutuamente; los desayunos preparados por el otro, la taza de café, las sonrisas, el que el otro arrojara al cesto la ropa sucia sin necesidad de pelear.

Tomó el único cuchillo que aún tenía filo de dentro de uno de los cajones y tomando una papa pequeña y redonda, comenzó a cortarla en cubitos mientras recordaba cómo es que había llegado hasta ese punto de su vida; él, Harry Potter, héroe del mundo mágico, jefe de los aurores, miembro más joven y respetado del ministerio, cortando papas y preparando un caldito caliente de pollo para su novio que descansaba en la cama.

Draco siempre había sido una constante en su vida. Había sido el primer niño mágico que había conocido cuando se enteró que era un mago, y aunque la mayor parte de su vida habían pasado el tiempo compitiendo y peleando, solo fue cuestión de tiempo para que el héroe se percatara de que en realidad lo que sentía por Malfoy no era odio, sino todo lo contrario y que si se portaba tan hostil con él era únicamente por la frustración que sentía al pensar que nunca sería correspondido.

Grande fue su sorpresa cuando se percató de que tal vez Draco si le correspondía; todo había iniciado un año y medio atrás, una tarde en el ministerio, con Draco Malfoy recién enlistado como inefable y un Harry Potter con un montón de archivos en las manos que se le cayeron nada más chocar con su némesis. Todo un cliché; papeles volando por todas partes, regados en todo el suelo de un corredor completamente vacío, una mano pálida y suave como la seda, otra mano apiñonada y algo endurecida por los entrenamientos como auror, ambas tocándose al intentar levantar accidentalmente el archivo de los Malfoy que habían sido exonerados gracias a las declaraciones de Potter a su favor.

Y Harry creía que aquello se había sentido como verse por primera vez. Sin peleas por los pasillos a sus espaldas, sin maldiciones, sin Voldemort, sin Slytherins o Gryffindors, solo Draco y Harry, mirándose después de mucho tiempo, mirándose de verdad, viendo más allá del apellido Malfoy o de la cicatriz en forma de rayo. Y se había sentido bien, aquella conexión invisible que siempre los había unido fue tan fuerte, tan poderosa que Harry juró que sintió un choque eléctrico que le puso todos vellos de la nuca de punta. Harry jamás olvidaría esos grises, preciosos como la luna misma, mirándole con bochorno, porque jamás se habían tocado de esa manera, aquellas majillas arreboladas que le gritaron "¡Siente lo mismo que tú!" y esos labios entreabiertos que a su parecer rogaron por ser besados.

Sin embargo para que aquel momento llegara tuvieron que pasar muchas cosas más; Harry tuvo que terminar su relación con Ginny, a simple vista perfecta pero llena de problemas. Tuvo que enfrentar abiertamente su bisexualidad y tuvo que convencer a Draco de que si se sentían atraídos, ya estaban demasiado grandecitos como para no hacer nada al respecto. Los Weasley se lo tomaron bien, al parecer todos los sospechaban desde sexto grado, cuando Harry se había obsesionado con el rubio hasta el punto de lo poco sano. Ron y Hermione por supuesto lo apoyaron en todo y hasta hacían salidas de pareja los cuatro juntos.

Última promesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora