El frío invierno, partículas blancas llenando el suelo y todo al paso de aquella blanca capa de nieve, las casas llenas de luces, el ambiente tan agradable a pesar del frío, aquel que te decía que estaban en vísperas navideñas, todo eso era lo que Hoseok sabía que estaba a su alrededor mientras iba en taxi hacia la que algún día tomó como casa, en la cual fue recibido por aquel hombre de cabellos negros con una hermosa sonrisa, aquella que dejaba ver sus rosadas encías.
—Oh, ya estás aquí. —Afirmó. —Pasa antes de que te conviertas en un mono de nieve. — Sacudiendo un poco el gorro del contrario se hizo a un lado dejando que pasara.
Retirando su gorro y bufanda, Hoseok entró al lugar, sintiendo rápidamente el cálido ambiente y aquel olor a galletas recién horneadas entrando por sus fosas nasales.
—Huele a galletas, ¿las has hecho tú?
—Así es pequeño Hobi.
Hoseok caminó hacia el sillón lentamente, procurando no tropezar con nada.
—¿Podrías darme algunas, hyung? Estoy un poco hambriento. — Preguntó algo avergonzado.
—Claro, están deliciosas, estoy seguro que te encantarán.
—Eish~ deja de alardear y trae acá esas galletas, Yoongi.
—Ish, te miman un poco, y ya te olvidas de ser respetuoso, soy tu hyung, tonto Hobi.
Con un plato de galletas en mano Yoongi se sentó al lado de Hoseok, dejando lo que traía en la mesa ratona.
—Gracias, Gi —Dejó un beso con algo de dificultad en su mejilla y tanteó la mesa para alcanzar el plato.
Tomando una galleta se la llevó a la boca, de la cual escapo un sonido de satisfacción, bajo la atenta mirada del mayor se atrevió a hablar.
—Woah, hyung no mentía, estas galletas realmente saben deliciosas, será por el hambre que tengo.
—Tsk. Este mocoso. —Lo miró de forma acusadora. — Admite que cocino bien, niño.
—Y-yah! Se que m-me estas mirando, deja de hacerlo, es incómodo. —Se trabó en sus palabras avergonzado, con los colores subiéndole al rostro.
—¿Te he dicho que te vez tan adorable sonrojado? — Apretó las mejillas contrarias. —Eres tan tierno Hobi.
—Para por favor, mejor dime donde está el baño.
—Está bien Seok, pero será por ahora, el baño está al fondo a la izquierda.
Hoseok escuchando lo que le decía, tomó su bastón y comenzó a caminar, tanteando el camino.
Una vez frente la que supuso era la puerta del baño entró, cerrando la puerta tras de sí y apoyando sus manos en el lavabo.
—¿Por qué tienes que ser así de lindo conmigo hyung, acaso no vez que mi pobre corazón no lo soporta? — Pequeñas lágrimas comenzaban su recorrido por las mejillas del castaño, quien tapaba su boca para que ningún sollozo escapara de sus labios.
Escuchó el sonido de una puerta cerrarse por lo que limpió sus lágrimas y se lavó el rostro dispuesto a salir con una de esas sonrisas que hacía ya un tiempo no eran verdaderas.
Camino con su bastón de nuevo por el pasillo, hasta llegar a la sala, donde fue recibido por un fuerte abrazo.
—¡Mi Hoseokie! ¿Como has estado? Hace tanto que no te veía, ¡Pero mira que hermoso estás!
—¡Hey noona! —Correspondió el cálido abrazo. —Si tan solo han pasado seis meses desde que nos vimos, además es tu culpa por viajar tan seguido, dejando a tu inútil hermano ciego aquí. —Sus labios curvados en una pequeña sonrisa.
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Paper Hearts (Yoonseok)
Short StoryEl sollozo de dos almas enamoradas que tal vez no estuvieron destinadas a estar juntas.