Un nuevo torneo surge a tan solo meses de la victoria del Inazuma Japón en el FFI, los seleccionados con la emoción palpitando dentro de ellos al saber que admitirían chicas en el equipo.
Pero no todo es como creían, la llegada de un misterioso equ...
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(POV Kiara):
—¿Qué haces aquí? — preguntó enojado, aún llevando el uniforme del equipo.
—No es de tu incumbencia —traté de zafarme de su agarre, pero tenía demasiada fuerza—. Ya suéltame, Axel.
—¿Y por qué debería soltarte?
—Porque soy alguien libre de hacer lo que me dé la gana —solté un exasperado bufido, logrando que el chico me liberara por unos segundos antes de volver a atraparme, esta vez desde los brazos.
—No te voy a dejar hasta que me digas la verdad —murmuró en mi oreja, haciéndome sentir un leve cosquilleo que puso mis pelos de punta—. ¿Acaso tú ingresaste a nuestro instituto para obtener información que le fuera útil a tu equipo?
—¿Qué? ¿Por qué haría algo así? —susurré como respuesta, algo sorprendida por la falsa acusación que estaba recibiendo.
—No lo sé, por eso te lo pregunto —sus marrones ojos dieron con los míos, buscando en ellos algo que le fuese útil.
—Solo venía a ver cómo estaban las cosas, nada más —resoplé, frustrada por la incómoda situación en la que el chico me había puesto.
—No te creo —siguió buscando en mis ojos algún indicio de mentira.
—Pues esa es la verdad.
El silencio se hizo presente por unos segundos, largos segundos en los que nos mirábamos fijamente sin nada más que hacer.
—Bien, entonces ya deberíamos irnos —me soltó de una vez, indicándome que comenzara a caminar.
Sabía que no se movería hasta que yo lo hiciese, por lo que, algo frustrada, procedí a realizar lo que me estaba ordenando, sintiendo sus pasos tras de mí.
—¿Cómo supiste que me encontraba aquí? —le pregunté al encontrarnos en una zona fuera de la vista de mis antiguas compañeras.
—Pues, te seguí.
—¿Por qué me seguiste?
—Porque me entró curiosidad.
—¿Curiosidad de qué?
—¿Vives por aquí? —soltó de repente, haciéndome frenar para poder observarlo.
—Algo así —le contesté prosiguiendo el camino, rememorando la noche de ayer con mi tutora, la cual, por suerte, dejó que me quedara en casa de una conocida el resto de días que necesitara.
