Capítulo 20

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Pov Shelia

Justo en el momento en que Natsu salió por la puerta, había terminado de simular un muñeco mío con el cabello cortado y mis almohadas. Baje corriendo como alma que lleva el diablo con las sandalias en la mano y un suéter en la otra mientras las llaves de mi auto estaban dentro de mi chaqueta.

En lugar de salir por enfrente, corrí por la puerta trasera y di la vuelta a la casa, hacía la cochera, apenas vi el portón cerrándose entre en el auto que se desbloque automáticamente debido a que la llave era de sensor. Lancé mi chamarra y chanclas al asiento del copiloto.

Marque rápidamente el número de la reja la cual se detuvo a medio camino y se abrió de nuevo, pise el freno y encendí con un botón el auto. Metí reversa y aceleré a fondo el BMW. Salí despedida hacia atrás en menos de lo que pensé, tuve que ponerme completamente tensa para no moverme del asiento.

Mirando por el retrovisor y los espejos salí completamente, marqué un botón en el comando de mi auto y la verja se cerró. Las luces del auto de Natsu estaban a la lejanía, y sin dudarlo, metí cambio a drive, y pisé de nuevo a fondo. Las llantas rechinaron y esta vez salí despedida, pero hacía el asiento presionándome contra él. Admito que olvide el cinturón.

Me daba mucha curiosidad a donde iría mi hermano a estas alturas de la noche. Colocándome a una distancia prudente lo seguí. Rápidamente descubrí a donde iba. La casa de Gray. Sabía que ellos salían en las noches, pero mi hermano jamás se había puesto así, y menos saldría como loco en el auto. En sus ojos mire la furia andante. Lo cual me estremeció desde adentro. Algo dentro de mi me daba un sentimiento de que esto acabaría mal. Llámenlo sexto sentido.

Justo cuando entro por la verja, yo simplemente me estacione afuera, pero en el lado contrario al que habíamos llegado. Apague el motor, me coloque las chanclas y la chaqueta —con mi teléfono y llaves en la bolsa—, baje del auto mirando hacía todos lados. En un barrio de ricos muchas veces había asaltantes, pero aquí no. Pero no mataba el prevenir.

Al ver que todo estaba bien y despejado camine hacia la casa de Gray. Con las manos en las bolsas de mi chaqueta, coloque el seguro al auto. Al llegar al portón saque mi celular de la bolsa y lo acerque a la puerta de peatón. Un pequeño clic resonó dándome la señal de que estaba abierta la puerta.

La abrí y cerré detrás de mí guardando el teléfono de nuevo. Las puertas de hoy en día con la tecnología de sensores y codificaciones daban permiso a diversas formas de abrir la puerta, aunque también se podía con llave, lo cual era tradicional. La distancia entre la puerta de entrada y yo había acabado, mi ansiedad, mezclada con la curiosidad me hizo atravesar todo el patio en su larga extensión muy rápido. El frío me daba levemente en los pies, pero mi espalda y torso estaba perfectamente cubierto, el cabello me cubría las orejas.

Subí los escalones lo mas rápido, y silenciosamente posible. Al abrir la puerta agradecí que no rechinará como en las películas de terror. Cerré muy despacio. Me sentía 007 en acción. Mis sandalias eran completamente anti ruido y contra derrapes. Gracias tiendas de 15 pesos.

Me mantuve quieta hasta que algún ruido me diera la señal de donde podrían estar debido a que en el vestíbulo solo había silencio, en penumbra, pero la luz de luna entraba por los grandes ventanales dándome la suficiente visión, además de que desde pequeña he podido ver mejor que muchas personas en la oscuridad. Lo cual, en estos momentos, agradecí. Me dirigí a la sala, juro por dios que esta casa siempre me encanto, pero la mía la amaba con ganas. Justo cuando puse un pie en la sala.

Un golpe seco y luego unas voces llamaron mi atención, se escucharon hacía el segundo piso y no dude en subir por una de las dos escaleras las cuales estaban pegadas a las paredes. Subí por la derecha, hacía donde se escucho el ruido, logré ver una rendija de luz por una de las puertas una vez estuve arriba.

Amor LocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora