Capturada y encerrada

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No sabes lo que esconde el mundo hasta que tú mismo eres parte de esos secretos.
Cuando yo nací, mi madre nunca pensó que su única hija podría estar atada al destino de la humanidad.

Vine al mundo en aquella época en la que tu vida dependía de los impuestos. Si no pagabas la cuota mensual, tu propia existencia dejaba de tener valor para seguir viviendo.

Todo estaba acabado, a veces no había alimento durante todo el día y otras veces no encontrabas agua para satisfacer a tu familia.

He vivido sola desde que cumplí los 16 años. ¿Qué te puedo decir?... Nunca supe de mi padre y mi madre murió ante mis ojos sin yo poder hacer nada.

En un lugar donde no hay comida sobrevivir depende de cómo la consigas. No importa si golpeas o matas a una persona, lo que le interesa a todos los inútiles humanos es su propia supervivencia, su propio bienestar y su propia autoestima.

Supe que podía hacer algo por mejorar este mundo, pero no que tendría que dar algo más que mi fuerza para cambiarla.

He contado con la capacidad de poseer poderes sobrenaturales, no tengo ni la más remota idea de quien me los heredó, pero de lo que estoy segura es que recuerdo exactamente cuando me di cuenta que los tenía.

Todo inició a raíz de la muerte de mi madre. Yo estaba recolectando frutos silvestres para llevar a casa y de repente aparecieron unos hombres armados, que no eran precisamente personas del Estado, eran bandidos.

Ellos me intimidaron con sus actitudes arrogantes y luego me quitaron todo lo que con tanto esfuerzo había conseguido.
Grité por ayuda, pero nadie lo hizo. Lloré porque tuvieran un poco de misericordia, pero a esos tipos solo burlas les causó.

Mamá llegó en mi auxilio, pero una mujer frente a varios hombres con mejor físico y mayor fuerza la probabilidad de salir ilesa era cero.
Al ver que mi madre solo les complicó el día, no dudaron en levantar la mano y golpearla hasta asesinarla.

Observar fue lo único que pude hacer, el miedo se había apoderado de mí y me convertí en la prisionera de los nervios.

Cuando mi madre dejó de articular gemidos de dolor, la razón llegó a mí, pero ya era demasiado tarde... Ella había muerto.

No podía creer lo que estás personas hicieron. Apreté mis dientes y rogué para que se vayan al infierno.
Después de terminar con mi madre iban por mí, pero perdí el control de mi sentidos y los ataqué.

En un momento era yo frente a esos sujetos y en el otro me encontraba encerrada en mi interior.
Solo podía ver las imágenes de lo que pasaba como si fuese una película.

Mis ojos café habían adoptado un color rojizo. Ya no eran inocentes y gentiles, al contrario, solo estaban consumidos por la ira y el desprecio por los humanos.

Yo no era humana y eso lo supe por como me aparecieron unos tentáculos que podian atravezar casi cualquier cosa. De mis manos salieron unas ondas de fuego que fácilmente podía incinerar varios cuerpos de un solo golpe.

Lo que veía, era sangre y no específicamente mía. La sangre que estaba en mi ropa y la que estaba tirada en el suelo, eran de las mugrosas personas que mataron a mi querida mamá.

Una sonrisa malvada se pintó en mi rostro y asesinar era la única orden que recibía de mi mente.
Los aniquilé en pocos minutos sin compasión. Dos de ellos vieron su último atardecer partidos a la mitad, y me divertí cortando cada extremidad, cada parte del cuerpo de los tres tipos restantes.

Me gustaba eso, era como si me sintiera liberada, que nací para esto. Facilmente pude reconocer que yo era una máquina de matar.

Viví así por más de un año, matando a cualquier sujeto idiota que se interpusiera en mi camino. Cada vez que eliminaba a un estorbo de este planeta mi satisfacción me pedía buscar a más víctimas.

Diarios del alma ||TERMINADO||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora