Soñé que todos lloraban, y es que aparentemente cuando dejas de respirar en este mundo, todos lloran, cantaban una canción que no logré escuchar del todo, ya que lo único que mis oídos estaban atentos de escuchar era en el llanto de mis hermanas, no eran tan pequeñas como para no entender lo que pasaba, pero sentía que yo sí lo era, porque no comprendía nada. Veía a muchos de mis amigos llorar, de diferentes ciudades, todos juntos, y por un momento entré en pánico, porque pensé que algún amigo mío habría muerto, pero no era un amigo, era yo.
Desesperadamente intenté abrazar a mis hermanas, pero no podía. Comencé a escuchar lamentos, a algunas de mis amigas decir "¿por qué lo hizo? Su vida no debía terminar así". Grité, de miedo, de dolor, grité desesperadamente porque nadie me veía "estoy aquí", nadie me oía.
La gran caja donde mi cuerpo yacía ahí, donde muchos temían por ver, aún estaba abierta, para dar el último adiós. Me acerqué, desesperadamente me acerqué. Mi rostro se veía pálido, cansado, mis labios se veían suaves, mis ojos, alto, fue ahí cuando me percaté, de que mi rostro estaba distinto, era más adulta, la yo que tenía al frente debía tener unos 20 años, "¿por qué lo hice?" mi mente se llenó de esa pregunta, sabiendo que no habría respuesta ahí. Me sudaban las manos, era yo, pero a la vez no. Me di cuenta que mis amigos también estaban algo mayores, mis hermanas no eran tan pequeñas.
"Entonces —hice una pausa, aún no creía lo que veía— ¿Qué estoy haciendo aquí?, ¿no debería estar la que tiene 20?" pregunté a la nada, sintiéndome tonta. Otra vez, más lamentos, presté atención a ellos, "siempre andaba sonriente, feliz, ¿cómo no pudimos notarlo?", "estaba cansada, de todo, ella solía llamar a su vida "miserable" aún si lo decía entre risas", "tengo la culpa", la última fue mi madre, y desde ahí todo tuvo sentido, ¿porqué la que tenía 16?, fácil, a esta edad empezó todo.
Estaba cansada de mi vida, y la única forma de hallar paz fue quitándome la vida. Caí de rodillas, comencé a llorar, porque la canción que estaban cantando en un principio, la había compuesto yo, la melodía era tan dolorosa, que comenzabas a llorar sin escuchar la letra.
Me pregunté "¿qué tanto debe vivir una persona para darse cuenta que no quiere vivir realmente?", y lloré, desconsoladamente, después de todo, nadie podía oírme, y eso dolía más que ser escuchada. El ataúd comenzó a bajar, el llanto aumentó y no era el mío, era el de todos, "¿una sola muerte puede traer tanto dolor?, si estaba tan cansada, ¿por qué no me aferré al amor que todos me tenían?", y con esa última pregunta todo oscureció, sólo estaba yo y la soledad de mi presencia.
Yo y mis lamentos, mis dudas, mi llanto, yo y mi dolor.—Mary.
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Mis Deseos Ocultos.
RandomVoy a subir los sueños que tengo, o simplemente historias pequeñas que se me ocurran.