Cómo entrenar a tu dragón (Hipo x Lector insertado)

Capítulo I: La Isla de Berk...

NOTA: (Y/N) indica el nombre que desees ponerle al personaje.

Pueblo en camino a la desesperación, ubicado unos grados al sur de"me muero de frió". En fin... Es nuestra aldea. En una palabra: "Devastada". Tenemos pesca, caza e impactantes puestas de sol. El único problema aquí son los animales...

Verán, mientras que la mayoría de la gente normal tiene mosquitos, ratones o loros... Nosotros tenemos dragones.

La mayoría de la gente decidiría irse, los vikingos (Como los típicos cabeza dura que son) prefieren permanecer y pelear.

Mi nombre es (Y/N) ... No me quejo. Muchos de los chicos que conozco poseen nombres... ¿Cómo decirlo?... Terribles. Son llamados de ese modo por la creencia de que ahuyenta a los trolls y a los gnomos (como si el carácter de los vikingos no fuese lo suficiente).

*Tu punto de vista*

Me dirijo al puesto de herrería mientras un "típico ataque" de dragones arrasa con las cabañas de la tribu por tratar de robar unas ovejas del ganado. Un montón de ellas están prácticamente en llamas por causa de las criaturas. Durante el camino esquivo ruinas por aquí o algún aliento de dragón por allá, me piden ejercer una inmensa cantidad de tareas: Apaga con un cubo de agua el fuego de aquel sitio, lucha contra aquel dragón, arregla la armadura de tal sujeto, etc.

Ayudo en lo que puedo, menos en luchar y dañar a criaturas incomprendidas como lo son éstas. Tal vez causen problemas, pero no hacemos lo posible por entender su comportamiento en su totalidad; por eso prefiero no entrometerme en su camino.

En este momento estoy buscando a mi amigo Hipo: Un joven tal vez un poco escuálido cuyo padre es el jefe de la tribu (Estoico, "El Vasto"). Es un "inventor fallido", como yo lo nombro, pues... aunque tiene buenas intenciones en ayudar a su pueblo en uno que otro invento, la mayoría (todos) han sido una molestia para los habitantes; sobretodo en batalla, similar a una catástrofe. La última vez Estoico le prohibió salir de casa en caso de ocurrir un ataque al ganado de nuevo. Conociéndolo, no creo que obedezca esa orden, al igual que como no lo ha hecho en varias ocasiones.

En fin, voy directamente al puesto de herrería de Bocón ("El Rudo"): Un hombre que perdió su mano izquierda y pierna derecha en combate de cabello rubio, cuyo tono se extiende también en el peculiar bigote largo ("gigantesco") de un vikingo, similar a la longitud de su melena atada en una improvisada cola de caballo con trenzas de compañía por doquier. Él es el hombre que me crió desde que tengo memoria, a pesar de mi desconocido lugar de origen; esto sirve de excusa para justificar mi comportamiento "único" y pacífico hacia los dragones, lo que me hace quedar como un personaje... digamos que "pintoresco" junto a Hipo. Tal vez por eso nos llevamos bien.

Terminando con detalles, veo al chico escuálido vistiendo su robusto chaleco de piel marrón ayudando a afilar armas en el puesto de Bocón. A juzgar por la cara de enfado y capricho que hizo en este momento, diría que su padre lo atrapó en el acto y lo envío de nuevo a su cargo de herrero, pues mi "padre" lo entrenó desde que era pequeño debido a que la mayoría de mi pueblo no vió en mi amigo una persona con las capacidades adecuadas para empuñar un hacha y luchar contra la gran pesadilla de la tribu.

-¡¡Hipo!!- Grito fuerte para llamar su atención por el gran sonido de batalla ejercida en el momento, mientras me dirijo a toda velocidad a mi respectivo trabajo también. Él de inmediato alza la mirada y me ve, generando un rostro de auxilio hacia mí. Sin embargo, lo que hago después de colocarme rápidamente un mandil de cuero alrededor de mi cintura, fue exigirle de forma preocupada.

-¡Acaso estás demente! Sabes muy bien que no puedes estar aquí, menos mal que Estoico te envió aquí y no a casa, al menos no permaneces del todo encerrado.- Argumento ejerciendo de cierto modo un papel maternal hacia el muchacho, pero no puedo evitarlo, me preocupo por él.