Copo de Nieve

Promesa

La presente está dedicada a Zally Kamijou Yanase como intercambio de regalo.

Disclamer Applied. Los personajes citados son creación de Furudate Haruichi.

—'Samu —se oía la voz de uno de los gemelos a la distancia en el gran patio del orfelinato—, no me dejes jugando solo.

—Solo quiero entrar a leer el libro de cuentos que nos dejó la maestra —musitó inmutado notando como su hermano corría apresurado hacia la puerta del salón donde él se encontraba.

—Pero yo quiero estar con 'Samu—sus labios esbozaron un pequeño puchero que apenas se cubría con la angosta bufanda.

—Ya hemos jugado todo cuanto querías, ahora quiero leer—mantuvo su expresión, a sabiendas que el berrinche ajeno seguiría por un largo momento—. Y deja de llamarme 'Samu.

—¡Jum! ¡Nunca 'Samu es noble conmigo! —el lloriqueo falso era muy gracioso de ver. Osamu gozaba de estos momentos, mas no se lo diría a su menor; ya suficiente tenía con tolerar sus caprichos.

—... Puedes venir y acompañarme a leerlo—sugirió luego de un largo suspiro.

—¡'Samu me leerá un cuento!

Dentro del aula, la maestra enternecida con la escena anhelaba que aquellos hermanos pudieran ser felices en una buena familia. Ella era quien los cuidó desde que ambos fueron dejados en la puerta del local una noche de Navidad en plena nevada. Aún se preguntaba que tan desalmada puede ser una persona para abandonar criaturas de tal manera con apenas sus nombres escritos en una arrugada hoja de papel... Hecho está pero ojalá si sucediera un milagro para estos dos.

Observó a los pequeños pasar y acomodarse en uno de los silloncitos inflables, tras haber sacado del librero más bajo su "Lectorcito", donde Osamu dispuso a leer en voz alta para los dos.

Pronto, la directora citó a su oficina a aquella maestra; al parecer, una pareja de jóvenes esposos que buscaba adoptar. La rutina de siempre iniciaría, era común que muchas parejas o mujeres con problemas de fertilidad visitaran el espacio con tal propósito. una rutina feliz y triste pues no todos eran acogidos bajo el brazo de un nuevo hogar.

—Buenos días—saludó la mujer con una reverencia seguida de su esposo—. Soy Miya Shizuka.

—Buenos días, soy Miya Taiki. Le agradezco recibirnos en una fecha tan agitada. 

—No se preocupen. Toda visita es bienvenida—con el característico tono amable, la directora respondía y estrechaba su mano al aire indicando tomar asiento en las sillas—. Debo suponer que vienen con un objetivo claro, ¿no es así?

—Así es—contestó el hombre—. Mi esposa y yo hemos tomado la decisión.

—Claro, ¿están conscientes además que el proceso es un poco largo por temas de seguridad de los pequeños?

—Lo estamos, tal vez sea mejor porqué anhelamos tener una familia —la mujer enlazaba su mano a la diestra del joven—... Tengo... Soy estéril —apresuró a responder— y llevamos tiempo casados. Hemos disfrutado de nuestra vida como profesionales e independientes pues nuestro plan era generar reservas para nuestros futuros niños. Con el tiempo, caí en cuenta que algo no andaba bien y fui por un médico. El diagnóstico fue claro y aunque pasamos por un tratamiento para corroborar y... quizá tener una oportunidad, no se dio. Entonces...

—... Yo le sugerí la adopción—comentó el hombre con toda paciencia—. Tal vez fuera un poco frustrante al principio saber que tus genes no serán heredados pero mucho más lo era verla cabizbaja.