Mordidas

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Disclaimer: Osomatsu-san no me pertenece, escribo esta historia por diversión, pasión o matar el tiempo, etc., etc.

No gano ningún valor monetario al escribir esta historia.

Regalo para Kory, por el Santamatsu 2017

Hice esto a último momento, espero que sea de tu agrado

Y si no, bueno, es lo que hay :C

Mordidas

Maldita sea.

No podía evitar gruñir cada tanto mientras embestía sus caderas contra las de su compañero. Era una de esas cosas semi inconscientes que hacia su mente alfa mientras cogía, y que le costaba controlar a pesar de que estaba al tanto de eso. Sabía que debía guardar silencio, de todos modos estaba atento por si alguien se acercaba.

Su pelo se encontraba más alborotado que de costumbre, no sabe qué le pasa, pero esta actividad sexual siempre sacaba cosas dormidas dentro de sí.

No entendía, por ejemplo, el exceso de salivación, cada movimiento se sentía un poco mejor que el anterior, y quizás era eso que hacía que en algún punto, tuviera tanta saliva que faltaba poco para que se le caiga de la boca hacia el rostro de su hermano.

Si, hermano.

Porque de todas las personas del mundo que Ichimatsu podía penetrar con todo el placer sexual de su ser, tenía que ser uno de sus hermanos mayores.

El cuarto hijo se encontraba semi encorvado, con las piernas del otro sujeto rodeándole la cintura. Le levantaba un poco las caderas para alcanzar una mejor profundidad, había estado jugueteando un poco antes de la verdadera acción, y calculando el tiempo, ya estaba cerca de terminar.

Su hermano seguía suspirando y gimiendo con lujuria, la cara que ponía era demasiado erótica para este mundo, eso pensaba, o quizás era el momento cercano al clímax.

En un arrebato de realidad, sintió una punzada de culpa. Y terminó girándolo hacia un lado con toda brusquedad para ponerlo en cuatro a su hermano, no quería verse reflejado en esos ojos azules llenos de cariño.

A él no pareció molestarle, sí sorprenderse por supuesto, pero no dijo nada, como siempre. Es como si Karamatsu cambiara completamente mientras está siendo cogido, porque apenas puede articular alguna palabra coherente. E Ichimatsu lo agradece. Mucho.

El hijo de azul pudo haber sucumbido su personalidad debido a esos instintos dormidos, después de todo, era un omega. Pero a diferencia de Ichimatsu, que era defectuoso, inútil y una vergüenza para su raza, Karamatsu era un omega casi completamente normal.

Digamos casi, porque su único problema es que los supresores, esos fármacos que vienen en todo tipo de presentaciones y dosis, y que ayudaban a los omegas a controlar su celo, no le hacía casi ningún efecto al de azul. Según los doctores, el organismo del segundo hijo omitía esta droga.

Pobre, pobre Karamatsu niisan. Obligado a pasar tres días de celo, encerrado y solo, sudoroso, caliente y muy, muy lubricado clamando por un alfa que lo fertilice.

¡Ah! Pero para eso estaba el buen Ichimatsu, que haciendo honor a la mierda que pensaba que era, se escabullía a la habitación separada donde estaba el ojiazul y lo "ayudaba" con su problema.

Por fin una gota de saliva cayó sobre la espalda del omega, Ichimatsu se quedó mirando hipnotizado esa espalda moldeada, esos hombros tensos y ese cuello perlado en sudor.

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